De todos los métodos para aliviar o reducir el estrés excesivo, probablemente el más original y placentero sea el ideado por un grupo de terapeutas que se autodenominan ‘cosquillólogas’: acariciar el cuerpo suavemente con plumas y envolver los sentidos de la persona en sensaciones relajantes.
¿Quién podría resistirse a una experiencia de este tipo, en la que, según sus creadoras, se viven momentos de desconexión total, experiencia envolvente, relax absoluto, toma de conciencia de uno mismo y de cada centímetro del cuerpo?
Estos ‘momentos’ son los tratamientos antiestrés que proporciona el autodenominado “primer centro del mundo de cosquillas relajantes” a quienes necesiten bajar el ritmo y respirar, según Esther Sáez de Argandoña, masajista y propietaria de Cosquillearte, en España.
Según ella, “las manos expertas de las ‘cosquillólogas’ van recorriendo poco a poco brazos, cuello, cabeza, espalda, piernas y pies, estimulando los receptores táctiles de la dermis, con lo que el cuerpo segrega endorfinas, que generan gratas sensaciones mental y físicamente, además de ayudar a reducir el estrés”.
Sin embargo, ofrece estos consejos para los novatos en la materia.
1. Ponga música relajante y velas en un lugar cómodo como un sofá o la cama.
2. Intente transmitir al ser querido que tiene ‘en sus manos’ toda la energía positiva a través de las yemas de los dedos.
3. Pase una pluma por la espalda para conseguir escalofríos.
4. Presione la cabeza, como cuando se lava el pelo.
5. Realice una caricia en forma de estrella, que consiste en acercar y separar las manos, a todo lo largo de la persona, cruzándolas en medio de su cuerpo y cosquilleando los flancos.
6. Con la mano cerrada, masajee con los nudillos la palma de la mano de la persona.
7. Cosquillee la cara con las yemas de los dedos.
8. Dé un suave toque final para ayudar a ‘despertar’ y decir que se ha acabado la sesión.
ESTILO DE VIDA