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Uno de cada diez hogares es unipersonal
Hogares unipersonales en Colombia

El estudio señala que quienes más se inclinan a vivir solos son los hombres.

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Según un documento, vivir solos es más frecuente en las zonas rurales de Colombia.

Colombia no es ajena a la creciente tendencia de vivir solos. De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Ends), los hogares conformados por una sola persona constituían el 11,1 por ciento del total en el 2015, frente al 9,5 por ciento registrado en el 2010. Este aumento los deja a apenas ocho puntos porcentuales de los hogares conformados por dos personas (19,1 por ciento). De hecho, los responsables de la Ends califican el incremento de los hogares unipersonales como “el cambio demográfico más notorio” frente a la encuesta aplicada cinco años antes. Llama la atención que, según el mismo documento, esta forma de vivir es más frecuente en las zonas rurales.

En cuanto a las cuatro principales ciudades del país, el Consumertrack (un compendio de más de 75.000 encuestas aplicadas en los últimos cuatro años) muestra que el 5,9 por ciento de los mayores de 12 años dice vivir solo. El estudio señala que quienes más se inclinan a hacerlo son los hombres: el 7,9 por ciento del total vive solo, frente al 4,8 de las mujeres. Así mismo, la tendencia es más evidente entre las personas con un mayor nivel de estudios (el 15,9 % de quienes tienen un doctorado vive solo) y una mejor situación socioeconómica (el 9,3 % de los que pertenecen al estrato 6 asegura no vivir con alguien). La edad de mayor incidencia de este fenómeno es de los 26 a los 35 años. En este rango, el 6,9 por ciento manifiesta que vive solo.

La psicóloga de familia María Elena López comenta que este fenómeno tiene que ver con la actual tendencia al egocentrismo, “que hace que las personas construyan todo alrededor de sí mismas”. También, con el hecho de que las relaciones son cada vez más difíciles (alrededor del 60 por ciento de las parejas que optan por el matrimonio se separa durante los primeros cinco años, anota) y con la posibilidad de llegar a “acuerdos emocionales” diferentes a los de antaño.

Para el antropólogo y doctor en sociología Fabián Sanabria, “la tendencia a vivir solos se corresponde con los procesos de consolidación de grandes ciudades, que son relativamente recientes”. Esta dinámica, explica el experto, conlleva un cambio de los roles masculinos y femeninos, en virtud del cual ya no son raros los amos de casa ni las mujeres que mantienen a sus parejas.

“Eso va generando una mayor consciencia del estar en el mundo y un mayor respeto por la autonomía –agrega Sanabria–. Así, la soledad, sobre todo la de las mujeres, empieza a dejar de ser mal vista y a convertirse en una soledad gozosa, en la que uno puede ver porno a las 3 de la tarde o cocinar a las 3 de la mañana sin que lo jodan; en la que se puede ir solo al cine o a un café sin hacer el oso. Y todo esto cambia la concepción de la familia: las personas ya no quieren seguir el modelo parroquial de la Virgen María y San José. Ni siquiera quieren tener su niño Dios, sino que lo sustituyen con mascotas”.

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