De las seis sesiones que Dago García, vicepresidente de Producción de Caracol, tuvo con Vicente Fernández para hablar de su vida, solo una fue presencial: “La última, en su rancho de Guadalajara. Pero desde la primera fue impresionante, porque él se abría muy fácil y contaba los avatares de su vida”.
Para García –además de un hito profesional lograr que Caracol hiciera una serie sobre la vida del músico, avalada por la familia Fernández– verse con él fue muy importante. “En mi época de colegio, con Víctor Sánchez, mi mejor amigo, éramos sus seguidores y nos vimos todas sus películas, recuerdo mucho El tahúr y La muerte de un gallero”, dice.
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Por eso, pisar su rancho fue adentrarse en otro universo. “Es un sitio impresionante, con un restaurante inmenso, una tienda de ropa vaquera, botas, cinturones y sombreros; una arena para 15.000 personas, donde se han presentado Shakira y Enrique Iglesias, una gran casa, unas caballerizas gigantes, con muchos caballos…”.
En la visita, después del recorrido, pasaron una jornada en su estudio, “que era su lugar íntimo”. García dice que en todas las charlas, Fernández fue muy espontáneo, “muy sencillo. Abrió su espíritu. A pesar de toda su fortuna fue un hombre muy del pueblo. Transparente. Campechano”.
Y de lágrima fácil. “Lloraba mucho cuando se acordaba de sus muertos, especialmente de su mamá, porque le quedó la frustración de no haberle podido comprar una casa. También de los amigos que se habían ido, que eran un gran dolor para él”.
Pero lo que más le gustaba a García era que mientras hablaba, también cantaba. “Se acordaba de la primera canción que grabó y arrancaba… le encantaba cantar: fueron como unas conversaciones-concierto”, dice.
Así, entre charla y canción, entre revisar lo que Fernández contaba y contrapreguntar, fue naciendo El rey Vicente Fernández, un trabajo de dos años y medio que tuvo a Colombia como base principal, pero que se grabó en México (90 por ciento) y Estados Unidos (10 por ciento), que el canal estrena el 3 de agosto en su franja estelar.
Pocos meses después de esas charlas y después de que se lograra el acuerdo con el músico y su familia para hacer esta producción, la primera internacional que hace Caracol, Vicente Fernández murió. Fue el 12 de diciembre del año pasado. En su rancho sufrió una caída y estuvo hospitalizado 128 días.
En la caída, se lastimó las vértebras cervicales y luego fue diagnosticado con el síndrome de Guillain-Barré. También presentó problemas respiratorios, que desencadenaron en su muerte.
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En la serie, Sebastián Dante es Vicente Fernández en su juventud y para nada lejano al mundo mariachi. “Cuando era niño, mi despertador eran las canciones de Vicente Fernández. Mi abuelo, Raúl Lerma, nos levantaba con sus discos a todo volumen, y nos parábamos con entusiasmo”, cuenta.
Agrega que su abuelo trabajó muchos años en Orfeón, una casa que fabricaba discos, y aunque en su colección había muchos compactos, él apreciaba la calidad del acetato. “Gracias a él aprendí lo que representa la música para mi país”. La versión de Fernández de 'La copa rota' era la que más le gustaba. “Fuerte. Me movía mucho”.
Lloraba mucho cuando se acordaba de sus muertos, especialmente de su mamá, porque le quedó la frustración de no haberle podido comprar una casa
Dante es muy buen cantante. Sus inicios fueron en el teatro musical, pero a él le gusta definirse como un “actor que canta”. Es fanático de la cumbia colombiana, la verdadera. “Me encanta Lisandro Meza y sí siento que hay una conexión especial entre ustedes y nosotros, algo que nos une mucho”, afirma.
Sus audiciones para ser Vicente Fernández empezaron mandando videos (Dago García dice que esta serie es hija legítima de la pandemia). “Y cuando ya fueron presenciales, me pidieron improvisar el momento en el que él conoció a doña Cuca, su esposa. Esto me permitió hacer algo diferente, más de juego, de propuesta”, cuenta.
Para Dante, Vicente Fernández fue un hombre impresionante “por la forma como se relacionaba con la gente, no solo en México, sino con las personas de tantos países”.
Tres actores más personifican a Fernández. Además de Dante, Kaled Acab es Vicente en sus primeros años, un niño muy talentoso del que, dice Dante, “aprendí muchísimo en el set”; Sebastián García en la adolescencia y Jaime Camil en su vida como hombre mayor.
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“Esta producción tuvo muchos retos: trabajamos con 245 actores porque decidimos que hasta el personaje más pequeño tenía que ser representado por un actor. Que quienes hicieran de Vicente Fernández cantaran y su fisonomía fuera cercana al artista. Y las épocas, porque las estéticas de los 50, 60 y 70 fueron particulares en arquitectura y en formas de vestir”, agrega Dago García. Las grabaciones fueron con tres unidades, en 380 locaciones y más de 500 sets.
Regina Pavón es doña Cuca en su juventud y Marcela Guirado en la vida adulta. En el elenco también están Gaby Espino, Florencia Ríos, Ana Paula Capetillo, Pepe Navarrete, Rubén Zamora, Erick Chapa, Marisa Saavedra, Camila Rojas, Raúl Sandoval y Enoc Leaño, entre otros.
Para Dante, vestirse de mariachi fue un ritual, “un proceso en el que te estás poniendo música en la indumentaria. Te estás vistiendo de música. El traje es un símbolo, un proceso de transformación, una armadura para ir a la lucha de la mexicanidad”.
Esta producción tuvo muchos retos: trabajamos con 245 actores porque decidimos que hasta el personaje más pequeño tenía que ser representado por un actor
Agrega que grabar las canciones de Vicente Fernández, con varios maestros, fue un gran plus para él. “La música siempre ha estado en mi vida, canto en la ducha, canto todo el tiempo. Yo creo que mis vecinos me odian, pero esta producción me permitió ver ese talento mío de otra manera”.
Aunque desde el día cero supo lo que era un secreto a voces, que uncanal colombiano estaba detrás de la serie, “lo que más me gusta es que todo se hizo de forma muy responsable desde la perspectiva colombiana para una historia mexicana. Hubo mil revisiones y nosotros como actores hicimos ciertas propuestas relacionadas con el regionalismo de Guadalajara, por ejemplo, para enriquecer el tono”.
Por su parte, García afirma que como ya las series internacionales tienen a personas de todas las nacionalidades, este trabajo no fue la excepción. “En la producción estuvo el cubano Harold Sánchez, que ha hecho producciones y películas en México, España y Colombia; en la dirección están un cubano, un colombiano y un mexicano. Uno, en un caso como este, lo que hace es armar un equipo con lo mejor, y creo que lo logramos”, sigue.
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Para García, la experiencia colombiana en bionovelas musicales fue un gran aporte. “Las estamos haciendo desde hace años y nos ha ido bien”. En la de Fernández –además–, hay un recorrido por muchas de las canciones del artista, que siempre quiso estar entre los grandes de México y lo logró, pues su trabajo estuvo al mismo nivel de José Alfredo Jiménez, Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís.
García cuenta que también hablaron con doña Cuca. “Tuvimos una jornada completa con ella. Muy mamá, muy esposa, muy cálida. Comprometida con su gente, es la típica matrona, su reino es la familia y es quien mantiene el núcleo unido en un mundo donde varios están dedicados al espectáculo, donde hay tanto dinero. Ella defiende las rutinas y hace que las cosas se sostengan. Es más, hay un punto clave: gracias a ella Vicente Fernández fue un hombre de hogar”.
El cantante, que fue obrero, pintor, ranchero, productor de cine, actor, presentador de televisión, esposo, papá y abuelo, siempre quiso, como dicta la tradición mexicana del Día de los muertos, ser recordado.
Ahora y a ranchera limpia, y en un país donde muchos llevan un mexicano en el corazón, llega esta historia hecha a muchas manos de distintas nacionalidades, para recordar por siempre a Vicente Fernández.
“Lo que más destaco es que no había diferencias entre él y su arte. Fue arte popular, cantando y expresando su esencia, alguien del pueblo cantándole al pueblo. Venía de abajo y pese a que llegó a las alturas, siempre tuvo un compromiso con su gente”, dice García.
Para Dante, con el gran gusto que hay por la música mexicana en América Latina, “esta serie es una forma de hablar de lo que nos compete, de conectar corazones y cuerpos a través de su música”.
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