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Mujer que buscaba ser madre revela que logró inseminarse en hamburguesería

Joy Wright necesitaba hacer el procedimiento a bajo costo, sin compromiso y, sobre todo, sin relaciones sexuales.

Joy Wright necesitaba hacer el procedimiento a bajo costo, sin compromiso y, sobre todo, sin relaciones sexuales.

Foto:Instagram: @joywright65

Joy Wright no iba a abandonar su sueño de ser madre, así que optó por medidas drásticas.

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En medio de su desesperación, anhelo e imposibilidad de concebir hijos de manera biológica, Joy Wright estaba dispuesta a todo; incluso a acudir a una cadena de comida rápida para encontrar a quien sería su salvación, un donante de esperma.
“Haría cualquier cosa por tener un bebé propio, incluso recoger esperma gratis en una cadena de comida rápida”, escribió Wright en el periódico estadounidense ‘HuffPost’, en el cual abrió su corazón y relató un poco de su complicado camino hacia la maternidad.
Si bien pudo decidirse por otras opciones como la maternidad subrogada, la fertilización in vitro o la adopción, Joy -para ese entonces una mujer de 34 años, soltera y homosexual- optó por el esperma congelado, una técnica comúnmente utilizada para preservar la fertilidad masculina.
En busca de hacer su sueño realidad, se mudó a Chicago, Estados Unidos. Allí, siguió la misma rutina, sin éxito, durante dos meses: llamaba a la clínica para solicitar el esperma congelado un día antes de su fecha de ovulación, conducía por la ciudad hasta la clínica para recoger el preciado líquido en un contenedor de metal y después se “inseminaba con una jeringa sin aguja dos días seguidos”, según relató al periódico citado anteriormente.
Con un limitado presupuesto que amenazaba su anhelo de ser mamá, Joy decidió asistir a un taller de sanación intuitiva con su amiga más cercana. En medio de una actividad con el resto de sus compañeros, conoció a Drake, un “encantador” hombre que no solo escuchó atentamente su arduo camino hacia la maternidad, sino que al día siguiente le ofreció ser su donante.
Joy aceptó la oferta con la condición de que Drake tendría que firmar un contrato en el que renunciaba a sus derechos de paternidad. Al fin y al cabo, “lo que necesitaba era esperma gratis que no trajera drama, compromiso y, definitivamente, sexo”, expresó Wright.

Una inseminación en el Burger King

Aunque el intento de inseminación de Joy en el Burger King fue el más arriesgado, no fue el primero. Antes de poner en marcha su osado plan, asistió un fin de semana a la casa de Drake y su pareja -quienes vivían a dos horas y media de Chicago-. Comió, bebió vino y conversó plácidamente hasta que llegó el momento de ponerse manos a la obra.
“Poco después de retirarse a una habitación en el nivel inferior, Drake regresó con una taza de café llena de su semen fresco”, relató Joy, quien inmediatamente después de eso procedió a introducir el esperma usando una pequeña y práctica jeringa. Para su infortunio, no quedó embarazada en aquella oportunidad.
El camino hacia la maternidad no siempre es fácil y eso Joy lo tenía muy claro, por lo que decidió intentarlo una vez más, pero en esta oportunidad en condiciones menos seguras que la anterior.

Llevé la taza al baño de mujeres y usé mi pequeña jeringa para inseminar en uno de los cubículos

Un miércoles en la mañana, cuando se dirigía hacia su trabajo, se percató de que estaba ovulando. Sin pensárselo dos veces llamó a Drake y le dijo: “Encuéntrame en el Burger King, en Kankakee”. El aviso tomó por sorpresa al hombre, pero aun así asistió a su cita acordada.
Tratando de no lucir incómoda, Joy esperó ansiosamente fuera del baño de hombres hasta que Drake salió, le entregó una tasa de semen en un vaso de la cadena de comida rápida, sonrió y dejó el establecimiento.
“Mirando a mi alrededor, llevé la taza al baño de mujeres y usé mi pequeña jeringa para inseminar en uno de los cubículos”, detalló a ‘HuffPost’.
De regreso a su casa en Chicago, Joy trató de asegurar la inseminación elevando las piernas e, incluso, hasta arrojó una calabaza pegajosa en un pequeño lugar en el río local, pues había leído que en el almanaque de una vieja bruja que “si pones miel del hombre del que deseas quedar embarazada en una calabaza y la arrojas al río, eso sellará el trato”.
Joy no quedó embarazada en esa visita al Burger King, ni en las que vinieron después de esa. No obstante, hay algo que tenía muy claro: no convertirse en madre no era una opción. Después de intentarlo con un largo y costoso proceso de fertilización in vitro, se jugó su última carta, la adopción.
Así fue como llegó a su vida un hermoso bebé y, dos años y medio después, vino la hermanita menor. Joy, quien se encuentra casada, ahora es una escritora, narradora y activista; pero sobre todo, una madre entregada.

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