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Gente

La raíz de la rabia / De tu lado con Alex

Respondemos con rabia porque no queremos que nos vean ninguna señal de debilidad.

Andrea Morante
Aunque Colombia ha estado en el listado de los países más felices del mundo varias veces, si uno maneja en las calles, participa en redes sociales o incluso va a un encuentro familiar o social, la percepción es completamente distinta. Estamos en una sociedad donde la rabia parece que primara sobre cualquier otro sentimiento. Constantemente estamos siendo atacados o somos nosotros mismos los que atacamos.
La rabia la tenemos a flor de piel. Incluso, muchas veces lo que empieza como un evento que debería despertar pasión y alegría termina en agresiones y hasta muertes, como los partidos de futbol, carnavales o una noche de fiesta.
¿Por qué hay tanta rabia corriendo por nuestras venas? ¿Por qué tanta agresión con alguien que tenga una opinión o una vida diferente a la nuestra? ¿Por qué pareciera que no somos capaces de defender nuestro punto de vista sin necesidad de ofender en lo más profundo a nuestro ‘contrincante’? ¿Por qué no podemos ceder el paso en el tráfico tranquilamente sin tener que recordarle a la mamá a la persona que quiere girar a la derecha?
Creo que debemos ir más allá de la simple manifestación de la rabia, hay algo mucho más profundo en cada uno de nosotros... el miedo. Como individuos vivimos en constante y permanente miedo. Miedo a que nos abandonen, miedo a que no podamos controlar los resultados de nuestras vidas y miedo a no ser suficientes. Estos miedos individuales nos hacen reaccionar con agresión, tanto en lo privado como en lo colectivo.
En vez de manifestar dolor o inseguridad cuando alguien está en desacuerdo con nosotros, respondemos con rabia porque no queremos que nos vean ninguna señal de debilidad. Si nos sentimos inseguros en pareja, preferimos ser agresivos y tantas veces llegar al maltrato físico en vez de aceptar que nos sentimos vulnerables al abandono. Agredimos a los que tienen orientación sexual distinta o pensamientos políticos contrarios porque nos da miedo perder el control de nuestras propias vidas si aceptamos que hay diferentes maneras de vivir y pensar. En el tráfico tenemos que defender nuestro territorio porque muchas veces nos da miedo hacerlo en otras esferas de nuestras vidas.
Cuando no podemos controlar lo que pasa afuera de nosotros se nos despierta la vulnerabilidad a ser heridos, a no sentirnos suficientemente inteligentes o capaces, a perder a los que amamos, o a admitir que somos sensibles y posiblemente estamos dolidos.
La próxima vez que se sienta agredido piense cómo va reaccionar: con agresión por tapar un miedo o con la linda honestidad de ser sensibles y humanos.
ALEXANDRA PUMAREJO
En Twitter: @detuladoconalex
Andrea Morante
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