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Palmacea, los vestidos de baño colombianos que seducen a todo el mundo

Palmacea nació en el 2012, exporta el 70 por ciento de su producción y vende sus vestidos de baño de hombre y de mujer en 35 países.

Palmacea nació en el 2012, exporta el 70 por ciento de su producción y vende sus vestidos de baño de hombre y de mujer en 35 países.

Foto:Cortesía Pamlacea

Tres jóvenes emprendedoras  fundaron esta marca que exporta el 70 por ciento de su producción.

Natalia Díaz
El día que Manuela Botero, como gerente de Palmacea, tuvo que pedir prestados a un banco 53 millones de pesos se asustó muchísimo. Fue en el 2016 cuando su negocio de vestidos de baño dio su tercer gran salto: venderles a tiendas tan importantes como la francesa Galerías Lafayette, la estadounidense Anthropologie y la japonesa United Arrows.
“Desde que empezamos informalmente en el 2007, nunca nos habíamos endeudado. Sentíamos que nos íbamos a quedar solo con la deuda, aunque era capital de trabajo para atender a clientes serios que pagan el día que dicen. Ya después perdimos el miedo y aprendimos que había que endeudarse y que es bueno tener deudas”, cuenta Botero, de 30 años de edad, administradora de negocios internacionales de la Universidad de la Sabana.
Hasta el momento, ella y sus dos socias –María Victoria Linares y Manuela Restrepo, graduadas de la Universidad de Los Andes– habían podido atender la creciente producción con los ingresos de sus ventas; incluso pudieron cubrir los primeros pedidos internacionales en el 2013, cuando comenzaron a volverse una empresa exportadora y a conquistar el mercado internacional. Ese fue su segundo gran paso.
El primero, fue en el 2012 cuando formalizaron el negocio y decidieron diseñar sus propias prendas, pues todo había comenzado cuando las tres estaban en la universidad y vendían, puerta a puerta, “maleteando”, vestidos de baño de marcas paisas.
“Nos dimos cuenta de que a la gente en Bogotá les gustaban mucho los vestidos de baño que ofrecíamos, pero tenían problemas con la hormas: que la parte de abajo les sacaba gordito, que querían otra forma en la parte de arriba porque eran planas, que no querían ser tan mostronas...”, cuenta.
Con esos comentarios se propusieron hacer una marca con prendas y hormas que se adapten a los diferentes cuerpos de la mujer. En eso invirtieron los ahorros que tenían y consiguieron un taller satélite en Bogotá para producir. “Diseñamos tres tipos de panties y tres tipos de tops que se podían intercambiar entre ellos, y tres enterizos. Tuvieron buena acogida y al año siguiente sacamos otra colección más grande, ya con fotos y todo. Esa la hicimos en Medellín, en un taller con más capacidad”.
El 95 por ciento de las telas que utilizan son nacionales con estampados propios que diseñan 'in house' y con apoyo de las textileras,

El 95 por ciento de las telas que utilizan son nacionales con estampados propios que diseñan 'in house' y con apoyo de las textileras,

Foto:Cortesía Pamlacea

Así, poco a poco dejaron de vender otras marcas para concentrarse en la de ellas: Palmacea, el nombre que eligieron para que sonara como algo tropical, “que hiciera que la gente en Bogotá pensara en palmeras”.
Comenzaron a cubrir el mercado nacional a través de tiendas multimarca, hasta que, motivadas por una clienta que trabajaba en Procolombia –“íbamos hasta su oficina a venderle”–, se animaron a pensar en exportar.
Para ese proceso fue clave el tiempo que Manuela Botero, estuvo estudiando en Madrid un MBA en moda. “Allá confirmé que teníamos una buena marca y un buen negocio. Trabajé con Indetex y con Loewe y aprendí muchísimo. Al regreso, asumí la gerencia de la marca”. A ella siempre le gustó el diseño por lo que hacía cursos de verano en patronaje, ilustración, moldería...

Participamos en la feria Miami Swimshow. Pudimos pagar la participación y comenzamos a vender en boutiques y tiendas especializadas en EE. UU.. También tuvimos un cliente en Grecia y otro en África.

Pronto decidieron participar en la feria más reconocida del sector, el Miami Swimshow. “Nos hacían pedidos de 2.000 dólares, que era el mínimo, unas 40 a 50 prendas. Pudimos pagar la participación y comenzamos a vender en boutiques y tiendas especializadas en EE. UU.. También tuvimos un cliente en Grecia y otro en África. Esa experiencia nos sirvió para decir con mis socias (que trabajan en otros negocios), ‘vamos a dedicarnos a exportar’ ”.
Al año siguiente se lanzaron a participar en la feria Mode City, en París, que cubre el mercado de Europa y Asia.
Así fueron creciendo. En este momento, Palmacea exporta el 70 por ciento de su producción y vende sus vestidos de baño en 35 países. Su portafolio también incluye pantalonetas para hombre. Para este año estiman ventas por 2.500 millones de pesos.
Palmacea saca dos colecciones al año, lo que representa alrededor de 20.000 prendas, que producen en cinco talleres ubicados en Bogotá y Medellín

Palmacea saca dos colecciones al año, lo que representa alrededor de 20.000 prendas, que producen en cinco talleres ubicados en Bogotá y Medellín

Foto:Cortesía Pamlacea

El 95 por ciento de las telas que utilizan son nacionales con estampados propios que diseñan in house y con apoyo de las textileras, tanto para hombres como para mujeres. Sacan dos colecciones al año, lo que representa alrededor de 20.000 prendas, que producen en cinco talleres ubicados en Bogotá y Medellín.
“No tenemos talleres propios, pero dos de los que hacen las prendas de mujer producen exclusivamente para nosotros, y uno de los de hombre”, explica Botero. La empresa cuenta con 11 empleados fijos en las oficinas de Bogotá.
A Manuela y sus socias no les pareció complicado el proceso de exportar, “Procolombia y la Cámara de Comercio guian en eso”, en cambio consideran difícil manejar los proveedores. “No es tan fácil que todos sean formales, que uno pueda confiar en todo en ellos: en calidad, en tiempos de entrega, en estándares de cumplimiento, que sean formales y legales con sus empleados y sus procesos. La mano de obra también es escasa”.
¿Es difícil se emprendedor? “Sí, los impuestos son muy altos, hay muchas trabas para cualquier contratación, y todos los procesos para hacer las cosas legalmente hacen que todo sea muy costoso”, dice.
NATALIA DÍAZ BROCHET  
Editora Tendencias
Natalia Díaz
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