Y llegó RCN con ‘Protagonistas’ y sus escándalos, ‘La luz de mis ojos’ y su nostalgia, ‘Hermanos y hermanas’ y sus pasiones.
Caracol estrenó dos marcas ya conocidas, como son su concurso musical ‘A otro nivel’ y su épica cómica musical caribeña con ‘Tarde lo conocí’.
El resultado: Caracol gana en ‘rating’ por más del doble. ‘Noticias Caracol 7 p. m.’, 10,2 vs. ‘Noticias RCN’, 4,6; ‘A otro nivel’, 14,4 vs. ‘La luz de mis ojos’, 4,7; ‘Tarde lo conocí’, 12,8 vs. ‘Protagonistas’, 6,7; ‘La nocturna’, 9,5 vs. ‘Hermanos y hermanas’, 4,5.
¿Qué pasa con RCN? Si tiene muy buenas y bonitas propuestas de marca como #Soyoptimista y #nos gusta verte. Si Protagonistas, La luz de mis ojos y Hermanos y hermanas están bien hechos y lucen decentes, deberían producir emoción y seducir.
Pero otra vez, el ‘rating’ no llegó. La respuesta está más allá de la calidad o la programación, está en que la marca RCN perdió su prestigio y perdió el amor del televidente. Y esto, tal vez, se debe a tres asuntos estructurales.
Uno, en sus tiempos de éxito RCN irrespetó tanto al televidente cambiando de horario sus telenovelas que lo hartó y este se fue para siempre.
Dos, la marca RCN se pegó de figuras como Jota Mario, Pirry, Carlos Antonio Vélez, Vicky Dávila, Laura Acuña, Claudia Gurisatti, y una vez estos nombres entraron en decadencia (o se fueron) la fidelidad al canal se perdió.
Tres, el noticiero abusa de su posición uribista contra la paz, el monólogo sobre ‘Chavezuela’ y se le nota mucho la defensa de los negocios del azúcar y las gaseosas del patrón. Esto llevó a que los que apuestan por la paz de Colombia y la transparencia informativa hayan decidido nunca más volverlo a ver.
Otro motivo de la mala hora de RCN tiene que ver con que Caracol es un canal de marcas como ‘Sábados felices’, ‘Gol Caracol’, los concursos musicales (‘A otro nivel’, ‘La voz’, ‘Yo me llamo’), las telecomedias épicas caribeñas, las historias con tinte social (‘La Niña’, ‘La nocturna’) y las noticias sensacionalistas (las calles como escenario de la nueva guerra colombiana).
Y repite estas marcas, una vez y otra vez. Y cada marca construye su legitimidad y su ‘rating’. El televidente es fiel a sus costumbres.
Si alguna de las hipótesis explicativas del fracaso de la marca RCN fuese cierta, esto significaría que el Canal RCN requiere y necesita hacer una reinvención total.
Transformar las noticias y su talento, buscar otro modo de programación, intentar otros formatos; mejor dicho, hacer otro canal. Por ahora, parece que le basta con tener a papá Postobón como patrocinador y servir a su amo empresarial y su mesías político.
Pero por el bien de la televisión colombiana, RCN debe reinventarse y volver a ser competencia. Se necesita que RCN sea un canal fuerte que obligue a que Caracol pierda su comodidad. Se necesita que Canal UNO compita. Por ahora, somos esclavos de Caracol.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
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