Jeisson Castro, artista plástico de la Universidad Nacional presentó esta semana en Buenos Aires, Argentina a ‘Electromitosis’, el primer robot ‘creyente’ con el que busca superar la barrera tecnológica que ha puesto la ciencia ficción, al suponer que algún día las máquinas tendrán algún grado de conciencia.
Con su proyecto, Castro, quien adelanta una maestría en Arte Tecnológico, se pregunta cómo un artefacto tecnológico puede simular metafóricamente el comportamiento del cerebro de un creyente y la manera en que la tecnología, a partir de los fundamentos básicos de la inteligencia artificial y la computación afectiva, puede presentarse como plataforma para la definición de la creencia artificial.
Lo que ocurrirá en el 2030, según el artista, es que las máquinas no solo reemplazarán a los humanos a la hora de realizar tareas sencillas, sino que también ayudarán a entender cuestiones filosóficas.
“Lo que ocurrirá con estas nuevas máquinas es que ayudarán al hombre a responder preguntas filosóficas trascendentales, pues su capacidad de observar el universo será muy superior, incluso de viajar por él y habitarlo”, asegura Castro, quien añade que para este año el mundo tendrá robots con diversos niveles de religiosidad o espiritualidad, según sea programado.
De allí se desprende un debate sobre la moral y la ética en las máquinas y la manera como tendrán que ser programadas o adoctrinadas para que aprendan a respetar a las entidades tecnológicas.
Al respecto, Castro señala que “los robots tendrán que aprender la diferencia entre el bien y el mal, el cuidado y respeto por la vida humana. Así mismo tendrán que plantearse preguntas importantes acerca de su existencia y su futuro y de cómo podrán trascender teniendo en cuenta, por ejemplo, la espiritualidad, religiosidad o creencia artificial”.
La máquina está configurada para que siga en tiempo real la posición del telescopio espacial Edwin Hubble (Nasa + ESA). Dicho telescopio, que fue lanzado al espacio en 1990 y dejará de orbitar la tierra en el año 2018, es el objeto de “creencia” del robot, quien lo sigue a donde quiera que vaya a través de sus LEDs de alta potencia.
El primer robot ‘creyente’ llega en momentos en que la inteligencia artificial, rama de la computación que vincula un fenómeno natural con una analogía artificial a través de programación informática, cobra una gran importancia pues gracias a ella se han desarrollado sistemas que pueden imitar la capacidad mental humana.
Así que no es no es improbable pensar que así como el cerebro humano puede generar la identidad de los seres humanos, los robots puedan igualmente generar identidad y conciencia propia, a partir del hardware, el software y su programación.
‘Electromitosis’ fue el proyecto ganador de la convocatoria “Residencia Cinemateca encuentro FASE - arte, ciencia y tecnología”, como parte del Programa Distrital de estímulos para la cultura de IDARTES 2016.
DEISY ALEJANDRA ÁVILA
ESCUELA DE PERIODISMO EL TIEMPO
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