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El día cuando un alcalde de Nueva York propuso bombardear a Medellín

El objetivo del mandatario era acabar con el narcotráfico.

El objetivo del mandatario era acabar con el narcotráfico.

Foto:iStock / Guillermo Ossa - EL TIEMPO

Para combatir el narcotráfico, Ed Koch puso a disposición de Colombia un arsenal de armas.

La ciudad de Nueva York ha tenido muchos alcaldes, pero pocos, o más ninguno, como Ed Koch. Controlador, temerario y autoproclamado un “liberal con cordura”, estuvo durante tres periodos -desde 1978 hasta 1989- al mando de ‘La gran manzana’.
Su personalidad cándida, pero al mismo tiempo combativa, le sirvió para ganar tanto adeptos como detractores a lo largo y ancho del territorio. Cuando
murió en el año 2013, a sus 88 años, las percepciones sobre sus mandatos eran divididas: unos lo consideraban una figura tan complicada; mientras que otros exaltaban su papel al haber “salvado” a Nueva York de la quiebra financiera.
La revista ‘Time’, ‘sin pelos en la lengua ni tapujos’ lo describió de la siguiente manera en una oportunidad: “Si Nueva York es un taxi, Ed Koch es su conductor: de mal genio, beligerante, dogmático, hablador, protector, franco y, posiblemente, loco”.
Koch adquirió fama y popularidad en su país no solo por su personalidad bromista y osada, sino también por sus estrictas políticas fiscales. Sus años en el poder, de acuerdo con ‘The Washington Post’, estuvieron marcados por las tensiones raciales, la corrupción política, la escalada del VIH, una alta tasa delictiva y el tráfico de drogas.
Fue precisamente para combatir este último aspecto que el fallecido mandatario estadounidense decidió lanzar una propuesta tan polémica como inverosímil en el año 1988: bombardear a Medellín, que por esa época se erigía como una de las principales exportadoras de estupefacientes a nivel mundial.

‘Estoy de acuerdo con bombardear a Medellín’

En la actualidad, Nueva York es una de las ciudades más prósperas y atractivas para moradores, turistas y ajenos; sin embargo, esto no siempre fue así. Para finales de la década de 1980, un enemigo ponía en la cuerda floja tanto a dirigentes políticos como ciudadanos: se trataba del consumo de crack y cocaína, que estaba en pleno apogeo.
“Habiendo llegado a los EE. UU. a principios de la década, este compuesto de cocaína altamente adictivo, más asequible que su forma en polvo, había creado rápidamente una crisis nacional”, detalló ‘The Guardian’.
Para marzo de 1988, ‘The Times’ publicaba un artículo en el que tildaba a Medellín de ser una de las ciudades más peligrosas del mundo. En abril de 1989, ‘Rolling Stone’, por su parte, señalaba: “En la ciudad de Medellín, Colombia, la cocaína es su negocio, su único negocio. ¿Qué se necesita para convertirse en la capital mundial del narcotráfico? Trabajo duro, mercadeo y un talento sin límite para el asesinato”.

Si ustedes quieren nuestros aviones y nuestros tanques para bombardear los cultivos de coca, yo apruebo eso

Las estrategias para combatir el narcotráfico, que tan asentado estaba para la década de 1980 gracias a los carteles de Medellín y Cali, parecían no estar dando sus frutos. Fue, en medio de este panorama, que Koch decidió hacer una controvertida propuesta que aún retumba en los oídos de los ciudadanos antioqueños.
“Si ustedes nos piden que les enviemos tanques de guerra para bombardear esa ciudad, ¿cómo es que se llama? Medellín, yo diría también que sí. Pero no estoy de acuerdo con que se envíe ayuda económica o ayuda militar, mientras ustedes sigan exportando droga hacia los Estados Unidos”, afirmó el entonces alcalde de Nueva York, en una larga y tendida entrevista otorgada a ‘Caracol Radio’ en 1988.
De acuerdo con el periódico alternativo ‘Universo Centro’, la entrevista había sido arreglada por el entonces alcalde electo de Bogotá, Andrés Pastrana. Su objetivo principal era volcar toda la atención a aquellos tópicos que involucraban de manera directa a las dos ciudades. El tráfico de droga, por supuesto, era uno de ellos.
En medio de la conversación, Koch dejó en claro que, aunque la idea estaba puesta sobre la mesa, la decisión final tendría que tomarla Colombia. A disposición del país quedaba el arsenal de aviones y tanques de guerra de la ciudad estadounidense.
“Bien, eso debe ser pedido de ustedes. Yo no estoy sugiriendo que nosotros enviemos aviones y tanques de guerra en algún lugar de Colombia por nuestra propia iniciativa. Si ustedes quieren nuestros aviones y nuestros tanques para bombardear los cultivos de coca, yo apruebo eso, estoy de acuerdo con eso”.
En otro fragmento de la entrevista, el alcalde neoyorquino puso de manifiesto que si debía elegir entre la posición de los colombianos y el bienestar de los ciudadanos estadounidenses, la decisión era clara: elegiría a su nación. “Ellos están primero, están por delante de su país”, añadió.
Las declaraciones de Koch se vieron un tanto opacadas por la Masacre de La Mejor Esquina, que tuvo lugar en Córdoba el 3 de abril de 1988. Aún así, William Jaramillo Gómez, quien por ese momento fuese el alcalde de Medellín, salió a pronunciarse ante la situación.
De acuerdo con el periódico alternativo citado anteriormente, el exmandatario dijo: “Creo que aquello hace parte del folclor de la campaña electoral del señor Koch para su reelección como alcalde de Nueva York. Él siempre ha sido bastante lengüisuelto y en esta ocasión se tomó atribuciones que son competencia del presidente de la república, muy posiblemente por la situación que tiene en Nueva York en relación con el consumo de droga, porque tal como lo dijo la revista ‘Time’ hace varias semanas, la batalla contra el consumo se está perdiendo particularmente en esa capital, en donde el sitio denominado Jamaica se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de Koch. Lo demás es puro folclor”.
La controvertida propuesta de Koch fue reseñada en varios medios de comunicación nacionales, entre ellos, EL TIEMPO, El Espectador y El Colombiano. La reacción de algunos incluso involucró la creación de memes que, lejos de prestar atención a la amenaza, lo que hicieron fue restar importancia a la situación.
En el año 2013, Koch murió a los 88 años a causa de una falla cardíaca. Su carácter cómico, mezclado con su rudeza y particular visión del mundo, terminaron por inmortalizarlo en la historia de la ciudad de Nueva York. El mandatario hizo lo propio en Colombia, de la mano de su osada propuesta de bombardear Medellín.
Recientemente, la ciudad de Nueva York anunció la apertura de cinco nuevos centros para el consumo de drogas, en el marco de lo que algunos denominan la “epidemia del fentanilo”.
“La epidemia de los opioides ya se ha cobrado la vida de miles de neoyorquinos (...) Hoy, un residente de nuestra ciudad pierde la vida en una sobredosis cada tres horas, por lo tanto es fundamental que usemos todas las herramientas a nuestro alcance para atacar este problema”, dijo el alcalde Eric Adams ante la prensa.

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VALERIA CASTRO VALENCIA
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