Conforme fue avanzando la pandemia, el uso del tapabocas cobró importancia en todo el mundo. Aunque en un primer momento la OMS y los gobiernos de distintos países aseguraron que no era necesario ponerse este elemento de protección para evitar contagios, debido sobre todo al temor de que hubiera escasez y que el personal de salud quedara desprotegido, más tarde darían un 'reversazo'.
De hecho, a la fecha una gran cantidad de estados nacionales les exigen a sus ciudadanos portar mascarillas en lugares públicos.
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La evidencia científica también mostraría que esto era especialmente importante, pues muchos estudios recabaron evidencia de que el coronavirus sí podía transmitirse por aerosoles y no solo por gotículas. ¿Y cuál es la diferencia?
Las gotículas son partículas 'pesadas' del virus que caen al suelo después de unos minutos y, por ejemplo, en ambientes cerrados no se quedan flotando en el aire. Por el contrario, los aerosoles son tan livianos que pueden permanecer flotando, casi como el humo, en los espacios y contagiar a muchas personas.
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Esto sucedió, por ejemplo, en eventos documentados de 'supercontagios', cuando un solo individuo con coronavirus acabó infectando a varias personas con las que ni siquiera tuvo contacto cercano.
En vista de la gran cantidad de evidencia que se fue acumulando con los meses, en octubre de 2020 un grupo de científicos hizo pública una carta a la OMS en la que le señalaba la importancia de entender que el virus sí se transmite por el aire. Entonces, el tapabocas, que ya era un elemento esencial, se volvió aún más importante y las entidades sanitarias comenzaron a hablar sobre la necesidad de ventilar los espacios cerrados.
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Científicos de la universidad Técnica de Delft, de Holanda, diseñaron un modelo para hacer visibles las partículas del coronavirus y mostraron cómo se mueven en el aire.
Con el objetivo de señalar los resultados que encontraron compartieron un video en redes sociales en el que se ve un maniquí verde que expulsa partículas igual que un ser humano de carne y hueso.
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El 'sujeto' de prueba utiliza varios tapabocas y en el clip se observa que, aunque es cierto que algunos pueden ser mejores que otros para proteger a quien lo usa o a las personas con las cuales se tiene contacto, el enfoque lo pusieron en la calidad del ajuste.
Por eso, como se ve en el video, el tapabocas que se asemeja al N95 arroja resultados similares a los que tiene el de tela. En lo que coinciden es en el ajuste.
Mientras tanto, se ve cómo el tapabocas desechable puede ser más susceptible a estar un poco más holgado, lo que, según el clip explicativo, podría poner en riesgo a quienes estén detrás de una persona infectada con este implemento mal puesto.
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Lo primero, por supuesto, es asegurarse de que se está usando de forma adecuada. Debe tapar tanto el mentón como la nariz y, según una lista de recomendaciones que ha hecho la OMS, debe ajustarse bien a la cara, no dejar orificios a los lados.
Esa institución también sostiene que es recomendable buscar un tapabocas que cuente con tres capas: la que se encuentra más cerca de la boca debe ser de algodón absorbente, la segunda puede ser de polipropileno y la tercera del mismo material o de un poliéster que resista la humedad.
En el caso de los tapabocas no médicos, hay que tener algunos cuidados especiales. Entre otras cosas, guardarlos en bolsas de plástico o empaques seguros y lavarlos con agua y jabón, si se puede, a unos 60 grados celsius.
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*Con información de EFE