“Veinte años después, Harry y yo sentimos que es un momento apropiado para sincerarnos un poco más sobre nuestra madre... No volveremos a hablar nunca más sobre ella de un modo tan abierto y público”. Lo dijo el príncipe William, el mayor de los dos hijos de los príncipes de Gales, Diana y Carlos, en el documental 'Diana: nuestra madre, su vida y su legado', que transmitió la televisión inglesa hace un mes.
Nunca habían hablado de ella de modo tan abierto y público, pero tampoco lo habían hecho en privado ni entre ellos, como lo reconoce el príncipe Harry en el mismo documental.
Esto se debió al velo que cubrió el tema desde el instante de la muerte de Lady Di, que resultó tan trágica y controvertida por las circunstancias del accidente (iba con Dodi al Fayed, su novio del momento; huían de los paparazis, iban a alta velocidad, el conductor iba con tragos...) como por los episodios protagonizados por Diana y Carlos en los dos últimos años, entre estos la entrevista que dio la princesa al programa Panorama de la BBC, en la cual habló de su bulimia, su depresión, de la infidelidad de Carlos con Camila Parker y de su relación clandestina con James Hewitt, oficial de la guardia de caballería de la reina.
Sin embargo, los jóvenes príncipes, que tenían 15 y 12 años respectivamente cuando su madre murió, sintieron que le debían este homenaje, ahora que tienen 35 y 32 años y han podido asimilar lo sucedido.

William, Harry y Kate tienen su propia fundación para apoyar programas que tengan que ver con jóvenes y niños, principalmente.
Luke Macgregor / AFP
“Una parte de la razón por la que Harry y yo quisimos hacer esto es porque creemos que se lo debemos a ella”, dice William en el documental. “Pienso que un elemento de esto es sentir que la defraudamos cuando éramos más jóvenes. No pudimos protegerla”.
Estas dos décadas les han servido a ambos para decantar sus emociones y alivianar el peso de este duro golpe de perder a su madre siendo tan jóvenes y con tanta exposición mediática.
Una parte de la razón por la que Harry y yo quisimos hacer esto es porque creemos que se lo debemos a ella
De hecho, Harry contó este año al diario 'The Telegraph' que pasó años intentando ignorar sus emociones, y cuando cumplió los 28 años decidió buscar ayuda profesional, incitado por varias personas, entre ellas su hermano. “Mi forma de lidiar con esto era meter la cabeza en la arena, negándome a pensar en mi madre porque pensaba: ‘¿En qué me puede ayudar?’ ‘Esto solo me va a poner triste’. ‘No va a traerla de vuelta’ ”.
En la intimidad de un salón de la casa del príncipe William, de forma relajada y sin prevenciones, los hermanos abrieron un gordo álbum familiar para comenzar a recordar a su madre y contarle al público a través del documental anécdotas divertidas, escenas familiares, momentos amorosos propiciados por Diana, como el que contó William.

El trabajo social es una de las herencias que Diana les dejó a sus hijos. Harry lo hace con su estilo fresco, como el de su madre.
Paul Ellis / AFP
Resulta que un día de septiembre, cuando el príncipe volvía del colegio a su casa, se llevó una gran sorpresa: al final de las escaleras que lo llevaban a su cuarto lo esperaban nada más y nada menos que Cindy Crawford, Christy Turlington y Naomi Campbell, las supermodelos del momento.
“Yo era un niño de probablemente 12 o 13 años que tenía posters de ellas en las paredes y me puse completamente rojo y no sabía qué decir. Creo que murmuré algo y me caí por las escaleras al salir. Ese es un recuerdo que ha vivido conmigo siempre de como ella era amorosa e incluso podía avergonzarte, era una especie de bromista”.
Los dos recuerdan a Diana como una persona informal, a la que le gustaba reírse y divertirse. Y, además, una madre alcahueta, como lo deja ver el príncipe Harry, quien la describió como “una de las madres más traviesas”.
“Una de las cosas que me enseñó –dice William– fue ‘puedes ser todo lo travieso que quieras, simplemente que no te pillen’ ”.
Los dos jóvenes recalcan en sus entrevistas que gracias a su madre tuvieron una niñez normal, que incluyó ir a restaurantes de comida rápida y a parques de diversiones. A veces los esperaba a la salida del colegio para pasear por Londres.
Pero no se quedaron con la vida glamorosa de palacio y con la diversión de las aventuras fuera de él. Ellos también aprecian el hecho de que Diana los llevara con ella a sus visitas filantrópicas. “Ella comprendió que había una vida real fuera del palacio”, dicen los muchachos.
Así les fue inculcando ese espíritu de solidaridad y servicio hacia los demás, que ellos tanto admiran en su madre y no dejan de resaltar, como en la pasada entrega de los Premios Diana, establecidos para promover la solidaridad y que presiden los príncipes.
“Henry y yo tenemos la sensación que nuestra madre vive en numeroso actos de compasión y valentía que ella inspira en otros”, afirmó William. Y, a su turno, su hermano dijo: “Una de las cosas que nuestra madre nos enseñó a William y a mí fue el valor de hacer el bien cuando nadie está mirando. Visitó hospitales a altas horas de la noche para consolar a pacientes, pasó horas escribiendo cartas para apoyar de forma privada el trabajo de otros. Ella brillaba ante los focos, pero trabajaba duro cuando las cámaras se iban”.
EL TIEMPO
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