El Dr. Jorge García Gómez nació en Bucaramanga, tierra santandereana donde resuenan los blasones del espíritu y la inteligencia. Labró con dedicación y esfuerzo una posición de gran relevancia en la medicina colombiana y continental. Se graduó en Medicina y Cirugía de la U. Nacional en 1948, con una tesis meritoria.
Se entrenó en otorrinolaringología en la U. de Illinois, en Chicago, y en cirugía
del oído como becario Kellogg en la U. de Northwestern de Chicago. A su regreso a
Colombia en 1954 trajo el primer microscopio quirúrgico y fue el pionero de la microcirugía para rehabilitar a los pacientes con sordera.
Fue ministro de Salud del
presidente Betancur, 1982-1983. Durante su gestión expidió la primera ley sobre el
ruido y sus efectos ambientales y laborales.
Fundó el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de San José en Bogotá y organizó la Sección de Otorrinolaringología en la Fundación Santa Fe de Bogotá y fue miembro de su junta directiva. Miembro honorario de la Academia Colombiana de Medicina. Profesor honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario y fundador en 1966 de la Facultad de Fonoaudiología de esta prestigiosa universidad.
Además, fue fundador y presidente de la Asociación Colombiana de Otorrinolaringología en 1961 y presidente de la Asociación Panamericana de Otorrinolaringología en 1980.
Se preocupó y estuvo en contacto con comunidades indígenas y discapacitados y trajo a Colombia los primeros tomógrafos computadorizados.
Fue viceministro de Salud del presidente Turbay Ayala en 1982 y ministro de Salud del
presidente Betancur, 1982-1983. Durante su gestión expidió la primera ley sobre el
ruido y sus efectos ambientales y laborales, y reglamentó con el Ministerio de Comunicaciones la ley que regula y restringe la publicidad del cigarrillo y el alcohol. En esos cargos fue viajero incansable, recorrió los rincones del país. Se preocupó y estuvo en contacto con comunidades indígenas y discapacitados y trajo a
Colombia los primeros tomógrafos computadorizados. Su figura amable, simpática, elegante y sus contribuciones científicas y prolíficas siempre serán recordadas.
REDACCIÓN EL TIEMPO