Un perro equilibrado es aquel que presenta una armonía en los aspectos físico, mental y natural.
Lo físico se refiere a contar con una adecuada nutrición, tener sus vacunas al día, velar por su salud.
El aspecto mental implica ofrecerle un espacio amable, cariñoso, que no le genere ansiedad ni miedo, donde no haya maltrato y se estimulen sus capacidades congnitivas.
Y el natural es permitirle desarrollar su naturaleza perruna, no humanizarlos. “Hay que permitirles comportarse como lo que son, como perros, para que puedan ejercer sus comportamientos naturales e interactuar con otros de su especie”, explica Carolina Alaguna, médico veterinario y etóloga, del programa Pedigree Adóptame.
Un perro equilibrado es un can bien alimentado y, por ende, saludable. La tenencia responsable de animales incluye brindarles a los perros los nutrientes esenciales en las raciones adecuadas, más una actividad física frecuente acorde con su edad y raza.
Estos aspectos están estrechamente relacionados, ya que el consumo energético derivado de la actividad física de las mascotas y la ingesta de nutrientes (proteínas, vitaminas, ácidos grasos, agua) debe ser equilibrada para que el perro mantenga un peso estable y óptimo. “Un consumo inadecuado de energía podría ser perjudicial para la salud y rendimiento de los animales, mientras que un consumo de energía por encima de los requerimientos diarios necesariamente ocasionará el aumento de peso y comprometerá la salud”, explica Alaguna. Una manera de garantizar que todos los requerimientos esenciales de nutrientes estén incluidos en los alimentos es a través de una dieta elaborada, es decir, concentrados de calidad.
El ejercicio no es solo para mantener en forma a su animal de compañía, también es necesario para su equilibrio mental.
Idealmente, los perros deberían realizar ejercicios físicos por lo menos dos veces al día y su intensidad depende más de la etapa de vida en la que se encuentran y de su raza que del peso o el tamaño del animal.
Caminar y correr les permite ejercitarse y botar energía, especialmente si son cachorros o si pasan mucho tiempo solos y encerrados.
En esos paseos, hay que permitirles jugar con otros perros, corretear y vivir su naturaleza. Los divierte y entretiene que le lancen juguetes adecuados que puedan atrapar, recoger cosas, saltar.
Estas actividades evitan que su perro se vuelva ansioso por abandono o aburrimiento, al tiempo que le ayudan a ejercitar sus actividades de coordinación y cognitivas para un desarrollo más sano y equilibrado en todo sentido.
Cuando los perros viven en un ambiente libre de estrés, sin maltratos, con demostraciones de cariño por parte de sus dueños, todo esto permite que vivan en equilibrio.
El cariño se traduce también en la educación y entrenamiento. Un perro debe tener rutinas, horarios y límites. Tener horas fijas para comer y salir a pasear para que hagan sus necesidades y algo de ejercicio reduce las posibilidades de ansiedad. “Hay que reforzarles las conductas positivas premiándolas con una golosina. También insistirles en que cuando están tranquilos les ponemos cuidado, no cuando están agitados, atacando la comida, saltando sobre uno. Enseñarles a esperar sentados cuando se les sirve la comida, por ejemplo”, recuerda la doctora Alaguna.
Los perros equilibrados se distinguen porque:
- Son nobles y manejables. Entienden órdenes y las cumplen. Reaccionan de manera adecuada ante las correcciones.
- Reconocen a sus humanos como líderes. Son sociables con otros perros y con personas diferentes a su núcleo familiar.
VIDA
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