¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Gente

Encontré al hombre soñado en Tinder y resultó ser un estafador

Mi historia no es exactamente de amor, aunque lo parecía.  O por lo menos eso era lo que yo estaba buscando. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos el romance se convirtió en pesadilla cuando descubrí que estaba siendo víctima de una estafa. ‘Jimmy’, el hombre con el que hice “match” en Tinder tenía un secreto y yo empecé a encarretarme con él sin saber que eso luego me saldría caro.

Mi historia no es exactamente de amor, aunque lo parecía. O por lo menos eso era lo que yo estaba buscando. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos el romance se convirtió en pesadilla cuando descubrí que estaba siendo víctima de una estafa. ‘Jimmy’, el hombre con el que hice “match” en Tinder tenía un secreto y yo empecé a encarretarme con él sin saber que eso luego me saldría caro.

Foto:Sebastián Márquez (@streetmarkdesign) / EL TIEMPO

Siempre me creí una mujer perspicaz, hasta que por amor caí en una maraña de mentiras.

Diana Ravelo
Mi historia no es exactamente de amor, aunque lo parecía. O por lo menos eso era lo que yo estaba buscando. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos el romance se convirtió en pesadilla cuando descubrí que estaba siendo víctima de una estafa. ‘Jimmy’, el hombre con quien hice match en Tinder, tenía un secreto y yo empecé a encarretarme con él sin saber que eso luego me saldría caro.
En 2019 acudí a la famosa plataforma de citas para conocer a un hombre. A pesar de que mi perfil decía que buscaba una relación seria, solo encontraba personas que querían un encuentro casual. Tuve varios intentos fallidos, hasta que empezamos a intercambiar mensajes con ‘Jimmy’.
Su perfil me cautivó. Era físicamente atractivo, compartíamos un par de intereses, solo tenía dos años más que yo y decía buscar algo estable. Después de conversar un par de días en la aplicación, me pidió mi número de teléfono para seguir conociéndonos vía WhatsApp y me arriesgué. Inmediatamente desapareció de Tinder. 
Me pareció raro, por eso cuando me escribió por el chat inmediatamente le pregunté por qué ya no salía en la app, a lo que respondió que se había salido porque quería concentrarse en mí. Se podrán imaginar lo que pensé: “Taaaaaan lindo”.
Duramos una semana chateando. Se interesaba por lo que yo hacía, decía estar sorprendido de que no tuviera novio y estaba pendiente de mí 24/7. Sin conocerlo se volvió poco a poco en parte de mi mundo.
Un día me confesó que había tenido una dolorosa experiencia en su última relación, pues sacrificó mucho por alguien que no lo había valorado. Inmediatamente me identifiqué: ¿será que éramos almas gemelas que por fin se encontraban?
Nuestras charlas eran cada vez más profundas, bonitas y parecían sinceras. ‘Jimmy’ era capitán mercante y se encontraba en ese momento navegando, pero me dijo que apenas volviera a la ciudad (pues se supone que vivíamos en la misma zona) quería conocerme. Yo estaba en tierra firme, pero mi corazón ya andaba en alta mar. 

De vida o muerte 

Sus comunicaciones desde el barco empezaron a fallar. Según él, tenían problemas mecánicos y estaban parados en medio de la nada. Sin embargo, su celular marítimo sí funcionaba y por eso podía hablar 'solo' conmigo. Me pareció extraño, pero no tenía razones para dudar.
'Jimmy' me rogó que enviara un correo solicitando ayuda a una empresa de servicio técnico. Durante horas yo era la intermediaria entre esa compañía y él. Me sentí importante en su vida, que lo salvaba en un momento de crisis. Él me repetía una y otra vez que estaba muy agradecido.
Cuando le pedí explicación de lo que pasaba, me contó que al parecer se trataba de una falla técnica y, para arreglar el problema, la embarcación necesitaba un repuesto urgente que se debía pagar por adelantado para ser despachado en helicóptero hasta el barco.

Me preguntó si podía confiarme la información de su cuenta bancaria para que yo entrara e hiciera la transferencia.

Como las comunicaciones no funcionaban bien, 'Jimmy' decía que estaba estresado porque no lograba hacer la transferencia del dinero. Su voz se escuchaba angustiada y yo era espectadora de esa desesperación, por eso no dudé en hacer lo que estuviera a mi alcance.
Me preguntó si podía confiarme la información de su cuenta bancaria para que yo entrara e hiciera la transferencia. Sí, sé que era ilógico, que uno no va por ahí dando ese tipo de datos a cualquiera, pero la situación parecía de vida o muerte. Yo, sorprendida por la forma en que depositó su confianza en mí, acepté y él me envió todos los datos para acceder a la cuenta.
Intenté hacer la transferencia, pero me salía denegada a causa de “problemas de comunicación entre los bancos”. En medio del corre corre, a él se le ocurrió que yo podía transferir el dinero de su cuenta a la mía y luego de mi cuenta a la del proveedor. Ingenuamente no le vi ningún problema, ya que era yo la que estaba haciendo las transferencias e iba a tener el dinero primero.
Todo parecía normal, el sistema funcionaba de manera habitual, inclusive recibí el código de confirmación que siempre me llegaba al celular antes de concretar la transferencia. De hecho, en la pantalla vi disminuir el saldo.
Estaba esperando a ver el dinero reflejado en mi cuenta antes de hacer el segundo traspaso del dinero, pero él me dijo que, como era una transferencia internacional, se demoraría entre tres y cuatro días en verse reflejada, por eso tenía que hacerla y mandar el pantallazo a la compañía para que el repuesto fuera despachado lo antes posible.
Su explicación tenía lógica y yo creía que tenía el control de a situación, por eso, convencida de que el dinero entraría en los siguientes días, envié la plata al proveedor y mandé el comprobante. En respuesta me llegó un papel donde la empresa decía que había recibido el dinero y me avisaba que el repuesto llegaría en dos horas al barco. Después un par de horas, ‘Jimmy’ me mandó un video del helicóptero descargando el repuesto en la cubierta del barco. Me sentí aliviada.

Foto:Sebastián Márquez (@streetmarkdesign) / EL TIEMPO

Naufragio emocional

Al otro día empezó mi pesadilla. Según él, no pudieron arreglar el problema y ahora necesitaban que un técnico fuera al barco a ayudarlos. Esto, por supuesto, implicaría un pago por el doble del precio del repuesto, lo cual ya me asustó y me hizo dudar de todo.
Ante las sospechas, contacté a mi banco y, al revisar la información del día anterior, me dijeron que se trataba de una estafa y me ordenaron hacer la denuncia ante la Policía. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No sabía si sentir rabia, tristeza o decepción. Toda la vida me he considerado una mujer inteligente y perspicaz, pero en ese momento solo podía pensar en lo ingenua que había sido. Ese día no paré de llorar, comencé a repasar todas las conversaciones y a ver todos los detalles que no encajaban. Me sentía engañada y tan vulnerable. 
Mientras esperaba respuesta de la Policía, seguí manteniendo la conversación con el supuesto ‘Jimmy’ como fachada. Por varios días me estuvo pidiendo el dinero para salvarlo junto a su tripulación de estar en medio de la nada expuestos a 'piratas' en la zona. Fue tal el descaro que me dijo que pidiera prestado el dinero y que él pagaría el doble. Cuando le dije que no, me empezó a recriminar todo: criticaba mi actitud, me decía que a mí me importaba más el dinero que la vida humana y me rogaba que pagara al menos la mitad para que lograran reparar el barco.
Finalmente, después de poner la denuncia, lo bloqueé. Desde ese día no he vuelto a ser la misma, ahora me siento desconfiada de todo, sobre todo de los hombres que se me acercan. 
Fui por amor y regresé con el corazón roto y sin una buena parte de mis ahorros, ahora solo espero que este modo de estafa se dé a conocer, sobre todo en las mujeres que -como yo en ese momento- se sienten solas.
Con el tiempo me he dado cuenta que la 'desesperación' por conocer a alguien, el anhelar sentirme útil al ayudarlo y el querer dejar atrás mi soledad me cegaron. Muchas veces uno lee este tipo de historias y no entiende cómo se puede llegar a ser tan cándido, jamás pensé ser yo la engañada.
Sé que no he sido la primera en caer en este tipo de engaños, ni seré la última, por eso me animé a contar lo que viví. Tal vez para evitar que más mujeres caigan en esta trampa solo por ir tras un espejismo del amor.
INDIGNADA*
**A petición del autor se omite su nombre.

Comparta su historia de amor o desamor en EL TIEMPO

¿Tiene una historia de amor o desamor curiosa o poco común? Nos interesa conocerla y publicarla en #MensajeDirecto. Escríbala y envíela a diarav@eltiempo.com y lo contactaremos. Debe tener un mínimo de extensión de dos hojas y un máximo de cuatro hojas.
Diana Ravelo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO