Barry es una serie de comedia negra –con toques dramáticos y tragicómicos– protagonizada por el actor Bill Hader, quien ha participado en el legendario late show norteamericano Saturday Night Live.
Hader da vida a Barry Berkman, un antiguo infante de marina depresivo y atormentado por su pasado que se desempeña como sicario. Sin embargo, tras una ‘misión’ en Los Ángeles encargada por la mafia chechena, descubre que posee un gran talento para la actuación teatral. A partir de esta revelación vocacional, Barry busca cambiar su truculenta vida mientras deambula por la Ciudad de los Sueños acompañado por un pintoresco grupo de personajes. No obstante, pronto se da cuenta que deberá limar algunas asperezas con tal de lograr su redención.
Esta serie, estrenada en 2018, ha sido aclamada en tándem por la crítica y por las audiencias, que alaban la complejidad de sus personajes, el guion, las interpretaciones del elenco, los elementos cómicos y el tratamiento de la moral que maneja la historia. Barry ha sido acreedora de 30 nominaciones en los Premios Emmy, ganando 3. Ahora HBO Max estrena la tercera temporada, cuyo primer episodio se estrenó el 24 de abril, contando ya con un índice de aprobación del 100 % en Rotten Tomatoes, sitio web que mide el beneplácito de los espectadores.
En aras de conocer más acerca de la producción de Barry, un grupo de periodistas conversó con los siguientes talentos: Sarah Goldberg, quien interpreta a Sally Reed, el interés romántico de Barry; Stephen Root, que encarna a Monroe Fuches, un amigo de Barry al que se le asignan ‘tareas’ como asesino a sueldo; Anthony Carrigan, actor que da vida a NoHo Hank, uno de los excéntricos líderes de la mafia chechena; Henry Winkler, veterano intérprete que hace el papel de Gene Cousineau, profesor de teatro y mentor del protagonista, y, finalmente, Alec Berg y Bill Hader, cocreadores, productores ejecutivos, directores y guionistas.
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Desde el guion, ¿cómo logra que las escenas impacten al espectador?
Bill Hader: Son momentos que decidimos desde temprano; por ejemplo, como sucede en el episodio 7 de la primera temporada: Barry debía tener momentos de epifanía, pero pensamos que sería genial que los tuviera mientras está interpretando un personaje en el escenario durante una obra de teatro, de tal forma que todos creyeran que está realizando una gran actuación, cuando realmente está reaccionando a algo terrible que había hecho con anterioridad.
Entonces, todo eso fue una cuestión de escritura desde el primer día. Solemos escribir con una meta en mente: es decir, sabíamos que ese momento era muy importante.
¿Y cómo fue interpretar esa escena?
Bill Hader: En esa escena tenía que llorar. Y yo no soy muy bueno para llorar frente a cámara. Es algo para lo que realmente me debo preparar, necesito tiempo. Personas como Sarah pueden hacerlo –empezar a llorar, así, como si nada–. No sé cómo lo hacen.
Entonces creo que para la toma principal, en primer plano, lloré de verdad. Y luego, si había planos abiertos consecuentes, estaba haciéndolo lo mejor que podía, porque solo puedo hacerlo una vez. Por ese motivo, hacer ‘la gran escena’ fue casi como hacer explotar un puente. Fue algo como: “Okay, Bill ya está llorando. ¡Hagámoslo ahora!” (Risas).
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¿Cómo se enfilan las ideas que usted propone para 'Barry' y su filmación?
Henry Winkler: Al principio de la segunda temporada, fui a hablar con Alec y Bill y dije: “Lo siento, pero no reconozco al hombre de la segunda temporada como el mismo que construí en la primera”. Ellos dijeron: “Te entendemos, pero no queremos repetirnos, que es lo que hacen la mayoría de series. Así que vamos a hacer ajustes según lo que dices, pero este es el camino que estamos tomando”.
Ya para la tercera temporada ni siquiera me preocupé, solo compré mi ‘boleto de tren’ y tuve una experiencia increíblemente buena. Yo no sabía a dónde iba, ni cómo iba a llegar, pero sí tenía a Alec y Bill, y tenía unos guiones increíbles –porque los guiones son la prioridad número uno–. Si no está en la página, no está en el escenario. Y no importa lo que hagas, aunque trabajes lo más duro que puedas –si no está bien escrito, lo único que te deseo es buena suerte–. Así que esa es la dinámica: yo confío en ellos, ellos confían en mí.
¿Qué herramientas usa para trabajar la empatía a partir de su personaje?
Stephen Root: Lo genial de mi personaje es que no es empático. Solo quiere que la gente haga lo que él quiere que haga. No creo que esté disponible emocionalmente, o que sea capaz de ir más allá de eso. Está en un punto en que es capaz de mentir con tal de volver a tener una vida más simple junto a Barry, pero eso no es posible. Todo se está complicando mucho: Barry toma malas decisiones, sufre de alucinaciones y lo afecta el síndrome de estrés postraumático. Y Fuches es el tipo de persona a la que la frustra el hecho de que Barry no está haciendo lo que él desea que haga.
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¿Qué personajes lo han inspirado para su papel?
Anthony Carrigan: Curiosamente, el ‘personaje’ en el que Alec y Bill se basaron para crear a NoHo Hank no fue realmente un personaje de películas, sino más bien en uno de los tipos que trabajan en un Genius Bar de una tienda de Apple, que suele ser una persona muy amable –alguien cuyo cometido es asegurarse de que estás totalmente satisfecho con tu producto–. Entonces, Alec y Bill pensaron: “¡Qué increíble sería si alguien así resultara siendo un mafioso!” (Risas). Pero además, yo le quise dar a mi personaje un poco más de enjundia –diría que algo muy al estilo de Jean-Claude van Damme en sus películas de acción de los ochenta–.
(A. C.): Yo le quise dar a mi personaje un poco más de enjundia –diría que algo muy al estilo de Jean-Claude van Damme en sus películas de acción de los años ochenta–.
¿Cómo describiría las motivaciones que tienen los personajes en esta nueva iteración de la serie?
Anthony Carrigan: Creo que las circunstancias en esta nueva temporada son muy herméticas. También se ve que cada uno de los personajes está realmente intentando conseguir lo que quiere. Y hay una tensión real cuando lo intentan, pero ¿a qué costo tratarán de aferrarse a ello y conseguirlo? Eso es una cosa fascinante de esta temporada –saber qué tan lejos están dispuestos a llegar–. Ciertamente, la brújula moral puede llegar a inclinarse por momentos.
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¿Cómo se preparó para las escenas más demandantes de esta nueva temporada?
Sarah Goldberg: Ya somos una máquina bien aceitada. Ya todos nos conocemos y trabajamos muy bien como grupo. Nos preparamos mucho, nos reunimos y escribimos escenas juntos. Luego suelo irme a practicar por mi cuenta y paso mucho tiempo ensayando grandes piezas de texto. Sobre todo para captar los ritmos y la musicalidad del material, ya que, a partir de esto, los días que grabamos podemos ser creativos e improvisar. Además, el tener una guía base me ayuda a sentirme menos nerviosa.
También nos gusta mantener todo a flote en el set, dándoles espacio a los ‘accidentes felices’ que a veces se presentan. En esta nueva temporada fuimos muy laxos, sobre todo porque estábamos felices de estar de vuelta tras la pandemia, así que había una especie de ‘manía’ por el simple hecho de poder trabajar en la serie de nuevo. Esto empujó las interpretaciones hasta los límites de una forma muy emocionante.
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¿Qué complejidades debió sortear en la producción de la nueva temporada?
Alec Berg: Estábamos a dos semanas de empezar a filmar la tercera temporada cuando el covid ‘apagó’ el mundo. Primero pensamos que el retraso sería de 3 a 4 semanas, y eso se convirtió en 2 años. Tuvimos que cambiar la forma como hacíamos las cosas. Estuvimos un par de meses reescribiendo la temporada. Después esperamos un par de semanas y llamamos a HBO, preguntándoles si podíamos hacer una reunión de guionistas para la cuarta temporada. Nos dieron luz verde; y entonces, al finalizar, volvimos al guion de la tercera, corrigiendo retroactivamente. Así, al saber para dónde íbamos, podíamos preguntarnos cómo impulsar las temporadas consecuentes.
Entonces los cambios más grandes fueron en materia de escritura, y a pesar de todas las cosas malas que trajo la pandemia, lo ‘bueno’ fue que tuvimos una cantidad enorme de tiempo para perfeccionar el material –eso es un lujo, porque nunca había tenido la oportunidad de grabar una temporada teniendo una idea formidable de qué venía más adelante–. Y mientras hacíamos modificaciones, sabiendo qué funcionaba y qué no, éramos conscientes de todas las ramificaciones que podían tener en el futuro.
SEBASTIÁN MARTÍNEZ DÍAZ
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO
@SebasMardiD
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