Cuando uno ve un aviso promocional que dice que a sus 82 años el actor Pierre Richard protagoniza la comedia Amor.com, lo primero que debe hacer es recordar de quién le están hablando. Hace casi medio siglo hizo furor una comedia francesa llamada Un alto rubio con un zapato negro, de la que después salieron algunas derivaciones en las que cambiaba el color del zapato y el apelativo del sujeto. La película explotaba la vieja premisa del ingenuo que se las arregla como puede en el mundo del espionaje.
¿Y eso qué tiene que ver con Amor.com? Poco y nada, porque en este caso Pierre Richard carece de la gracia de la que hacía gala cuando era alto y rubio. Ahora es un anciano que vive aislado y deprimido, hasta que de repente descubre el mundo de las citas por internet. Lo malo es que las mujeres que le gustan son mucho menores que él, lo que lo lleva a tomar la poco sabia decisión de usar para sus conquistas la foto de un hombre al que triplica en edad.
Con este planteamiento, la película habría podido agarrar cualquier camino fácil: desde las aventuras chabacanas del viejo verde hasta el humor bobo de la comedia de equivocaciones. A pesar de ello, Amor.com aspira a más e intenta explorar los motores de la atracción y la esencia del amor en la tercera edad.
Y digo intenta, porque aunque nunca aburre al espectador sí se queda corta, en gran medida por el poco encanto de sus personajes masculinos, y por la excesiva prudencia de un guion que mató el tigre del facilismo, pero se asustó con el cuero.
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