Caracol gana por marca. Y no hay nada que hacer: al televidente ya no le interesa el otro canal.
Por eso, puede hacer ‘Colombia’s Next Top Model’: un programa que convierte a la mujer en carne y celebra el maltrato psicológico y físico contra ellas.
Y lo defiende porque es televisión. Es decir, Caracol acepta que maltratar mujeres y convertirlas en carne sexual está bien. Caracol es sensacionalismo en todo ¡Viva Caracol!
RCN es la reina. Y la reina tiene que hablar, ser social, tener humor, representar la identidad de algo y exponerse como ganado de feria; por eso es vista como a lo que aspiran las sin estilo.
Caracol es la modelo. Ella es carne que no habla, no tiene interés en lo social, le interesa el billete y debe evitar su cuerpo para ganar la exhibición de lo que se ponga, y por eso es vista como el glamour de la sociedad de la apariencia. (Lea también: 2016: mal en la realidad, genios en la ficción)
Reinas y modelos comparten que exponen a la mujer-carne para el escrutinio masculino, de las cámaras, la TV y jurados que a punta de lugares comunes definen su estilo, belleza y valor.
El reinado de RCN en Cartagena es el concurso para las reinas, cada vez más desangelado y con menos identidad; ‘Colombia’s Next Top Model’, de Caracol, es el concurso para las modelos, aburrido y maltratador.
‘Colombia’s Next Top Model’ no tiene relato ni narrativa, por eso su único recurso es el video-clip, evitar el drama, porque no tiene historias que contar; por eso, los jurados solo pueden pronunciar frases de 10 palabras, la presentadora solo puede conjugar 10 adjetivos y el gurú especula con gestos histéricos que no alcanzan el adjetivo.
Sería útil que los jurados explicaran más cada adjetivo y expongan sus razones para comprender ese mundo de la moda y las modelos; se cree que con la pirotecnia visual del plano fragmento, la música efervescente, concursos brincaditos y un desnudo perdido basta. (Además: Hechos privados en TV 2016)
Y lo peor es que es cierto, basta con eso: un desnudito, una carnecita, una lagrimita, un adjetivo. Y todo porque somos adictos a la belleza.
Bien para Caracol, que con muy poco logra ‘rating’; bien para el televidente que se aburre mirando. Mal para la mujer, que se ve convertida otra vez en carne, sexo, artefacto de mercado y consumo.
¿Cómo se siente Caracol ganando ‘rating’ maltratando mujeres? Más cerca de ti, dicen. ¡Qué doble moral!
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
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