Caracol está en la dulce. El ‘rating’ le llega porque sí y porque no. Su última ficción es ‘Cuando vivas conmigo’. Una obra decente, nada especial y que, pese a ser pusilánime, le va bien.
'Cuando vivas conmigo' es una historia que comenzó muy bonita: parejas ya mayores, dilemas de pueblito, romances ambiguos de la gente común y banda sonora de ranchera. Todo era muy bonito. Pero no se confió en la historia simple y, entonces, se buscó el sensacionalismo y la truculencia Caracol: chantajes, boleteos, extorsiones, golpizas, traiciones, colombianidades violentas. Y la historia tierna se convirtió en sobreactuación, nada agradable.
La historia de amores adultos y rurales, esos de la expresividad contenida y los secretos dolidos, era muy bonita. Una historia tierna, romántica y popular. Y se gozaba a lo tierno. Pero los libretistas desconfiaron de su romance y aparecen los problemas que, según creen, generan conflicto y emoción: el amor del millonario se convierte en tragedia y sus hijos se convierten en malosos de caricatura, los chantajistas quieren acabar con la vida del pobre, la esposa se encuentra con la amante. Y todo se vuelve tortura, cliché, asunto conocido, banalidad del mal. Y el romance se diluye. Parece que el lugar común gana: los colombianos de ficción tampoco creen en el amor.
Lo decente está por las actuaciones de Katherine Escobar, Sandra Reyes, Diego Trujillo y Christian Tappan. Se les cree. Lucen coherentes, convencen y hacen la televidencia amable. Todo ecuánime. Lo perverso proviene de Norma Nivia y Juan Manuel Lenis, que representan una de las peores actuaciones de la maldad: puro cliché, ninguna dirección. Habría que recordarles que la perversidad tiene ambigüedades que estos actores ni su director conocen.
La trama se basa en el prestigio de Vargas Llosa en su obra ‘El héroe discreto’, una historia de trámite de su época de ‘pop star’ y poco escritor; la escribe después de su Nobel en esa actitud de escritura automática entre apariciones en la cultura espectáculo y los amores de revista. Pero Vargas Llosa es muy buen escritor, y su calidad se desvanece en los juegos facilistas y sobreactuados de la colombianidad truculenta.
El otro criterio de éxito y seducción son las canciones del gran José Alfredo Jiménez, pero solo es otra falsa promesa, porque sus canciones solo sirven como pretexto y ambientación, ya que no tienen un aporte a la narración.
Sin mucho, o con casi con nada, ‘Cuando vivas conmigo’ le gana a RCN. Y es que Caracol la tiene fácil porque la mitad de colombianos ya decidió no entrar a ver RCN; luego, no debe esforzarse, solo tiene que mantenerse. Y ‘Cuando vivas conmigo’ es eso: ficción de mantenimiento. Nada especial.
La ficción de TV es el ritual integrador cultural de Colombia y por eso marca buenos puntos en el rating. Es que en la ficción hay más modos de país que en los informativos. Las ficciones son de lo poco común que nos queda como colombianos (¡ah, y la Selección de fútbol!). Pero seguimos esperando buenas ficciones.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión