Las clases de cocina fueron lo primero que Andrés Giordanelli hizo al volver a Colombia después de haber estudiado cocina en Italia. La gente que las tomaba, en una época en la que no era una actividad tan popular, le insistía en que abriera el restaurante. Así nació Giordanelli, hace 15 años.
Ahora que el chef inaugura su espacio especializado en clases de cocina para grupos de máximo 13 personas en el segundo piso del restaurante, afirma que es como una vuelta a los comienzos.De alguna manera no ha dejado de compartir recetas en ese tipo de actividades, que son para empresas, familias y celebrar cumpleaños.
Lo nuevo es que el segundo piso, que en otra época usaba para eventos privados, se adecuó como aula de cocina y es allí donde el chef recibe a la gente. Hace talleres de pizza, panes, pasta, algunos para principiantes, otros para públicos avanzados. También hace recetas determinadas de las diferentes regiones de Italia.
En medio de anécdotas y consejitos para que las cosas salgan mejor en casa, Giordanelli va asignándoles tareas a los asistentes: mientras alguno va haciendo la masa para el postre, otro puede estar mezclando ingredientes para una salsa y alguno pasando por harina y huevo bolitas de arroz para hacer arancinis o croquetas.
“Los involucro a todos, para que no se parezca al programa del chef que ves en televisión que te da la receta para que después te defiendas como puedas. Juntos vamos trabajando”, dice. Al final, en conjunto, todos los que han ‘metido la cucharada’ en el taller disfrutan de la comida.
El chef ha programado clases incluso para niños. Aunque son excepcionales. Por lo general, sus talleres duran dos horas y media, y se hacen en las noches, de 6:30 o 7 p. m. en adelante.
Giordanelli es conocido por su restaurante –fue el primero de los cuatro que ostentan en Bogotá el sello Hospitalidad Italiana–. Ahora que celebra 15 años, su evaluación es satisfactoria, pues tiene dos sedes: la de la 116 y la de Usaquén.
También se precia de haber introducido platos como el risotto. “Cuando empecé –recuerda– me hice conocido por las pizzas en horno de leña. Después, la gente empezó a mirar la otra comida de la carta. En ella había varios risottos cuando nadie los ofrecía”.
Otro de los retos de entonces fue ofrecer el servicio al estilo italiano, con primer y segundo plato, según la tradición. “Había restaurantes italianos que se adaptaron al estilo colombiano”, dice. Por eso quiso que el suyo se apegara al modo de cocinar y de servir del país que refleja.
Talleres de pasta. Calle 116 n.° 15B-17, local 3, Bogotá. Reservas: 520-6099 y 520-6049. El valor es de 83.000 pesos. Incluye entrada, plato fuerte, postre, copa de vino y bebida no alcohólica.
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