Aquí va la segunda entrega de un listado con lo mejor que probé este año que está por terminar y que a lo mejor les sirva de recomendación para los últimos días de este cálido diciembre o los primeros del 2017, festivos, alegres y con licencia para engordar…
O al menos para darse unos cuantos gustos, entre esos el de comer con menos prisa y con mayor curiosidad.
Solamente señalo la ciudad cuando el restaurante no está en Bogotá.
El cartoccio di mare de La Divina Comedia. El envuelto de pescado, arroz titoté y caracol de Leo, Cocina y Cava. Los sorrentinos rellenos de cangrejo a la crema de azafrán de La Provincia, en Medellín. El curry de la taberna vietnamita Têt. El codillo de cerdo al vacío, con kimchi de manzana, de Fudo. El sándwich “canalla” de El Caudillo, con codito de cerdo y fríjol salteado. Los perros preparados con chorizo santarrosano de Chorilongo. El pan batido en mantequilla de Olmedo. El café nariñense lentamente filtrado de Quechua. El cordero tikka masala de Flor de Loto. La panza de cerdo con salsa de corozo de Local, el nuevo restaurante de los hermanos Rausch. Las empanadas argentinas de carne picada a mano de Fígaro. El carpaccio de berenjenas de Boka, en Cartagena. Los pepinos rellenos, con papas chorreadas de Doña Elvira. Las empanadas gallegas de Buenas Migas. Los fetuccini a los cinco quesos de la trattoria Nuraghe. El tradicional rabo de toro de La Tasca de Braulio, que movió su sede para el agradable vecindario del Museo Nacional. El soufflé de chocolate tibio con cubierta de cacao negro y helado de jengibre de Osaka. El portobello relleno de fondant de emmental, tomates secos y trocitos de pollo de Bruna. La tostada de panza de puerco de Gringo Cantina. La smoked bacon and pepper Burger de Ugly American. El helado de creme brûlée de Orso. El róbalo confitado sobre ragout de berenjena y portobello de 1621, en el hotel Santa Clara, en Cartagena. El ceviche de salmón, pescado blanco y pulpo de Gamberro, que lleva una curiosa leche de tigre de uchuva.
Comentar