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Gente

La 'mala hora' de los mariachis: sobreviviendo día a día en Colombia

Los mariachis han tenido que  buscar por sí mismos a sus clientes en los barrios y conjuntos de las principales capitales del país.

Los mariachis han tenido que buscar por sí mismos a sus clientes en los barrios y conjuntos de las principales capitales del país.

Foto:Diego Caucayo. EL TIEMPO

Con serenatas en la calle y tapabocas para cantar, estos artistas se enfrentan a la crisis. 

El sector cultural ha sido uno de los más afectados por las restricciones de movilidad y las medidas de confinamiento que se han implementado en Colombia para contrarrestar el avance del coronavirus. Los mariachis, que viven de serenatas, conciertos y eventos que congregan a la gente, no han sido la excepción.
De hecho, hace unas semanas, se conoció el caso de unos músicos que tocan rancheras en Cali y que empezaron a cantar en la calle como forma de protesta por la falta de ayudas. Más de 200 artistas estuvieron haciendo música en plena vía pública con la intención de llamar la atención de las autoridades.
Igual pasó en Santa Marta, donde los mariachis se manifestaron porque querían tocar en el Día de la Madre, uno de las fechas más especiales.
Jorge Cruz, que es el líder del Mariachi Monterrey,  en Bogotá, y que tiene 28 años de experiencia, señala que justo ese fin de semana era el mejor del año.
"Eran los días en los que más se trabajaba", comenta Cruz. "Empezábamos desde el mediodía del sábado y pasábamos prácticamente derecho hasta el domingo por la noche".
Pero este año, por supuesto, la situación fue muy diferente. Ahora, Cruz y sus colegas han empezado a tocar en las calles del norte de Bogotá, ofreciendo serenatas a cambio de lo que el público quiera darles. Antes, cobraban entre 500.000 y 600.000 pesos por cada serenata, en la que llegaban a interpretar hasta nueve canciones.
Cruz dice que desde antes de que comenzara la cuarentena sintieron el impacto económico de la pandemia. Ocho días antes de que Claudia López decretara el aislamiento, a finales de marzo, les empezaron a cancelar conciertos y serenatas.
Por lo pronto, sostiene que las ayudas que necesitan del Gobierno nacional no son económicas, pues eso no le alcanzaría. "Yo quiero es que nos dejen trabajar, porque, de todas maneras, en nuestro negocio no hay tanto contacto. Cantamos desde lejos", explica.
Estos artistas manifiestan que les ha hecho falta agremiarse para proteger sus derechos.

Estos artistas manifiestan que les ha hecho falta agremiarse para proteger sus derechos.

Foto:Diego Caucayo. EL TIEMPO

Para sobrevivir, dice, empezaron a salir, como otras decenas de mariachis, a cantar a las afueras de los conjuntos. Aunque eran 11 músicos, sólo ocho se han atrevido a ir a tocar a la calle. Son una pareja por cada instrumento: dos violines, dos armonías, dos trompetas y dos cantantes. Ahora ya no llegan en la furgoneta que él manejaba en mejores tiempos, sino que deben tomar un taxi.
Se encuentran a la  1 p.m., en la carrera novena con calle 127. Llevan tapabocas negros de tela y los trajes bien puestos para cantar. Antes de empezar, consultan con los porteros de los conjuntos, para confirmar que no hubo mariachis antes, pues dicen que no quieren aburrir a la gente.
A veces les echan la Policía, pero los uniformados los tratan bien. "Nos dicen: 'Muchachos, la gente empezó a molestar, es mejor que vayan a otro lado'".
"De todos modos, al principio es muy vergonzoso, la verdad. Es casi como ir a pedir limosna. Uno está acostumbrado a que le paguen por su arte, porque eso es lo que somos, artistas", señala Cruz.
Ahora parece que, como en la canción de Pedro Infante, los mariachis no sólo deben hacer "bajar las estrellas y la luna del cielo", sino también la plata.
"Como vamos más que todo a los edificios, la gente nos bota el dinero por la ventana, dentro de una bolsita. Le echan un par de monedas para darle peso y que pueda caer bien", relata el trompetista.
El número exacto de mariachis afectados no está claro, pues "uno de nuestros problemas es que no estamos agremiados, pero somos miles, miles", cierra Cruz.
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