En este tiempo se supone que busquemos reflexionar, dejemos el carnaval, nos entreguemos al espíritu y confesemos nuestros pecados. Por eso, yo, crítico de televisión, confieso que he cometido siete pecados capitales.
1) Peco de no comprender que todo programa es el resultado del esfuerzo, el trabajo y la dedicación de muchos cerebros y cuerpos. Yo, crítico, busco el error cuando debería alabar el esfuerzo y la dedicación que hay en cada programa. Me arrepiento de solo ver el error y no los esfuerzos y buenas intenciones de los que hacen la tele.
2) Peco por no comprender que de ‘rating’ viven los canales. Yo, crítico, siempre alabo los experimentos y me enervo con ese “dar gusto” a la gente y ‘pordebajiar’ los modos de lo popular, y parece que el televidente vive de eso: lo grotesco, gritón, ramplón, chistosín, morbosín. Y también saborea la sangre y el semen. Me arrepiento de no comprender que carroña humana y chiste racista-clasista-machista-homofóbico es igual a ‘rating’.
3) Peco por no ver la televisión pública. Yo, crítico, me arrepiento de poco pasar por esos canales llamados públicos, culturales y educativos. No puedo usar como disculpa que uno nunca sabe qué están dando, que sus series son de cuatro programas y que es difícil de ver porque son historias muy bien hechas pero que requieren concentración para comprenderlas. Me arrepiento de no ver las buenas cosas de la tele pública que gana muchos premios.
4) Peco por no ver televisión regional y comunitaria. Yo, crítico, me declaro ignorante de la televisión que se hace mirando al territorio. Y por eso no puedo opinar ni decir mucho. Tal vez me estoy perdiendo las mejores propuestas que hacen de la televisión un hecho político y cultural. Me arrepiento y pido perdón.
5) Peco por no hacer crítica de las series de moda ‘cool’. Las veo pero no las comento. Yo, crítico, he decidido pecar al no hablar de las series. Y lo hago con alevosía porque sé que son muchas las buenas, demasiadas las malas, pero creo que para el televidente colombiano tienen poca importancia. Las series son de nicho ‘coolture’ y, por eso, poco interesa la televidente popular. No me arrepiento de este pecado, las gozo y ya.
6) Peco por no tener Twitter ni participar del debate público televisivo. Hay un Twitter falso que lleva mi nombre y cada tres meses actualiza con apuntes de mis columnas, se llama OmarRinconTV, la foto es la mía y la descripción soy yo, pero no soy yo. Yo, crítico, debería ser más valiente y tener Twitter y crear comunidad con mis lectores, pero me da flojera y pereza. Me arrepiento por ser esta farsa que soy en el mundo digital.
7) Mi peor pecado es solo ver y criticar RCN y Caracol. Pero es que es lo que más ven los colombianos.
Llega la Semana Santa, que en realidad es la semana del turismo y la mala televisión; menos mal que el capitalismo futbolero no respeta nada y tiene unos muy buenos partidos.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión