Si la naturaleza privilegió a los gatos con un agudo sentido de la vista, a los perros los dotó con un olfato insuperable.
Se dice que los caninos pueden identificar un olor entre 1.000 y 10.000 veces mejor que los seres humanos, gracias a que el área de su cerebro destinada a analizar los olores es 40 veces mayor que la de los humanos, según el libro
Entendiendo a tu perro para Dummies, de Stanley Coren y Sara Hodgson. También a que, mientras que el hombre tiene cinco millones de receptores olfativos, los perros cuentan con 200 y 300 millones, que envían la información a un sector del cerebro en el que los olores se procesan y se memorizan.
“Al comparar el cerebro humano con el del perro, el lóbulo piriforme, la parte que se encarga de la olfacción, es muy pequeño en nosotros, mientras que en ellos ocupa gran espacio, lo tienen más desarrollado”, explica el médico veterinario de la Universidad de Antioquia, Mauricio Ramírez López. “Además, ese lóbulo está cerca al archiphallium, la zona de la memoria a largo plazo. Por eso ellos recuerdan con facilidad un olor que halla captado hace mucho tiempo”, agrega.
De ahí que la nariz, más que los ojos, sea el órgano con el que los perros conocen su entorno y procesan la información que reciben de él. “Esto les permite tener una condición semiológica que se conoce como olfacción visual: el perro dependen más del olfato que de la visión; ellos huelen el ambiente, las cosas, las personas, y luego confirman con la vista lo captaron”, dice el especialista.
Esto hace que cuando los sacan a pasear ellos vayan oliendo todo a su paso, en especial los postes y árboles donde han dejado antes una marca territorial con su orina. Van tan concentrados para obtener la máxima información, que a veces no ponen atención a las órdenes que se le dan.
De su buen sentido del olfato depende que sobrevivan desde el momento de nacer. Como al principio no ven, su nariz es la que les ayuda a identificar, por el olor, dónde está la glándula mamaria y llegar hasta ella para alimentarse.
Luego, ese olfato le servirá para encontrar alimentos y determinar si son agradables, para identificarse entre ellos como especie y reconocer las hembras en celo para reproducirse.
“Entre ellos se huelen la cola, porque allí están la glándulas adanales, que son como la huella digital de los perros, que les permite identificar si es un macho, si es cachorro o adulto, por ejemplo; o si pertenece o no a su manada”, explica Ramírez.
Gracias al órgano vomeronasal, ubicado en el hueso vomer entre la nariz y la boca, pueden olfatear e interpretar las hormonas que todos los seres vivos liberan naturalmente y así reconocer entre animales amigos y hostiles, y hasta los estados de ánimo de las personas, si están enfermas o si una mujer está embarazada, según el portal de Animal Planet.
Su evolucionado sentido del olfato le permite registrar a personas y a animales una vez que ya se han ido, e incluso reconocer qué estaban haciendo y cómo se sentían.
Servicio públicoEsa capacidad olfativa de los perros ha sido aprovechada por el hombre: los entrena para reconocer olores, ya sea en funciones de ‘policía’ (para detectar explosivos o narcóticos), o en labores de rescate. “Ellos identifican el olor del ser humano como especie, a varios metros de distancia, por eso ayudan en terremotos y tragedias. También porque pueden seguir el rastro de una persona con oler una prenda que haya usado”, comenta Ramírez.
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