Vive en una casa del barrio Colombia, en Bogotá. En su sala resaltan unos muebles de lana virgen, y las paredes están llenas de cuadros y fotos con dedicatoria especial para ella de su respectivo autor. En uno de los sofás pone un cojín y debajo de él, un libro. “Esto es cultura”, dice entre risas.
Detrás de ella hay un retrato suyo pintado por el cubano René Portocarrero. De este regalo dijo que al pintor le estaba quedando demasiado bello, por lo que lo obligó a dañarlo un poco, “para que fuera real”.
Así empieza un recorrido por la vida de Rebeca López, quien desde sus primeros años daba señales de talento y hoy es uno de los pilares de la televisión, el cine y el teatro colombianos.
La actriz cumplió el 23 de enero 80 años. El viernes pasado, sus amigos y personas más cercanas hicieron una fiesta en su honor.
Su camino en las artes empezó cuando vivía en España con sus padres. “Como en ese entonces las amas de casa no hacían nada, mi papá puso a mi mamá en clases de danza española”, comenta.
En cada sesión, “este cuerpo gitano”, como se refiere a ella misma, se escondía entre las cortinas para poder aprender de la danza. Un día fue descubierta por la maestra y, de paso, por el mundo del arte. Al ser confrontada le pidieron que bailara y, como si las clases las hubiera tomado ella misma, asombró a su madre y su, desde ese momento, nueva profesora, quien, a escondidas de su padre, siguió con las lecciones para poder explotar su talento.
Así llegó a su primer escenario: iba a interpretar, frente al ceño fruncido de su padre, 'La boda de Luis Alonso'.
La vida dio muchas vueltas, y sus padres se separaron. López y su mamá regresaron a Colombia. En los días en España, su padre (nacido en ese país) hablaba de que debía convertirse en decoradora mientras ella quería ser abogada, y el desenlace fue otro.
Ya en Bogotá, decidió estudiar “algo de secretaría” y empezó a trabajar como mecanógrafa y asistente en Acerías Paz del Río. Ya tenía un trabajo que le daba el sustento, pero algo faltaba. Mientras mecanografiaba los documentos de la empresa, su alma, que el arte había movido, estaba en un lugar muy diferente.
Decidió entonces tomar cursos en pequeñas escuelas de teatro que había en Bogotá. Aprendió de canto, de baile; entendió su cuerpo y entrenó sus gestos.
Un día llegó a la escuela de los sótanos de la avenida Jiménez y tuvo que ensayar una escena con el maestro Santiago García.
“Yo era todavía muy ingenua, y Santiago García siempre fue un bandido”, dice con picardía.
Cuenta que mientras interpretaban a una pareja, el maestro García, creador del Teatro La Candelaria, con la intención de “cachetear esa ingenuidad mía, empezó a bajarse los pantalones. Yo salí pitada por toda la Jiménez”, cuenta entre carcajadas.
Y aunque ya había presentado muy niña su versión de 'La boda de Luis Alonso', esta sí fue su primera experiencia real en el escenario.
Empezó a hacer obras. Tuvo, además de directores como Fausto Cabrera, el privilegio de aprender de personajes del arte como Gaspar Ospina y Seki Sano.
Pronto, el teatro empezó a pasar a la televisión con la llegada de este medio al país en 1954.
Eran los días en los que no existía una programación clara, pero había la opción de hacer parte de este nuevo medio.
Rebeca López llegó bajo la dirección de Luis Fonseca. Y recuerda que uno de sus primeros papeles fue sin parlamento. Desde detrás de cámaras, cuenta, Fonseca le decía “sonría, ahora triste, corra espantada, escóndase”.
“Para mí fue lo más divertido del mundo entero”, agrega. Y también lo que vino después, “porque la televisión me llevó a las casas de los colombianos, me empecé a meter con mi nadado de perro en lo que yo llamo la artistada”, sigue.
Después aparece en su vida Fernando Gómez Agudelo, fundador de RTI, y para esta programadora protagonizó 'Extraño destino', que era un formato nuevo para la televisión colombiana: la telenovela.
Y aunque en América Latina ya era popular, en Colombia no la tuvo fácil, por la gran cantidad de teleteatro que tenía la parrilla.
“Fernando Gómez Agudelo persistió en su idea y convenció a la junta directiva de RTI para que la dejara al aire. Finalmente, duró más de un año y la telenovela se convirtió en éxito”, relata.
Después llegó su participación en producciones como 'La sombra de un pecado', 'Cartas a Beatriz', 'Dos rostros y una vida', 'El enigma de Diana', 'A puerta cerrada', 'Diario de una enfermera', 'Casa de muñecas', 'Casi un extraño', 'Semáforo en rojo' (cine), 'Destino extraño', 'Infame mentira', 'Extraño destino', 'La ninfa constante', 'Aquí también moja la lluvia', 'Dos rostros y una vid'a y 'El 0597' está ocupado, entre muchas otras de la década del 60.
La vida era buena y el trabajo no faltaba. Pero un día, en un periódico, López leyó la historia de Alba del Castillo, una de las sopranos más importantes de Colombia, con “una voz bellísima”, cuenta la actriz.
El artículo mostraba a la cantante enferma y recluida en un hospital de caridad. “Me puse la camiseta de sindicalista, convoqué a todo tipo de artistas y empezamos a trabajar en la creación del gremio que defendería nuestros derechos, el Circulo Colombiano de Artistas (Cica)”.
López aclara la importancia de que esta entidad reuniera a todos los artistas, entre pintores, escultores, actores, toreros, payasos; todos, los agentes del mundo del arte.
Se lograron prestaciones y beneficios laborales, pensión y derechos de autor. Sin embargo, llegó un momento en el que el mismo gremio dejó perder sus logros, asegura, y la actriz se sintió traicionada por muchos de sus colegas. “Fue la traición del gremio a sí mismo”.
Incluso, sintió que muchas personas le dieron la espalda y ya no le era tan fácil conseguir personajes.
“Saqué lo mejor de mí, porque siempre he tenido un toque de suerte y una marca olímpica”, dice con orgullo. Y así los personajes que interpretara no fueran los más relevantes de la producción, siempre recibía premios”, afirma.
Relación con el poder
Rebeca López, además, se acercó a la diplomacia. Durante el gobierno del presidente Alfonso López Michelsen (1974-1978), fue nombrada agregada cultural y comercial en la recién inaugurada embajada en Cuba, en La Habana.
Por supuesto, tuvo detractores, pues para muchas personas una actriz no tenía la suficiente capacidad para un cargo de este tipo, pero, como siempre, Rebeca se salió con la suya.

Con Fidel Castro y Samora Machel cuando era diplomática en Cuba. Archivo particular.
“Y llevé a La Habana una exposición, llamada ‘100 años de arte colombiano’, que se presento en la Casa de las Américas y tuvo una gran acogida porque les permitió a los cubanos conocer más sobre los artistas de nuestro país”, cuenta.
Posteriormente, en la presidencia de Julio César Turbay Ayala, fue enviada a Polonia, todavía un país comunista, con el mismo cargo. Hasta este lugar de Europa pudo llevar una muestra del Museo del Oro, que dejó ver el trabajo artesanal de nuestras culturas indígenas.
Los años han pasado y hoy, Rebeca López se siente una veterana en el olvido. Rechaza que la historia de la televisión solo sea tenida en cuenta desde los años 80.
Últimamente no sale mucho en la televisión, pero recientemente participó en 'Sala de urgencias' e hizo una aparición en la película Roa. También ha estado en la producción Mujeres al límite.
El teatro es otro de sus escenarios, y con su amigo Jaime Arturo Gómez ha hecho distintos montajes en la sala de La Carrera, en el barrio Chapinero, de Bogotá.
Rebeca López o Reloca Bépez, o Berraquita Pelos, como ella misma se hace llamar, recuerda con cariño sus mejores años.
Hoy, a los 80, está orgullosa de lo que hizo en su vida. Quienes la recuerdan y la conocen sabrán lo importante que ha sido para el mundo del arte.
Y cuenta que, en palabras de Fernando Gómez Agudelo, Berraquita era la única mujer con “ovarios y cojones”. En palabras de ella, “puse muchos huevos, pero nunca cacareé”.
La actriz, nacida en Pamplona, ha participado además en obras de teatro como ‘Las solteronas y el galán’, ‘Biografía no autorizada de un matrimonio’, ‘Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos’ y ‘Todos los años a la misma hora’.
En televisión, así mismo, en ‘Amo de casa’, ‘La elegida’, ‘Una mujer con suerte’, ‘Sarah Bernhardt’, ‘El siete mujeres’, ‘La feria de las vanidades’, ‘Un largo camino’, ‘La herencia’ y ‘Volverás a mis brazos’.
En la película ‘Roa’, de Andrés Baiz, Rebeca López hizo una actuación especial para representar a doña Encarnación, la mamá del supuesto asesino del líder Jorge Eliécer Gaitán.
ALEJANDRO CALDERÓN MERCHÁN
Para EL TIEMPO