La vida apenas comienza… Damien y Thomas, dos adolescentes del sur de Francia, compañeros de estudios pertenecientes a estratos sociales disímiles e historias de vida diferentes.
Mientras que los padres del primero son profesionales y gozan de una buena situación económica, el segundo proviene de una familia pobre de granjeros en parajes montañosos de los Pirineos.
Entre ellos surgen unas ambivalentes relaciones amistosas que van de las peleas constantes a los sentimientos recíprocos de rivalidad y atracción.
Aunque viven distantes, la madre médica de Damien pretende proteger al chico ajeno que pasa dificultades de convivencia para albergarlo temporalmente en su cómoda residencia campestre. Del rechazo a las golpizas y el dominio del uno sobre el otro, el apasionamiento será entonces una tendencia de género.
No tratándose de una película conflictiva ni complaciente, los vínculos sentimentales evolucionan con absoluta naturalidad y la narración vislumbra un primer amor homosexual cuyos recuerdos e impactos permanecerán en el tiempo. Otros matices poéticos y vivenciales salen a relucir cuando la cámara capta la hostilidad del paisaje invernal y desemboca en el esplendor primaveral.
Detrás de semejante cuadro de complicidad y tolerancia se encuentra el veterano cineasta André Techiné, cuyo aire fresco en el tratamiento de la sexualidad juvenil produjo beneplácito y buenas críticas en la pasada Berlinale.
Romántico empedernido y sucesor de la línea liberatoria propuesta por François Truffaut, su nombre hace parte del prodigioso elenco de creadores intimistas de finales de los años 70 y comienzos de los 80.
Por solo citar tres de sus grandes títulos: ‘Barocco’, ‘Recuerdos de nuestra Francia’ y ‘Rendez-vous’ (‘La cita’).
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Andrzej Wajda (1926-2016). Una verdadera institución europea, cuyo estilo romántico y trágico captó la esencia del conflicto histórico vivido por artistas e intelectuales de su país.
Dio inicio a la Escuela Polonesa, junto a egresados y alumnos de la Escuela Estatal de Cinematografía (Lodz). Líder del grupo de producción Studio X (desde 1972), diez años después disuelto por la bota militar de Jaruzelski; presidente de la Unión de Cineastas Poloneses en el 79, llegó a ser diputado de Solidaridad.
Autor de un cine contestatario, impregnado de barroquismo y explosiones líricas, plasmó en una veintena de películas la temática del heroísmo que exige sacrificios con el destino que se rige por una lógica absurda y conduce irreversiblemente hacia la muerte.
Cinco obras maestras: ‘Cenizas y diamantes’, ‘La tierra de la gran promesa’, ‘El hombre de mármol’, ‘El hombre de hierro’ (Palma de Oro) y ‘Dantón’ (coproducción francesa con Gérard Depardieu).
MAURICIO LAURENS
Especial para EL TIEMPOmaulaurens@yahoo.es