El jueves muy temprano, en el corregimiento de Santa Rita del municipio de Roldanillo, la hija de doña Rosita Giraldo, plancha en mano, le peinó su cabellera gris, luego se puso su camisa azul clara con una rosa roja bordada, que había hecho ella misma unos días atrás para una ocasión especial: asistir al desfile de Isabel Caviedes.
Esta costurera y bordadora, que le gusta “esto de la moda e innovar”, viajó hasta Cali para ver el trabajo final de los apliques en crochet que había hecho para la diseñadora. “Ella vino hasta acá, vio el trabajo artesanal que hacemos en Roldanillo y escogió lo que quería”, comenta esta mujer jovial y coqueta, que hace parte del programa de la Gobernación y la Fundación Ave Fénix, que busca rescatar y promover el trabajo manual de las bordadoras y caladoras de Cartago y otros municipios del norte del Valle.
Fue un reto para Caviedes integrar este trabajo manual a su estilo urbano y contemporáneo. “No hicimos las flores y casitas que la gente ha visto en las prendas de lino y algodón, sino que rescatamos muchas puntadas y las adaptamos a mi trabajo”, comenta.
El resultado fue una colección, llamada Raíces, que combina muy bien lo artesanal, ancestral y tradicional de estas bordadoras y la moda.
“Todas las piezas son intervenidas por ellas, cada pieza es diferente y tiene el alma de quien la bordó”, comenta Caviedes.

El acolchado llevado de manera elegante y sofisticada.
Capitone, rococó, borlas, novillito, punto festón, cadeneta doble, palotes de crochet... cada prenda tiene lo suyo, incluyendo los zapatos que la diseñadora se lanzó a abordar en los tacones. “Llevamos las puntadas a materiales inesperados como el cuero de los zapatos, el acolchado y las mallas. Ellas decían que no se podía, que las agujas se iban a romper, que la tela se iba a dañar, pero lo logramos”.
Una muestra de cómo se logra llevar lo artesanal a lo contemporáneo, con sello propio e identidad. Por algo dicen que la artesanía es el nuevo lujo.
EL TIEMPO
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