La actriz y presentadora María Alejandra Restrepo y su esposo, el motocrosista Sebastián Mejía, el pasado mes de agosto confirmaron a sus seguidores a través de redes sociales que se encontraban a la espera de su segundo hijo, luego de que se despertaran rumores sobre el tema.
El anuncio lo hicieron en un video de su canal de YouTube donde contaron: “Vamos a ser papás por segunda vez, se los queríamos contar a ustedes de nuestra boca. No queríamos contar antes porque, para los que se leyeron el libro, hay un capítulo que se titula ‘La vida es un segundo’ y contamos una experiencia muy personal que sucedió hace menos de un año. Tuve un embarazo ectópico (donde el óvulo fecundado se implanta fuera del útero), por eso quisimos contar cuando ya estuviéramos muy seguros de que todo estaba bien”.
La presentadora ya tiene ocho meses de embarazo y se ha encargado de compartir con sus fanáticos cómo ha vivido la espera del nacimiento.
Sin embargo, muchos de sus seguidores, al ver las recientes imágenes publicadas en Instagram, habían empezado a preguntarse por qué, a pesar de encontrarse en etapa avanzada, su barriga no había aumentado significativamente.
"No, yo a esos 8 meses explotaba ya como globo" o "increíble, que barriguita tan pequeña", son algunos de los mensajes que se pueden leer en los comentarios de sus publicaciones.
De hecho, Restrepo en una de sus últimas fotografías publicó: "No es que me haya caído mal la leche entera, es una 'bebita' de 8 meses. Ya casi te conocemos".
En respuesta a las dudas, a través de Instagram Stories compartió un video durante una ecografía donde le pide a su médico que explique las razones de su pequeña "barriguita".
- “¿Doc., por qué no me sale barriga?”, pregunta.
- “Porque tienes una pared abdominal con unos músculos muy tónicos y por eso el útero crece hacia arriba y no hacia adelante”, aseveró el doctor.
Al respecto, el doctor Carlos Fracisco Fernández explicó a EL TIEMPO que la condición de la presentadora no es extraña, es simplemente la posibilidad que tiene el organismo de reacomodar sus estructuras frente al crecimiento de un bebé.
Agregó que preferiblemente "las mujeres embarazadas deberían tener unos músculos tonificados, una posibilidad para que su cavidad pélvica se reacomode desde el punto de vista estructural al crecimiento del niño con una distribución no solo hacia adelante sino de una manera más o menos homogénea".
Recordó cómo en décadas pasadas las embarazadas se fajaban para ocultar su condición y eso no significaba que los niños no se comprimían sino que simplemente se acomodaban en la pelvis.
Concluyó que el aspecto de la barriga de una mujer en embarazo es el resultado de la genética, la estructura de la persona y de las condiciones que vive, las cuales deben ser favorables sin que se ponga en riesgo al niño.
ELTIEMPO.COM
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