A los 40 años, Fernando Poma supo que el momento había llegado. ‘Es ahora o nunca’, pensó. Si no actuaba para cumplir sus sueños, cada mañana del resto de su vida se haría la misma pregunta que le amargaría el día: ¿qué habría pasado si...?
¿Pero qué puede desvelar a un empresario tan exitoso? Poma, miembro del grupo empresarial que trajo los hoteles Marriott a Colombia, estaba ansioso por cumplir un sueño de la infancia: tener una banda de rock.
Aunque la vida lo fue llevando por otros caminos, hasta terminar siendo el vicepresidente ejecutivo de Real Hotels and Resorts, la división hotelera del poderoso Grupo Poma, de El Salvador, nunca olvidó ese sueño de la infancia que comenzó gracias a las melodías de los Rolling Stones, Led Zeppelin y los Beatles.
Fue durante su niñez en Guatemala cuando este salvadoreño de 47 años, por influencia de la música que sus padres ponían en casa, se convirtió en un roquero.A los 7 años comenzó a tocar la batería para sentirse como las estrellas de las bandas norteamericanas y británicas de los años 60 y 70, y hoy, 40 años después, está en Colombia para tocar con su banda, los Steady Rollin.
Soy una persona que a los 40 tuvo un despertar y empezó a darse cuenta de que el futuro es ahora
Su primer amor fue la batería. A los 13 años parecía que la vida lo iba a llevar por el camino de la música. Guatemala, donde vivía, estaba en una guerra interna, por lo que salió de ese país y se fue para Estados Unidos a estudiar. Allí abandonó la batería y se enamoró de la guitarra.
Empezó a tocar con bandas juveniles. Pronto sus dedos fueron capaces de interpretar las melodías de sus héroes. Sin embargo, cuando llegó el momento de elegir su futuro, decidió ser fiel a la trayectoria de su familia y estudiar para entrar al mundo de los negocios.
Se graduó en hotelería en la prestigiosa Universidad de Cornell, en Estados Unidos. Después viajó a Francia a trabajar en el sector hotelero y terminó olvidándose de la música. Luego de prepararse en el exterior, volvió a su país con un propósito: poner en práctica lo aprendido. Eran los comienzos de este siglo, y estaba decidido a tener éxito en los negocios. “Regresé a El Salvador, que es mi país de origen, en el año 2000. Ahí empecé a trabajar durísimo, pero siempre me quedó la espinita de la música”, rememora.

Benjamín Andrade, Fernando Poma y Gerardo Pardo, integrantes de los Steady Rollin
Cortesía Steady Rollin
Y no falló. Fueron más de diez años de madrugadas, trasnochadas, viajes y reuniones, con los que logró consolidar un imperio de más de 20 hoteles en nueve países.
Según Forbes, Ricardo Poma, padre de Fernando y presidente del grupo, con activos de 1.400 millones de dólares al final del 2017, es el tercer hombre más rico de Centroamérica y el más rico de El Salvador.
Ellos tienen negocios en los sectores automotor, de servicios financieros, industrial y de hoteles. En Colombia, el grupo es operador de cuatro hoteles Marriott: dos en Bogotá, uno en Medellín y otro en Cali.
Pero Fernando no se hizo exitoso en el mundo de los hoteles solo, aclara. Con el paso de los años logró consolidar un equipo de ‘gente 10’, como él lo llama, que, además de compañeros de trabajo, también son sus amigos. ¿Qué más le podía pedir a la vida? Triunfó en los negocios, formó una familia, tuvo dos hijos, viajaba por el mundo; en su tiempo libre jugaba golf, manejaba motos y carros de alto cilindraje, y se volvió piloto de helicóptero.
No obstante, cuando llegó a los 40 años, los recuerdos de su infancia se hicieron más latentes. Sus años de colegio, cuando tocaba la guitarra, aparecían con mayor frecuencia en su mente. Hasta que un día cualquiera se hizo la pregunta que iba a darle un nuevo aire a su vida.
“Ya había crecido mucho el negocio y habíamos hecho muchas cosas. En ese momento decidí que la vida era demasiado corta, que se estaba pasando, y que yo no quería terminar a los 70 u 80 años –si Dios me da vida– mirando hacia atrás y lamentándome por no haber hecho muchas de estas cosas que me apasionaban”, cuenta Poma emocionado.
Fue entonces cuando sacó una vieja guitarra que tenía guardada, la afinó e hizo una prueba de fuego: comprobar si sus dedos aún funcionaban. Al ver que no lo hacía tan mal, se entusiasmó y decidió luchar por ese viejo sueño de la infancia: tener una banda.
“Soy una persona que a los 40 tuvo un despertar y empezó a darse cuenta de que el futuro es ahora. Ya no puedo seguir planeando para un futuro, el futuro es ahora”, comenta Poma, y agrega que así “fue como empecé a escribir música, fue como empecé las cosas, a montar más en moto, a volar más, a hacer otras cosas en mi vida que me encantan”.
De manera paralela a sus negocios fue conociendo gente en el mundo de la música salvadoreña y tocó con algunos músicos. Pero todo cambió cuando conoció a Benjamín Andrade y a Gerardo Pardo.
Con ellos, casi que fue amor a primera vista. Con Andrade en la batería y Pardo en el bajo nacieron los Steady Rollin. “Hicimos clic total, había una química en el género de música y una química en personalidades, y decidimos hacer un trío. Un trío te fuerza a tocar mejor, porque tienes que llenar el espacio con pocos instrumentos”, explica.
La esencia de los tres siempre fue el blues. Fue con base en este ritmo como Poma empezó a escribir las canciones, que también interpreta, porque el sueño era tener una banda con música propia.
De ese modo fueron apareciendo las primeras letras, que conforman el álbum Love & Loss (Amor y desamor), compuesto por diez canciones. Poma va por la calle, y en su cabeza aparece una melodía, luego la toca con la guitarra y después piensa en frases acordes con el ritmo. Ahí, con magia, nace una frase, y de esa frase puede salir el tema de la canción, pero, aclara, nunca sabe “exactamente de lo que se trata la canción hasta que la he terminado”.
El tema de sus canciones es la vida. Por ejemplo, en I Feel Alive (Me siento vivo) cuenta la historia de dos jóvenes que se conocieron en un parque y pasaron toda la tarde juntos. Cuando se hizo de noche vieron las estrellas cogidos de la mano, pero esa historia de amor solo duró un día.
Aunque su primer álbum fue todo en inglés, porque cuando Poma empezó a escribir lo hizo pensando en los clásicos del rock, en su segundo álbum también tendrán música en español.
Los Steady Rollin nacieron hace tres años. Desde entonces se han presentado más de cuarenta veces en varios países, entre ellos Colombia. Fernando aún recuerda el primer concierto. Fue en el bar Republic, en San Salvador (El Salvador), frente a unas 100 personas. “Tocamos súper bien; el sonido no estuvo tan bueno, pero tocamos bien.
Con base en eso empezamos a crecer, a abrir conciertos y a hacer cosas más grandes”, narra Poma. De hecho, se han presentado frente a 2.000 personas, que han disfrutado canciones como I Feel Alive, Sweet Surrender y Eva and Sebi. Destaca que en YouTube, You’re Mystical tiene más de 325.000 reproducciones.
Poma no sabe si sus hijos dicen si es empresario o roquero. Lo cierto es que cuando van en el carro con su mamá, le piden que ponga las canciones de la banda de su papá.
Haber cumplido su sueño musical no le impide dedicarse a su actividad empresarial. Por lo general, el día lo dedica a los negocios y la noche, a ensayar con la banda, aunque nunca sabe a ciencia cierta qué pasará en su jornada. Simplemente se va adaptando a las circunstancias.

El empresario Fernando Poma en una entrevista en 2013, con motivo de la apertura del hotel Marriott en Cali.
Juan Manuel Vargas. Archivo EL TIEMPO
“En el trabajo soy más eficiente hoy de lo que era hace más de 20 años. No le he quitado importancia al trabajo, lo que pasa es que con el tiempo he logrado formar el mejor equipo. A este equipo de ‘gente 10’ le doy una cierta dirección y me aparto del camino, porque la ‘gente 10’ no quiere ser micromanejada, la ‘gente 10’ lo que quiere es tener cierta autonomía”, asegura.
Además de trabajar, viajar por el mundo y tocar con su banda, tiene tiempo para su familia y sus otras pasiones: juega golf con su hijo, monta a caballo con su hija y saca tiempo para pasear en moto y pilotear helicópteros.
Todo en su vida gira alrededor de la felicidad. “Vengo de una familia en la que mi papá me decía que lo que quería que yo hiciera era aquello que me hiciera feliz. Al final terminé siendo empresario y músico. Siempre nos apoyamos mucho, ellos están muy contentos y me acompañan a los conciertos”, asevera Poma.
Los Steady Rollin sueñan con hacer música por muchos años. Darse a conocer, producir nuevas canciones, conectarse con el público y, lo más importante, pasarlo bien.
De eso se trata la vida de Fernando Poma, de pasarla bien y cumplir sus sueños. Está convencido de que un empresario no se debe dedicar solo a los negocios, porque cuando menos lo piensa, se termina la vida y lo único que le quedan son las cosas materiales.
“Nadie ha dicho que un empresario no puede ser músico. Lo que pasa es que los empresarios usan máscaras y se toman las cosas muy en serio. Creen que si son empresarios, entonces tienen que dar esa imagen, vivir como empresarios y vestirse como empresarios, pero nada de eso está escrito en piedra. Lo que tienes que hacer en vivir una vida auténtica, tratar de ser auténtico: qué es lo que te hace feliz, cuáles son tus pasiones, qué es lo que te encanta hacer en la vida”, puntualiza.
Esa, dice Poma, es la clave para la felicidad. Por esta razón está convencido de que la mejor decisión que ha tomado en los últimos años es salirse de las etiquetas y crear un banda de rock, como soñaba desde niño.
Son tres conciertos en Colombia. El primero será este jueves 18 de octubre a las 8:30 p. m., en el Circo Zona G, en el Marriott de Bogotá. El viernes 19 de octubre estarán en
el Hard Rock en Medellín, a las 9 p. m., y el sábado la cita es en El Faro, en Cali, a las 9 p. m. Los tres eventos son gratuitos.
MATEO GARCÍA
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @teomagar
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