Ryan Gosling ha tenido una impronta no muy expresiva en los recientes papeles claves de su carrera. Este canadiense, que está teniendo una de las promociones más ascendentes en la pirámide hollywoodense, ha sido un tosco hombre de acción en ‘Drive’, el filme de culto que lo puso en el mapa de Cannes. Y también ha sido el serio consejero de un cuarentón separado en ‘Loco y estúpido amor’. Pero su reguero de gestos parcos y contenidos está cambiando con la comedia de acción ‘Dos tipos peligrosos’, un homenaje a las ‘buddy movies’ o películas de compañeros policías de los años 80 como ‘Arma mortal’, con Mel Gibson y Danny Glover como los detectives que marcaban pauta en el cine de balas y bromas. Sobre todo bromas.
“Es un gran guion, un gran papel”, dijo Ryan Gosling en el pasado Festival de Cannes, donde la película ‘Dos tipos peligrosos’, que ya se puede ver en las salas de cine en Colombia, se presentó como parte de la selección oficial. Y si lo hizo es porque tiene méritos. Gosling interpreta en esta muy buena película comercial al detective privado Holland March, un antidetective en Los Ángeles, California, de 1977, porque además de miedoso y errático, está al cuidado de una hija adolescente (la joven Angourie Rice), aunque, más bien, ella termina cuidándolo a él.
Tomando como referencias clásicos clichés de Hollywood para desarrollar una trama policial, ‘Dos tipos peligrosos’ aleja los prejuicios sobre este tipo de cine gracias a una graciosa y muy lograda historia que no pierde el hilo. Ryan Gosling, hilarante, debe encontrar a una chica que puede ser la clave en el caso de una actriz porno muerta.
En una idea, hay un microcosmos vivo y real sobre el cual dejar ir este argumento.
“Hay personajes notables, pero creo que, más que eso, lo que más me entretenía era la idea de trabajar en una película de Shane Black”, dice Ryan Gosling sobre el guionista del clásico de los años 80, ‘Arma mortal’, y escritor y director de este portentoso filme que equilibra evasión y un mundo dramático consistente al cual asirse.
“Yo crecí con sus películas”, agrega el actor de ‘Drive’ sobre más títulos como ‘El último boy scout’ (1991), con Bruce Willis y ‘El último héroe de acción’ (1993), con Arnold Schwarzenegger. “Ser parte de una de ellas –afirma– fue algo como surrealista, además de sentirme extrañamente cómodo. Sus personajes son grandes, imperfectos, y hay un matiz dramático que, creo, es raro encontrar en las comedias”.
“Soy un cobrador de deudas con aspiraciones”, dice Russell Crowe. El actor de ‘Gladiador’ es la otra parte de esta cinta, arriesgada para los cánones actuales de cine industrial y personal, porque Shane Black hace un cine masivo, pero con punto de vista y mucho corazón, en especial, debido a la química establecida desde el comienzo entre Gosling como este detective tontorrón y Russell Crowe, Jackson Healy, como este tipo que primero golpea y luego pregunta.
Un género en sí mismo
Ambos, por los azares del guion, comienzan enemistados, pero una causa común los hace adentrarse juntos en la periferia de la industria porno, porque hay una chica perseguida a quien deben localizar y proteger. Ella se oculta, mientras una madre poderosa y angustiada (Kim Bassinger) la busca, y arriba de todos, en una nebulosa con conexiones con la industria automotriz, el esmog de la ciudad de Los Ángeles corona enredos y sirve de ‘leit motiv’ para una escena en especial que es muy graciosa: una protesta de hippies contra la contaminación del aire que finge la muerte.
“Es una comedia-‘thriller’ y me encanta ese género”, explica el director sobre este tipo de comedia casi en extinción en un Hollywood dominado por superhéroes, la infantilización y la falta de riesgo. “En este género –añade–, debes asegurarte de que haya un sólido ‘thriller’ y luego dejar que estos personajes se deconstruyan, lo que resulta muy divertido”. “Black es un género en sí mismo”, dice Ryan Gosling.
Y Russell Crowe agrega: “Lo que hay en las páginas del guion es un mapa, pero no es necesariamente el mapa de todo lo que él quiere. Shane tiene la habilidad, y no todos la tienen, de hacer que entendamos el espíritu de lo que desea hacer... de manera que si él dice: “¡Acción!”, y alguien quiere hacer algo, Shane tiene el ánimo de dejar que uno explore”.
‘Dos tipos peligrosos’ será una grata sorpresa en la cartelera porque además posee un inteligente sentido del humor. “Tienes dos grandes comediantes físicos”, dice Shane Black. “El mejor tipo de comedia para mí –agrega– no es aquella que es pretenciosa, sino la más parecida a un malabarista en la esquina de una calle, que está consciente de que le pueden tirar tomates si no mantiene viva la rutina. Ryan estaba particularmente dispuesto a lanzarse de una cosa a otra y a veces había un vidrio en medio, y lo único que se podía hacer era rogar que no quedara herido para su próxima película”.
Las comparaciones por la química demostrada por este nuevo dúo han hecho que los comparen, en Cannes, con Bud Spencer y Terence Hill. “Eso es un cumplido”, dice Russell Crowe.
Con el método Russell CroweCon casi todo el misterio develado en lo que se refiere a cómo funciona esta primera colaboración entre Ryan Gosling y Russell Crowe, solo queda un interrogante más: cómo trabaja la versatilidad de Crowe en una comedia como esta. —Uso el método Russell Crowe... nunca he ido a una escuela de teatro –dice el actor–. La única vez que tomé lecciones elegí estudiar textos clásicos. Sin embargo, he actuado desde los seis años. Con el tiempo se obtiene más eficiencia si llegas al centro del personaje. Ni siquiera sé lo que es el método Stanislavski. No tengo ni p... idea. Si quieres ser actor, trabaja desde ti mismo.
Una química con alto voltajeLa mejor explicación de la química entre Crowe y Gosling es tan simple como saber escucharse el uno al otro. El director Shane Black habla además de un factor que subió el voltaje en lo que se refiere al humor desplegado: los años 70. “Esa década me parecía una muy buena ventana porque, por ejemplo, en ‘Chinatown’, otra película de detectives, Los Ángeles era una especie de destino para los soñadores, pero se fue desplazando. El glamur que la gente había visto anunciado se había convertido en una loca versión de una reina de belleza con alzhéimer... Y pensé que esa era una ambientación perfecta para una historia de detectives”.
ERNESTO GARRAT VIÑES
EL MERCURIO (Chile) - GDA