Un asiático moderno: así describen sus creadores al restaurante Fudo. Buena parte de su menú está inspirado en la comida de la calle de países como Corea o Japón, de manera que por su carta desfilan sopas, sanduchitos, empanadas y rollitos.
Algunos ya habían hecho su aparición en la escena bogotana, como los bahn o los bun: pequeños sándwiches, el primero con pan brioche y el segundo con pan de trigo cocido al vapor. De pollo o de panza de cerdo, con vegetales y salsas de indudable acento oriental, que constituyen bocados muy sabrosos.
Otros son verdaderas novedades gastronómicas, como las tostadas de camarón o el chawanmushi, que es una curiosa cuajada de huevo con carne de cangrejo, setas y huevos de salmón.
Pero aún los platos que parecen comunes, como los rollitos primavera o las empanadas de cerdo, tienen su toque particular.
El tartar de res, por ejemplo, lleva un aceite de chile y peras frescas que le sientan de maravilla. A veces la diferencia puede estar nada más que en un ingrediente como el vinagre de malta, los rábanos encurtidos o los chips de ajo, pero al final uno comprende que son pequeños detalles con los que se trata de buscar la fidelidad a los sabores centenarios de la muy apreciada cocina asiática.
Fudo pone un punto muy alto en la oferta da comida oriental. Y quizás tenga que ver sobre todo con un cuidado extremo por los términos de cocción y la selección de los ingredientes.
Un buen ejemplo es el bossam, que es un codillo de cerdo al vacío que llega a la mesa en bocados crocantes por fuera y tiernos por dentro, acompañados de kimchi de manzana y cogollos de lechuga para comerlos a manera de tacos.
Se trata de uno de los platos más maravillosos que he probado en Bogotá en los últimos meses.
En el capítulo de platos grandes ideales para compartir, al lado del codillo aparecen, entre otros, unos mejillones con sake y jengibre, unos langostinos a la pimienta con salsa de ostras y unas costillas de cordero con salsa agridulce de malta.
Se come muy bien en Fudo, no hay duda. Con plena tranquilidad a la hora del almuerzo, y con toques de rumba en las horas de la noche.
Pero algo más hay que decir: la puesta en escena del restaurante, que ocupa el lugar de un antiguo taller automotor, es fascinante: moderno, informal, acogedor.
Fudo. Calle 65 n.° 4A-96, Bogotá. Teléfono: 313 409-8399
SANCHO
Crítico gastronómico
elcalderodesancho@yahoo.com.co