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‘Tienes dos opciones: o te echas a perder o te paras y sigues’
Revista DONJUÁN con Natalia Ponce

Portada de la revista DONJUÁN con Natalia Ponce de León, una bogotana que se ha convertido en una reconocida líder en la lucha contra la violencia de género.

Foto:

Hernán Puentes

‘Tienes dos opciones: o te echas a perder o te paras y sigues’

Natalia Ponce de León habló con revista DONJUÁN sobre la primera gala de su fundación. Entrevista.

Llega al set con actitud curiosa, se para en el centro del trampolín y se balancea con cautela. Empieza con saltos pequeños. Hernán Puentes aprovecha para medir la luz, la invita a mover la cabeza de un lado a otro. A los cinco minutos, está totalmente activa, se ríe con cada movimiento y después corre a la cámara para ver cómo quedaron registrados sus saltos de medio metro de altura. “¡Hace rato que no me ponían a hacer tanto ejercicio! ¿Hay agua?”.

Dos días después, cuando nos encontramos en un restaurante, me cuenta que no ha parado de correr: tiene poco más de un mes para organizar la gala de su fundación, que será el 29 de abril en el Gimnasio Moderno; está organizando un encuentro con sobrevivientes de ataques que será en un par de días y se enteró de que muchos de sus compañeros de la Eisenhower Fellowship estaban en Cartagena para asistir a un congreso global. Ellos son líderes de distintos sectores y de varios países, con los que compartió un par de meses en el 2017 viajando y haciendo ‘networking’ por todo Estados Unidos.

–Yo había descartado ir porque pensé que no me iba a recuperar bien de una operación que tuve –me dice mientras le da el primer sorbo a su cerveza–. Pero me escribió Subra, un amigo del Fellowship, y me dijo: “Oye, estoy en Cartagena. ¿Vas a venir?”. Y yo: “¿Qué? No lo tenía planeado”. Desafortunadamente no pude viajar por otros compromisos.

(Le puede interesar: Natalia Ponce de León, imparable)

–¿Por qué una operación? ¿Todavía sigue en tratamiento?

–Me operé el 13 de enero. A la 1:37 de la tarde. Llevo 37 cirugías en el Hospital Simón Bolívar. 37 anestesias. Todo me lo he hecho en Colombia y mi EPS me lo ha cubierto todo.

Natalia nació en Bogotá. Todavía se acuerda de las tardes en las que salía de su colegio, el Clara Casas, y se iba a El Armario, el almacén de diseño de modas donde su mamá confeccionaba ropa sobre medidas y hacía uniformes empresariales. Estudió cuatro semestres de psicología, pero finalmente se graduó de medios audiovisuales y se fue a Londres, donde vivió cinco años. Poco después de su regreso a Bogotá, el 27 de marzo del 2014, Natalia sobrevivió a un ataque con ácido perpetrado por una persona que actualmente está en la cárcel.

Un año después, creó la fundación que lleva su nombre y desde ese momento empezó a convertirse en una líder global. En los últimos cinco años, la Fundación Natalia Ponce de León ha acompañado y hecho seguimiento a más de 70 sobrevivientes de quemaduras en Colombia para que el Estado no vulnere sus derechos de justicia, salud e inclusión social y laboral. Además, ha recibido reconocimientos con un fuerte significado social: en el 2016, la BBC le dio el premio Outlook Inspirations por su historia de inspiración y coraje; en el 2017, Melania Trump –la primera dama de Estados Unidos– le entregó el premio Women of Courage, y en el 2019 fue invitada por Emmanuel Macron, el presidente de Francia, a hacer parte del Consejo Asesor del G7 para la igualdad de género (el G7 es la organización que reúne a siete de los países con las economías más poderosas del mundo y es un escenario de influencia para la política global). También es conferencista y cuando la contratan da su charla ‘La vida renace’, en donde cuenta su historia.

(Lea también: El mensaje de Natalia Ponce después de cinco años del ataque con ácido)

¿Cómo llegó al G7?

El grupo asesor del G7 en Igualdad de Género nació hace dos años, con Justin Trudeau, cuando Canadá tenía la presidencia del grupo. El año pasado, Francia asumió la presidencia y Macron, a través de la embajada de Francia en Colombia, me invitó a participar. En el Consejo somos 35 personas de todo el mundo, y ahí también está ONU Mujeres y otras organizaciones. Trabajé con Emma Watson, que estaba ahí como embajadora de ONU Mujeres; conocí a Macron, que llegó para el cierre a apoyar las propuestas, y a los que se ganaron el Nobel de la Paz en el 2018, Denis Mukwege y Nadia Murad. La idea de ese consejo fue trabajar en un documento para pasarles a los líderes del G7 e incentivar políticas en pro de los derechos de las mujeres en el postconflicto armado en el mundo, para el empoderamiento económico en África y para hacerle frente al ‘cyberbullying’ y la violencia en redes sociales.

Antes, se ganó la Eisenhower Fellowship y estuvo dos meses en Estados Unidos conociendo unidades médicas y centros de rehabilitación para quemados…

Me presenté con una propuesta para crear una unidad de quemados en Bogotá y quería aprender todo lo que se podía sobre ese tema. Cuando llegué a Filadelfia éramos 36 personas, no solo activistas sino también líderes que trabajan con sus comunidades: había cineastas, artistas, políticos, empresarios, médicos; era supervariado y todos teníamos como la misma edad. De Colombia estábamos dos, Jonathan Malagón –que es hoy el ministro de Vivienda– y yo. Viajamos por todo Estados Unidos y teníamos reuniones con todo el grupo, o según lo que cada uno estuviera trabajando; eran conferencias todos los días y eventos sociales en la noche… Dos meses de puro ‘networking’.

También anduvo por la India, ¿cómo fue ese recorrido?

¡Hay miles de historias! Lo que pasó fue que Bio Med Sciences me patrocinó el viaje para que participara en el International Society For Burn Injuries, en Nueva Delhi. Es un congreso supermédico y supercientífico que hace 2 años abrió un panel de toda la parte psicosocial y les abrió espacio a los sobrevivientes. Después de ese congreso fui hasta Agra, donde queda el Taj Mahal. En India hay varios cafés donde se reúnen chicas quemadas y ahí en Agra hay uno, se llama Sheroes Café: fui a conocerlas, hablamos, lloramos, nos hicimos amigas. Terminé en Rishikesh y conocí a un cirujano plástico reconstructivo: tiene 80 años y ha dado su vida y su trabajo donando cirugías. Él montó un hospital en Dehradun, que es la segunda ciudad más grande de esa zona, y me llevó hasta allá. Estaban en una misión médica y había psicólogos, anestesiólogos, médicos, todos ayudando a la gente. Desde esa época tengo ganas de hacer esa misión, es uno de mis sueños.

Y ¿cómo son sus charlas, cómo es su lado de conferencista?

Como al año del ataque, cuando creamos la fundación, me contactó HiCue Speakers, que es una agencia de conferencistas. Ellos me ayudaron a montar la presentación, porque yo me lancé de una, sin tener preparación. Porque, sabes, era mi historia. Durante este tiempo he ido mejorando y alimentando la presentación, y ahora me contratan empresas para hablarles a públicos grandes. Es una charla motivacional. Se llama ‘La vida renace’ y ese es también el mensaje de la fundación y mi mensaje. Básicamente, digo que todos podemos –y debemos– reinventarnos todos los días, porque si no lo hacemos, la vida se vuelve aburrida. ¡Hay que reinventarse y salir de las zonas de confort! También toco mucho el tema de la fuerza mental, la importancia de la familia…

¿Cómo empezó a encontrarse a sí misma hasta llegar a participar en una campaña de vestidos de baño?

Es un proceso que lleva tiempo. Cuando salí del hospital no tuve tiempo de pensar qué era lo que la sociedad iba a pensar de mí. No estuve metida en mi casa, como algunas personas que he conocido y que pueden durar 30 años sin salir. Yo, en cambio, empecé a ir a la calle muy rápido: casi todos los días iba dos horas a terapia, veía gente en el Fray Bartolomé y en el Simón Bolívar, mis amigas iban a mi casa y yo, aunque estaba vuelta nada, me distraía. Como en diciembre del 2015, me fui a viajar a Nueva York y fue medio raro porque empecé a ver que había gente que me miraba, gente que me quitaba la mirada… Pero yo decía: “No decidí que me pasara esto, así que allá ellos”. Nunca le tuve miedo a la sociedad. Puedo decir que yo salí muy rápido: todo gracias a mi juicio, mi constancia; eso es lo que lleva a la recuperación. Y sobre los vestidos de baño, es que me llegó la propuesta de Onda de Mar a través de una amiga que tengo en común con el dueño de la empresa. La propuesta fue tentadora, me gustaron los vestidos y también me encantó el tema de la campaña. Entonces, nada, seguridad en mí misma y a lanzarse. Yo no tengo cuerpo perfecto, pero eso le sirve de inspiración a cualquier mujer que no esté cómoda por el peso, por cicatrices, por lo que sea. Todos esos estereotipos y paradigmas de belleza son erróneos, porque todo el mundo tiene su perfección, a su manera.

¿Cómo aplica en la fundación todo lo que ha aprendido?

El 9 de abril cumplimos cinco años, y ya hemos apoyado a 72 sobrevivientes de quemaduras para que no se les vulneren los derechos. Los ayudamos en el tema legal y hacemos presión para que la Fiscalía trate los casos como casos de violencia de género. Es que los ataques con ácido son una violencia entre miles; también entran la violencia intrafamiliar, la económica, y muchas sobrevivientes en Colombia han vivido toda una vida de violencia. Por eso empezamos a trabajar muy fuerte en prevención y educación. Hace como dos años, gracias a una alianza con la USAID, viajamos a diez municipios de Colombia con mi conferencia ‘La vida renace’ y la de Carolina Espitia, que es una abogada que habla desde el género, y creamos cinco semilleros para que se replicara el mensaje.

Recuperarse es duro y se necesita apoyo, gente que te dé amor, rodearse de buena vibra y, sobre todo, ser perseverante (…) El que persevera la logra

Cuando habla con otras sobrevivientes, ¿cómo aborda el tema de la aceptación?

Hay de todo. Hay quienes no han superado el ataque y otras que dicen: “Nada, para adelante”. Oírles las historias a todas ayuda mucho a crecer. Porque hay gente guerrera, pero también hay tristeza y hay depresión. Al final uno tiene que amarse con la nueva realidad, porque hay dos opciones: o te echas a perder o te paras y sigues. Recuperarse es duro y se necesita apoyo, gente que te dé amor, rodearse de buena vibra y, sobre todo, ser perseverante (…) El que persevera la logra.

¿Para dónde va la fundación?

El proyecto principal ya no es un pabellón, sino un centro integral de rehabilitación para quemados: quiero que la gente encuentre todo lo que necesita en un mismo espacio, desde lo médico hasta lo psicosocial. Pero para lograrlo se necesitan recursos. Ahora estoy superenfocada en la primera Gala Oficial de la Fundación, que se llama ‘La vida renace’ y va a ser el 29 de abril en el Gimnasio Moderno. Hemos tenido muchísimo apoyo: Cine Colombia, Cafam, Goodfellas, Baker & Mckenzie, USAID, ACDI/VOCA, T310, Ingrid Wobst con Colectivo, entre muchos otros, se han sumado. En la gala van a estar Monsieur Periné, Memek, los Crew Peligrosos; también va a haber conferencias y un coctel en el que nos está apoyando Bavaria y Diageo. Andrés Cortés, que es un diseñador durísimo que montó la gala del MamBo, va a donar todo el diseño y la decoración de la gala. Y cada vez son más los que se unen con cariño a esta causa. Eso me tiene superemocionada. Los que quieran apoyar a la fundación o comprar boletas para la gala pueden entrar a: www.nataliaponcedeleon.org.

JOSÉ AGUSTÍN JARAMILLO*
Editor Revista DONJUAN* Lea la versión completa de esta entrevista en la revista DONJUÁN de este mes.

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