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Entretenimiento

'Quiero que me recuerden siempre como el Indio Rómulo'

Además de su faceta como declamador, el Indio Rómulo enseñaba técnica de agricultura y fue alcalde de poblaciones de Boyacá.

Además de su faceta como declamador, el Indio Rómulo enseñaba técnica de agricultura y fue alcalde de poblaciones de Boyacá.

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El reconocido declamador popular falleció en la mañana de este 24 de julio por covid-19. 

Con paciencia y agradecimiento, cada día, desde hace más de una semana, David Mora, hijo del Indio Rómulo, informaba sobre la salud de su padre, internado en la Clínica Colombia de Bogotá, con covid-19.
Tenía fe, mucha fe en su recuperación, la misma que su padre profesó toda la vida. Tanto, que la primera poesía de sus espectáculos siempre era la Invocación a Cristo, para agradecer y, de paso, pedir para que sus presentaciones salieran impecables.
Pero en la mañana de este 24 de julio, David Mora, en medio del papeleo y el dolor, confirmó la muerte de su padre. 
Su voz y ese estilo tan particular para la declamación popular y tradicional se apagaron luego de unos diez días de luchar contra la enfermedad y de permanecer en la Unidad de Cuidados Intensivos.
El Indio Rómulo marcó las generaciones que en los 60, 70, 80 e incluso 90 veían televisión. Eran famosas sus presentaciones en programas como Sabariedades, Animalandia y Embajadores de la música colombiana.
Este último, dirigido y presentado por Jorge Barón, realizó varios especiales con el recordado declamador. “Hicimos un pprograma en Monguí, Boyacá, su tierra natal, y fue la sensación, porque él volvió a su pueblo, con su gente, a ver a sus amigos del colegio. Contó su vida, nos mostró su casa y nos presentó a su mamá, quien nos hizo un desayuno delicioso con chocolate, queso y unas almojábanas increíbles que preparaba”, dice.
“También fuimos a la escuela donde aprendió sus primeras letras, a la hermosa iglesia de Monguí, y en cada lugar él decía una poesía alusiva al sitio. Además, con él celebramos que su población había sido nombrada la más hermosa de Boyacá”, sigue.
Agrega que luego, en Bogotá, lo repitieron, contando la llegada del Indio Rómulo a la ciudad, donde empezó a hacerse famoso.
Nacido el 23 de abril de 1931, llegó muy joven a Bogotá y luego de graduarse en el Colegio Salesiano ingresó a la Academia Goranchacha, donde estudió teatro.
Claro que desde los 4 años, en su natal Monguí, declamaba y como contó en una entrevista en EL TIEMPO, “me fui puliendo en el camino”. Su voz fue la misma hasta el final: fuerte y entonada, así lo vieron quienes el año pasado estuvieron en un recital que realizó en la Feria del Hogar, en la celebración del Día de Boyacá.
Realizó sus primeras presentaciones en Bogotá en los sótanos de la avenida Jiménez. "Ahí debajo había varios locales y un escenario", recordó en esa entrevista, así como su participación en el primer día de la televisión colombiana, el 13 de junio de 1954.
Y hasta tuvo su propio programa, Romerías del Indio Rómulo, que se emitía con el apoyo de la Presidencia de la República.
Su poesía, como dice Barón, “era sencilla y llana, fácil de entender para todos y le llegaba a todas las personas”. Y tenía declamaciones contra los políticos corruptos, y para la mamá, para decirle a la gente que no tomara más, para la naturaleza y para el amor.
Todas las interpretaba con su gran calidad y puesta en escena. Esta última de manera sencilla, vestido con su traje de campesino boyacense, acompañado de alpargatas, ruana, sombrero y camisa casi siempre blanca.
"Todos los días repaso. Leo y declamo los poemas", le dijo a EL TIEMPO, de ahí su memoria para tener siempre vigentes más de 100 poemas, entre ellos El gran insulto, Los políticos, Mamita, Por qué no tomo más y Testamento, muchos de su autoría y otros de sus creadores favoritos: Julio Barón Ortega, Consuelo Posada Mejía, Julio Roberto Galindo y Jorge Robledo Ortiz.
En su natal Boyacá fue alcalde de varias poblaciones, pero sin dejar su faceta como declamador. Muy fácil cambiaba la corbata que usaba en sus reuniones por su ruana y su sombrero, para ir a declamarles a los niños de los colegios de distintas poblaciones e impregnarles el amor por su tierra, por la cosecha y “por el país, porque era un gran amante de Colombia”, dice Barón.
Los asistentes a la Media Torta bogotana recuerdan muchas de sus presentaciones con lleno completo, y su figura, además de estar en la televisión y la radio, hizo parte del cine. En los años 60 estuvo en una película con el boxeador italiano Primo Carnera, campeón mundial de los pesos pesados.
Su arte llegó a otros países, como México y naciones de América Central, a donde viajaba con otros artistas como Los Tolimenses.
Y no siempre se llamó el Indio Romúlo. Su primer nombre fue el de Campesino boyacense, pero en 1962, el entonces presidente Guillermo León Valencia le pidió que se llamara el Indio Rómulo de Colombia. “Fue al final de una presentación en la que me abrazó y lo hice 'berriar'. Desde ahí trabajé para el Gobierno, llevando mensajes positivos para la gente del campo” (técnicas para sembrar, por ejemplo), contó en EL TIEMPO.
En una época fundó varios centros nocturnos y por un tiempo le pudo la bebida. Contaba que una noche se subió al escenario y tenía la mente en blanco, así que decidió parar, completando casi 20 años, hasta su muerte, sin probar licor.
El gran Indio Rómulo tuvo 21 hijos más de 14 nietos. Se casó dos veces. Su última esposa fue Martha Macías, con quien hizo negocios y ayudó a muchas personas. Ella siempre estuvo pendiente de él.
El tercer hijo de Campo Elías Mora y Ana Tulia Sáenz ya no está, pero pedía en vida que cuando falleciera no quería que se hablara de él como “Rómulo Mora Sáenz. Quiero que me recuerden siempre como el Indio Rómulo". Y así será.
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