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Frank Lentini, el hombre de tres piernas y dos penes completamente funcionales

Frank Lentini, el hombre de tres piernas y dos penes completamente funcionales.

Frank Lentini, el hombre de tres piernas y dos penes completamente funcionales.

Foto:Página oficial de Frank Lentini

Su particularidad genética lo llevó a convertirse en una estrella circense cotizada en el mundo.

Pocos o, más bien, ningún nacimiento conmocionó tanto a Italia como el de Francesco Lentini. Cuando la partera, finalmente, logró sacarlo del vientre de su madre, los vítores de euforia propios de la llegada de un nuevo integrante a la familia se vieron opacados por gritos ensordecedores que advertían que Frank no era cualquier bebé.
¿Era un niño? ¿Una rareza genética? ¿Una proeza de la ciencia? Tres piernas, cuatro pies, 16 dedos y dos juegos de genitales eran los, para nada comunes, atributos que lo convertían en toda una peculiaridad de la época.
Fenómeno para unos, maldición de Dios para otros, Frank Lentini pasó a la historia por ser mucho más que un hombre -menos que dos- con una extraña condición genética, se convirtió en un reconocido showman, la inspiración de varios libros, una extrañeza andante y, por supuesto, un referente de positivismo, humor y resiliencia.

Un insólito nacimiento

El 18 de mayo de 1889 una inusual noticia inundó los rincones de Sicilia, Italia, la isla más grande del Mediterráneo: había nacido Francesco Lentini, un bebé que de normal tenía poco y de asombroso, mucho.
Era el primer varón de cuatro hermanas que le antecedían. Más que cualquier otro nacimiento, su llegada superó, por mucho, las expectativas de sus progenitores, Natale y Giovanna Falco, dos campesinos provenientes de Rosolini, una localidad italiana de la provincia de Siracusa.
Lo que inicialmente parecía ser un embarazo múltiple terminó convirtiéndose en un insólito acontecimiento que, unas cuantas décadas después, aún reposa en la memoria colectiva de los habitantes sicilianos.
A falta de un hermano gemelo, Frank terminó siendo poseedor de tres piernas, cuatro pies, dieciséis dedos de los pies y dos penes totalmente funcionales con sus correspondientes testículos. Toda una fuente riquísima de material genético que se presenta en uno de cada 500 nacimientos en el mundo.
Aunque poco usual, Lentini nació con un trastorno congénito llamado gemelos heterópagos o parásitos, un fenómeno médico que se manifiesta en el útero cuando un gemelo deja de desarrollarse mientras que el otro -en este caso Lentini- se desarrolla completamente durante la gestación.
De acuerdo con la revista ‘Repertorio de Medicina y Cirugía’, “los gemelos parásitos o heterópagos son aquellos unidos asimétricamente con partes deformes del parásito que se unen en diferentes regiones del gemelo normal (autosite), del cual depende para su soporte nutricional y crecimiento”.
En este caso en particular, las partes del cuerpo del gemelo incompleto se fusionaron con Lentini, quien nació con un hueso pélvico adicional, genitales rudimentarios y una tercera pierna completamente formada que brotó del costado de su cadera derecha con un cuarto pie sobresaliendo de su rodilla.
Si bien, actualmente, este trastorno ha sido ampliamente abordado por distintos expertos a lo largo y ancho del mundo, para la época en la que nació, creció y se desarrolló Frank, no era más que la manifestación de un castigo divino en el que la minusvalía -o para algunos, la plusvalía- era vista como una ‘maldición de Dios’.
Sus padres, como era de esperarse, fueron los primeros -de una larga lista de personas que vendrían después- en rechazarlo. De acuerdo con el medio español ‘La Vanguardia’, Natale y Giovanna decidieron entregarlo a la esposa de un tío para que lo criara luego de que un especialista se negara a amputarle la pierna adicional, pues existía riesgo de parálisis e, incluso, de muerte.
Esta mujer a la que lo dejaron a cargo no dudó en llevarlo a una institución para niños minusválidos, pese a que él era perfectamente capaz: no solo aprendió a correr, sino que sabía nadar, montar caballo y patinar. Podía realizar prácticamente cualquier tarea y según cuentan, era un maestro del fútbol.
Más que una experiencia desagradable, en el internado para personas en condición de discapacidad, Lentini conoció a muchos chicos de su edad con problemas mucho mayores que los suyos. Fue, precisamente, allí que adquirió una nueva forma de afrontar la vida: una más fructífera y feliz para él.

De fenómeno médico a atracción de circo

La vida de Francesco Lentini dio un giro trascendental en el año 1898, es decir, cuando tan solo era un niño de nueve años. Según cuentan los registros, emprendió, junto con su padre biológico, un arduo, largo e inesperado viaje hacia Estados Unidos en el que conoció Giuseppe Magnano, un showman profesional -presentador de espectáculo- que lo llevaría, más tarde, a debutar en las grandes ligas circenses.
Bastó solo un año para que Frank -apodo que adquirió tras su llegada al continente americano- se posicionara como una de las atracciones más cotizadas del circo Ringling Brothers, el cual se convertiría en uno de los espectáculos estadounidenses más grandes a principios del siglo XX.
Lentini podía realizar hazañas con su tercera pierna como patear una pelota de fútbol, saltar la cuerda, patinar y hasta andar en bicicleta. No en vano era anunciado como ‘el siciliano de tres patas’, ‘el único jugador de fútbol de tres patas del mundo’, ‘la mayor maravilla médica de todos los tiempos’ o, a veces, simplemente como ‘el gran Lentini’.
Frank no solo se valió de su extrañeza genética para dejar cientos de fanáticos a su paso, sino que su carisma y arrolladora personalidad también fueron elementos claves que catapultaron su camino al éxito.
De acuerdo con el portal internacional ‘All That’s Interesting’, su sentido del humor era equivalente a su ingenio. Por ejemplo, durante las entrevistas -en las que usaba su miembro adicional como taburete para apoyarse-, “Lentini respondía preguntas que iban desde la curiosidad inocente hasta lo explícito. Ya sea discutiendo sus pasatiempos o los detalles de su vida sexual con una pierna extra, el hombre de tres piernas pudo dar respuestas divertidas a algunas preguntas bastante intrusivas”.
Aunque al inicio su condición física se erigía como el motivo de burla de sus compañeros y allegados, poco a poco, fue convirtiéndose en su mayor aliado para trazar una trayectoria profesional digna de admirar. Gran prueba de ello es que fue exhibido en numerosas ciudades en circos y espectáculos secundarios, incluidos Barnum and Bailey y Buffalo Bill 's Wild West Show.
¿Y quién dijo que un talentoso, carismático y, un poco, inusual showman no podía hallar el amor? En 1907, Lentini logró casarse con Theresa Murray, una joven actriz con la que tuvo cuatro hijos: Josephine, Natale, Franceso Jr. y Giacomo -todos sin malformaciones o trastornos congénitos-. Aunque se divorciaron en 1935, esto no impidió que el ‘gran Lentini’ encontrara el amor nuevamente en Helen Shupe.

Conocía dos casos de tres patas y dos casos de cuatro patas, pero ninguno de estos tenía una extremidad inferior extra normal, y ninguno tenía control de su extremidades adicionales 

A través de unas cuantas décadas de carrera artística, Lentini logró amasar gran fama y fortuna. Cuando murió de insuficiencia pulmonar -a los 77 años-, en 1966, no había dejado de hacer giras ni una sola vez.
A menudo me preguntan si conozco algún otro caso de mi especie, de alguien que haya nacido como yo. Sí, conocía dos casos de tres patas y dos casos de cuatro patas, pero ninguno de estos tenía una extremidad inferior extra normal, y ninguno tenía control de su extremidades adicionales y, de hecho, tenían todo lo que podían hacer para moverse con sus extremidades inferiores normales. Solo una de ellas vivió hasta la vejez, y esa fue Mertle Corbet, la mujer de cuatro patas”, contó Lentini en una de las innumerables entrevistas que dio a medios internacionales y, al mismo tiempo, dejó en claro que aunque existen muchas personas con trastornos congénitos, ninguna como él.
Inteligente, optimista, carismático y con buen sentido del humor, logró aparecer en la contraportada del álbum homónimo de 1995 de la banda de rock Alice in Chains y fue retratado por el director Jonathan Redavid en la película ‘The Greatest Showman’ (2017).
Este hombre que, por poco, pudo haber sido el gemelo de otro hombre transmitió a la gente que “la diversidad física es un valor, no una enfermedad; y que la diferencia es un recurso, no una anormalidad”, de acuerdo con una entrevista dada por Salvatore Spadaro -asesor fiscal en Rosolini y apasionado de la historia que escribió un libro sobre la biografía de Lentino- al medio ‘La Vanguardia’.

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Valeria Castro Valencia
Redacción Tendencias EL TIEMPO
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