Cada día hay más hamburguesas y más sándwiches que, técnicamente, no pertenecen a la categoría de comida rápida. Tampoco a la de comida chatarra. Sin que dejen de ser, en esencia, lo que su nombre propone: una preparación que va entre dos panes. Aquí van algunos buenos ejemplos del repertorio bogotano.
Una noticia que celebran los amantes de las hamburguesas: Gordo volvió a abrir sus puertas. Ahora ocupa un local de la calle 65 con carrera 4.ª, en un punto que se está convirtiendo en una poderosa zona gastronómica. Probé en Gordo la nueva hamburguesa en pan de pretzel, y me gustó mucho. Pero mis antojos me siguen haciendo inclinar más por la Swiss Burger, una maravilla de este apetecible género, que lleva champiñones al sartén, queso gruyere y cebolla caramelizada.
Gordo.
¿Es de los que suelen quejarse de la escasa oferta de salsas para aderezar los sándwiches? Le conviene saber que hay un sándwich de origen californiano -a pesar del french de su nombre- que lleva de apellido, precisamente, “al jugo”. Por lo general se trata de un sándwich de roast beef que va acompañado de una salsa calduda a base del jugo que suelta la propia carne durante la cocción. Y, sin más, cada bocado del emparedado se moja en este jugo, de la manera más informal posible. Con el nombre de Dippo, unos emprendedores lo están ofreciendo en Bogotá, por ahora solo a domicilio.
Dippo.
Ya lo he dicho y lo repito: no solo de carne se alimentan las hamburguesas. En Bogotá cada vez hay más ejemplos de buenas hamburguesas veganas. Recientemente probé en Suna la ‘Carnaval’, bautizada de esta manera precisamente por la alusión a la carne. Sin embargo, está preparada con portobellos, champiñones, tofu y remolacha, y lleva cebollas asadas y salsa de pimentón. Vale la pena probarla.
Suna.
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Hay dos secretos que hacen de la hamburguesa de Amma una de las mejores que uno pueda probar en Bogotá: la exigente selección de la carne que emplean para su preparación. Y las mil pruebas que debieron hacer hasta encontrar el punto perfecto. Es una hamburguesa gruesa, ideal para calmar un buen antojo carnívoro. A su lado llegan unas papas fritas en el punto perfecto: algo que se ha vuelto tan difícil de conseguir.
Amma.
Sancho
Crítico gastronómico de EL TIEMPO
Elcalderodesancho@yahoo.com