Christopher Nolan es uno de los directores más amados de este siglo, pero también uno de los más criticados.
Al lado de trabajos contundentes, como Memento y la trilogía de Batman, coexisten en su obra películas sobrevaloradas como Interestelar y El origen.
Entre tantos vaivenes, ahora llega a nuestras pantallas la que quizás sea la mejor cinta que haya hecho hasta el momento el padre de El caballero de la noche.
Se trata de Dunkerque, que recrea el histórico rescate de más de 300.000 soldados franceses y británicos acorralados por las fuerzas nazis en la costa del mismo nombre durante la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de tratarse de una derrota para los Aliados, el episodio fue recibido con tal alborozo que el mismo Winston Churchill tuvo que advertir que las guerras no se ganan con evacuaciones.
Al margen de los detalles históricos, Nolan se concentra en tres episodios: unos soldados que tratan de escapar, unos pilotos que intentan neutralizar los bombarderos nazis y un pequeño barco pesquero que busca rescatar a los sobrevivientes.
Nolan cuenta estas tres historias de una manera que al principio parece arbitraria, pero que poco a poco va metiendo al espectador en una lógica singular: la de la maestría de su cinematografía.
Con abruptos saltos de tiempo, escasos diálogos y nulas referencias a los antecedentes de los personajes, el primer tramo de la proyección parece un caótico capricho.
Pero lo que en realidad es caótico es la guerra, y el director lo refleja de maravilla en la pantalla.
Una vez uno se familiariza con los personajes y sus circunstancias, lo demás es un alarde de virtuosismo cinematográfico de tal magnitud que el epílogo, convencional y prosaico, termina siendo francamente imperdonable.
**** Dunkerque Dirección: Christopher Nolan Con: Tom Hardy, Kenneth Branagh, Mark Rylance Género: Drama, acción