Cuando aún no ha concluido el desarrollo de instrumentos claves del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc, llega a nuestras pantallas el segundo documental sobre esa negociación. Hace unas semanas, más de 15.000 espectadores vieron 'El silencio de los fusiles', y ahora le llega el turno a 'El fin de la guerra'.
Aunque alguno dirá que habría sido mejor esperar que los acuerdos se asentaran antes de llevarlos a la pantalla, los dos filmes dan perspectiva a unos hechos que muchos colombianos evalúan más con el vientre que con la cabeza.
Aunque en estas páginas ya reseñé 'El silencio de los fusiles', es útil contrastar los dos documentales para destacar las características distintivas de 'El fin de la guerra'. El primero era bastante lineal en su narración y se apoyaba especialmente en material periodístico.
Entre tanto, 'El fin de la guerra' es más audaz desde el punto de vista cinematográfico, con más material inédito y una narración que trasciende el orden cronológico para brindar una visión más polémica de los hechos.
'El fin de la guerra' ofrece dos aportes muy valiosos a la discusión nacional sobre el proceso de paz, sesgada por la inmediatez de las pasiones. El documental es muy persuasivo a la hora de mostrar lo que se gana con la paz. Las imágenes del análisis forense de las víctimas, la desactivación de minas y la rehabilitación de soldados heridos son contundentes y conmovedoras.
De otro lado, la presentación de los argumentos de la oposición y su triunfo en el plebiscito revela la magnitud de la encrucijada que enfrenta el país. Todo ello constituye un material muy oportuno para redondear preguntas que cada cual responderá a su manera.
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