Así vive Javier, el jugador de Fifa más 'duro' de Colombia

“Me recogieron en una limosina con dos modelos. Cuando llegamos a la final, me subieron en un helicóptero que me estaba esperando en la terraza del hotel donde nos estábamos quedando, pasamos a unos metros del letrero de Hollywood y vimos Los Ángeles desde el aire”. Esta, que parecería una escena de película, es una de las experiencias más importantes que ha vivido Javier Muñoz, el ‘gamer’ (jugador de videojuegos) de fútbol más importante del país y uno de los mejores del mundo. En solo los partidos que disputa para entrenar, Javier ya se ha ganado cerca de 15.000 dólares -aproximadamente 44 millones de pesos-.

Muñoz es el actual campeón de Fifa 2015 en la región. Sus tres o cuatro horas de entrenamiento diario –en comparación a las cuatro a cinco que puede tener un futbolista- le han dado experiencia y habilidad, un equilibrio perfecto para lograr disputar los partidos más importantes en esta categoría.

Al competir, Javier siempre está concentrado en cada movimiento de sus jugadores y adelanta la jugada de su rival. El Real Madrid siempre ha sido su club favorito para disputar las competencias, es por eso que conoce casi que de memoria a cada uno de sus integrantes. Sabe que Cristiano Ronaldo es más rápido y que con él se pueden hacer buenas jugadas. También considera que con defensas como Sergio Ramos es mejor hacer trucos para poder hacerle un ´túnel' a un jugador; y hasta tiene claro que prefiere entrenar con pantallas pequeñas porque así es más fácil poder observar todas la jugadas de él y sus contrincantes.

Muñoz hoy tiene 24 años, pero su pasión comenzó cuando tenía aproximadamente seis. “Me acuerdo que mi papá llegaba a visitarme y yo apenas lo saludaba, me sentaba a jugar en el computador de él y duraba horas, así empezó mi gusto por el juego, especialmente por el futbol”, relata Javier, una persona que cuando empezó era mucho más ansiosa y que hoy se ve más 'fría' y calculadora. El iFEST 2009 fue el primer torneo en el que participó. Con 17 años, quedó como subcampeón y en el año siguiente volvió para ser campeón.

Cuando habla acerca de la diferencia entre el Javier de hoy con aquel adolescente tímido que comenzó a competir, cuenta que las sensaciones que experimenta al jugar Fifa han cambiado. Hace unos años lo hacía por diversión, y aunque aún lo disfruta, su mayor pasión y lo que lo mueve a ser el mejor es su deseo de competir y su necesidad de ganar.

La actuación de Javier en el Mundial de Los Ángeles en 2011 fue la más brillante en su trayectoria. Quedar como subcampeón del mundo en el evento que reúne a los mejores ´gamers´ es una experiencia inolvidable.

Este joven tenía 19 años cuando disputó la que ha sido la competencia más importante de su vida. La final de este mundial la jugó contra el portugués Francisco Cruz de 16 años. Aún recuerda cada jugada de ese encuentro, a su contrincante, sus nervios y la emoción de haber llegado tan lejos. Fueron momentos tan especiales para él, que sonríe al recordarlos. La recompensa por su excelente desempeño fue de cinco mil dólares, más de 14 millones de pesos.

Javier ha participado en más de 100 campeonatos nacionales e internacionales. Según él, ha ganado más de 50 en los cerca de 9 años de competición, pero aún le falta el más importante: ser campeón del mundo en Fifa, estar invitado a la gala del Balón de Oro y conocer a algunos de los jugadores con los que compite de manera virtual. En el Mundial 2010 llegó a octavos de final, enfrentándose a los 20 mejores jugadores del mundo. El evento se llevó a cabo en Madrid, España.

“La experiencia es genial, pero también hay dificultades: me acuerdo que para el mundial de Madrid yo estaba en entregas finales cuando llegó la invitación de la Fifa. Hablé con los profesores y ellos me dijeron que me apoyaban, pero que debía enviarles los trabajos. En esos eventos es normal que hagan excursiones y no olvido que mientras todos los jugadores se fueron a conocer esa ciudad yo me tuve que quedar en el hotel haciendo un trabajo de modelos probabilísticos, una de las materias más difíciles de mi carrera” relata Javier.

Además de quedar como subcampeón en Los Ángeles, existen otros momentos que han marcado la vida de este ‘gamer’.

El año pasado Javier quedó como campeón de Fifa Latinoamérica. El FestiGame reunió en Chile a los mejores jugadores de la región y este ingeniero fue el ganador. El mayor premio en el escalafón y en retribución económica -20.000 dólares, cerca de 60 millones de pesos- no fue nada fácil de conseguir.

El esfuerzo de estar en Chile –país en que obtuvo su mayor título- no fue en vano, era como si Javier augurara que ese iba a ser su torneo. Por eso, decidió viajar en plan ‘mochilero’ para poder demostrar que era el mejor.

“Cuando llegué a Chile me dio una gripa terrible, nadie me creía y me tocó ir a jugar la final con fiebre y dolor de cabeza. Gané y esa fue la mejor recompensa, en la celebración me tuve que devolver al hostal porque me sentía muy enfermo”, recuerda este joven que viste de manera casual e impecable.

Otro gran momento fue la clasificación al Mundial de Fifa 2010. El torneo latinoamericano que premiaba al ganador con el pago de los gastos para la cita orbital se realizó en Brasil. Javier resultó campeón.

“Esa ha sido mi mayor goleada. Yo era invitado y obviamente el favorito a ganar era el brasileño. Toda la barra estaba a favor de él y solo había un par de voces para mí. Creo que el jugador se puso muy nervioso y yo supe aprovechar eso. Dicen que para respetar al rival hay que meter muchos goles y el partido terminó 6-0. Gracias a eso llegué al mundial del 2010 con todo pago. Fue muy chévere ver a la gente después apoyándome y aplaudiendo”, comenta con emoción Javier, un joven al que poco le importa lucir los trofeos que ha obtenido. De hecho, los deja guardados y tiene que llamar a su mamá o a sus hermanos para que le recuerden en qué parte de su casa los dejó.

Las relaciones sentimentales también suelen ser diferentes. Para muchos sonaría como un problema, para él es una oportunidad de conocer nuevas personas y entablar otras relaciones, aunque los problemas nunca faltan.

“No he llevado a ninguna novia porque existe un mito que dice que quien lleva a las novias, pierde. No me he querido arriesgar, así que no he llevado a ninguna. Ellas tienen que entender”, cuenta Javier.

Las largas jornadas de entretenimiento se dan en su sencilla habitación, con una cama muy bien tendida, un escritorio con su portátil correctamente ubicado, un televisor -modesto para las grandes pantallas que hoy se pueden conseguir- y por su puesto su consola, la que le permite enfrentarse con jugadores de todas partes del mundo. Asegura que cuando se juega demasiado también se corre el riesgo de “quemarse” y no llegar en las condiciones óptimas a los torneos.

Javier vive con sus padres, está cerca de terminar su carrera y trabaja en la creación de una plataforma ‘online’ en la que se puedan realizar torneos de futbol. Decidió que combinar la ingeniera –que estudió en la Universidad de los Andes- con su gran pasión –jugar Fifa- será su forma de vida y la manera en que obtendrá sus ingresos.

DIANA PAOLA AVENDAÑO
ELTIEMPO.COM