Las relaciones sexuales son parte de las necesidades del ser humano, entre otras cosas, porque contribuyen a su salud física y mental. Sin embargo, es un tema del que poco hablan las agencias espaciales y sus astronautas, quienes pasan largos periodos de tiempo en el espacio.
"No hemos hablado de esto porque es un entorno profesional", respondió el astronauta alemán, Matthias Maurer, a 'DW' cuando le preguntaron si los astronautas hablan sobre cómo manejar los impulsos sexuales en el espacio.
Aunque la Nasa ha aclarado que los humanos no han tenido sexo en el espacio, esta es una inquietud que causa curiosidad entre las personas, más aún con la idea del turismo espacial. Entonces, ¿cómo sería tener intimidad en fuera del planeta Tierra?.
Como las agencias espaciales evitan el tema, el medio citado anteriormente entrevistó al sociólogo y bioético Paul Root Wolpe, quien trabajó 15 años en la Nasa, para hablar del tema.
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De acuerdo con el experto, no hay ningún factor biológico que impida a las relaciones sexuales en órbita, pero las condiciones en las que viven los astronautas sí lo impiden o, por lo menos, lo dificultan.

En el espacio las lágrimas, el sudor y otros fluidos líquidos se convierten en molestas esferas difícil de desprenderse del cuerpo.
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"No nos damos cuenta de cuánto nos ayuda la gravedad en el acto sexual. El sexo implica presión. En el espacio, sin ninguna contrafuerza, terminas constantemente alejando a tu pareja de ti", explicó Root.
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En ese sentido, el físico y astrónomo, John Millis, comparó la intimidad en el espacio como realizar el acto mientras se salta en paracaídas, en una entrevista de 2018 con 'The Sun'.
"Los problemas que rodean el acto giran en torno al entorno de caída libre, microgravedad, experimentado por los astronautas. Cada empujón o embestida lo impulsará en direcciones opuestas, incluso el toque más leve puede hacer que sea difícil mantenerse en contacto si ambas personas no están debidamente ancladas. Los astronautas tendrían que apoyarse contra la estación espacial e incluso entre ellos", ejemplificó Millis.
Por otro lado, la ingravidez que se experimenta fuera de la Tierra provoca cambios
hormonales, lo que reduce la libido, y hace que los fluidos corporales como el sudor, la humedad vaginal y el semen no fluyan, de tal forma que se acumulan o quedan flotando. No en vano, las agencias les recomiendan a sus astronautas no llorar.
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"Si el movimiento es lo suficientemente vigoroso, podría ser expulsado de la superficie del cuerpo. Y eso parece decididamente poco romántico y, al mismo tiempo, posiblemente plantee desafíos a los movimientos físicos", resaltó Millis.
Así las cosas, lograr tener un encuentro íntimo en el espacio resulta desafiante e incómodo, entre otras cosas, porque no hay privacidad en las misiones espaciales.

Los problemas de las relaciones íntimas en el espacio se explican por la gravedad.
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Ante el problema de la gravedad, el bioético Paul Root le dijo a 'DW' que se podría aprovechar el velcro con el que están cubiertas las paredes de la Estación Espacial Internacional para consolidar el acto sexual.
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"Todo lo que hay en las paredes de la estación espacial está cubierto con velcro, por lo que podrías aprovecharlo pegando con velcro a un compañero a la pared. Tienes que ser creativo en este espacio", concluyó.
Otra opción, según el libro 'Life in Space' del técnico de la Nasa Harry Stine, es utilizar la ayuda de una tercera persona, quien facilitaría la estabilidad de la pareja para lograr una relación sexual, de acuerdo con una simulación que realizaron.
"Fue posible pero difícil y se hizo más fácil cuando una tercera persona ayudó sosteniendo a uno de los otros en su lugar", referencia 'The New York Post' que se lee en el libro.
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Por otro lado, el mismo medio también informa que Vanna Bonta, fallecida escritora de ciencia ficción, diseñó un traje especial para tener sexo en el espacio. Se trata de un atuendo ancho con dos aberturas en la ingle, cubiertas de velcro, el cual permite que dos personas se sujeten.
Pero solo fue probado en un avión de gravedad cero por la autora y su esposo, quienes solo se besaron durante la simulación, por lo que se desconoce su efectividad. Además, no es un traje del que hablen las agencias espaciales.
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