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Gastronomía

Pruebe 'Café a Ciegas': cata en la oscuridad en un entorno teatral

El grupo de baristas ciegos o con capacidad visual reducida que trabajan en esta obra de teatro y degustación de café.

El grupo de baristas ciegos o con capacidad visual reducida que trabajan en esta obra de teatro y degustación de café.

Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO

Un grupo de personas ciegas creó una puesta en escena en torno a la preparación de un café.

Café a Ciegas es una experiencia multisensorial, que agrupa teatro, música y literatura en torno a la preparación de un café.
Lo primero, dice José David Díaz, es poner a prueba la confianza de cada persona al ingresar en un espacio absolutamente oscuro y dejarse guiar hasta el lugar que ocupará durante esta puesta en escena de 45 minutos.
Díaz, ciego de nacimiento, director de la Asociación Integrarte, es el autor de la obra -que tendrá una breve temporada de funciones hasta el 8 de febrero.
Se trata de un proyecto que involucra a nueve personas con discapacidad visual que primero se hicieron baristas y, luego aplicaron su conocimiento sobre el café en esta pieza teatral que se presenta en el espacio no convencional del restaurante Azurro, en Bogotá.
“Soy músico de profesión -dijo Díaz, vocero de esta obra-. Soy activista y dirijo la Asociación Integrarte desde hace 9 años. Desde el 2011. La organización es un espacio para trabajar desde tres líneas: investigación, formación y promoción de temas culturales y artísticos de la población con discapacidad”.
Aunque trabaja con otras discapacidades, el proyecto de Café a Ciegas integró solo a personas ciegas.
¿Cuál fue la primera inquietud para conformar este grupo?
Nos dimos cuenta de que una de las problemáticas que aqueja a esta población es la inserción laboral. Decidimos emprender un proyecto que diera una solución, algo que además de dar formación, permitiera ser productivo, de acuerdo con mi experiencia de persona ciega que, además, ha hecho arte, teatro y música.
¿Cómo llegó a estas disciplinas?
Estudié en la Academia Superior de Artes de Bogotá. Hice carrera de música. En esa escuela era fácil involucrarse en trabajos interdisciplinarios. Al tiempo que hacía mi carrera, hacía producción de teatro, musical. Después viajé por Colombia y Latinoamérica haciendo esto y después viví una etapa difícil en Estados Unidos.
Un amigo me dijo: hay que hacer un espectáculo, deberíamos hacer algo a ciegas. Y lo había pensado hace años. Mi hermana estuvo en Alemania en alguna experiencia a ciegas. Aunque era diferente…
Estaba en mente el espectáculo, ¿en qué momento se integra el café?
Conocí al barista John Dech, tiene una escuela de barismo en Bogotá. Hicimos una convocatoria abierta a la que acudieron 40 personas ciegas. Pero, a través de diferentes etapas solo quedaron nueve.
¿Alguno ya era barista, experto preparador de café?
No. Primero hicimos una capacitación en el Sena. Luego, otra más amplia, en Coffee Studio. De hecho, vienen otras etapas y líneas de negocio. Pero, estamos arrancando con el espectáculo para adaptarnos a las condiciones actuales. Es un espectáculo itinerante, tiene un alto componente pedagócgico, en temas de inclusión y resiliencia. Es demostrativo y además es arte que involucra las capacidades de este grupo de personas.

Un amigo me dijo: hay que hacer un espectáculo, deberíamos hacer algo a ciegas. Y lo había pensado hace años. Mi hermana estuvo en Alemania en alguna experiencia a ciegas

¿Cómo definió: primero capacitarlos como preparadores de café y luego hacer teatro?
No lo planeamos. Al principio pensaba en poner un punto de Café a Ciegas. Eso viene ahora, en julio. Pensaba en un local que preparara café en el que los baristas fueran ciegos. La idea era capacitar y darle empleo a la gente. Pero, no había presupuesto. Así que empezamos a articular una red.
Apareció Tatiana Rodríguez, con la fundación Sirius, Una Nueva Luz. Empezó a surgir la idea y a redondearse. Dijimos: Bueno, hagamos una puesta en escena que involucre la preparación del café y lo que sé hacer: música, teatro, literatura.
Se trabaja la metáfora de la ceguera a partir de oscurecer el espacio e invitar a la gente a que interactúe. Esa condición de oscuridad genera en el público la posibilidad de explorar su multisensorialidad y el café es perfecto, porque para disfrutarlo, intervienen los sentidos.
¿Cuál es el argumento de esta puesta en escena?
La historia está orientada hacia la literatura que se ha tejido alrededor de la ceguera. Hay muchas historias, desde Homero que, según la leyenda, era ciego. Pasando por obras de Sábato, Saramago, Baudelaire y el mismo Borges. Todos han utilizado la ceguera como metáfora. Entonces, fuimos a obras de estos autores y a otros de compañeros ciegos -un chico llamado Gregorio Ríos escribió algunos textos- y empecé a articularlos en la puesta en escena de discurso dramático. Ahí nace Café a Ciegas.
Es una cata a ciegas de café con teatro…
Es una cata. Un espectáculo de 45 minutos, tiene un componente literario importante y música, todo absolutamente a oscuras.
¿Cuántos cafés se preparan en la obra?
El aforo es para 20 personas que tomarán una taza de café.
¿Y los personajes?
Hay un pastor de ovejas. Hay una leyenda en torno al origen de la infusión de café: Un pastor en África veía que sus cabras consumían el grano y se volvían locas. De ahí viene el dicho de “cabras locas”. Nosotros, en la obra, cambiamos las cabras por ovejas. En fin, el pastor les lleva estos granos a un monje y lo pusieron a hervir. Así sabía mal. Entonces lo echaron al fuego y emergió el aroma. Entonces, lo combinaron con agua y salió la primera taza.
En la obra, este pastor hace las veces de narrador y hace la introducción de la historia. Hay otro personaje, Fernando Vidal, basado en Informe sobre ciegos, obra de Ernesto Sábato, que habla de la secta de ciegos que manejaban los hilos del mundo. Hay un espíritu del café que dirige todo el ritual de catación.

Es una cata. Un espectáculo de 45 minutos, tiene un componente literario importante y música, todo absolutamente a oscuras

Han entrenado para no quemarse…
Es de práctica. Se ponen las capacidades de una persona ciega a favor de un proceso. Los ciegos nos enfrentamos a la cocina todos los días. Yo cocino, los demás también, nos hemos enfrentado a aprender quemándonos, se despiertan habilidades. En un lugar conocido es fácil orientarse. Así, aprendimos a ser baristas…
Pero se presentaron 40. ¿Cómo fue la selección?
Quedaron los que persistieron, ha sido una escuela. Si quieres ser emprendedor tienes que persistir. Desde el comienzo me dije: No voy a sacar a nadie, si al final de los cursos quedamos 30, veré qué hacer. Pero sabía que no todos son iguales y los que estamos aquí, hemos sido constantes.

Dónde y cuándo

Restaurante Azurro.
Calle 109 con 18. Bogotá.
Redes sociales: @cafeaciegas. Funciones del 5 al 8 de febrero. Reservas: 3114726550-3105702702
CULTURA
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