Charlie Hunnam, el actor británico de 37 años conocido por su papel en la serie Sons of Anarchy, tuvo que usar todos sus encantos para convencer al director Guy Ritchie de que él era el ideal para interpretar al rey Arturo. Para ello, tuvo que superar un gran obstáculo: no conocía a Ritchie.
“Realmente no estaba en el radar de Guy. Hubo algunos acercamientos que fueron rechazados”, confesó Hunnam durante un encuentro reciente con la prensa internacional en el hotel Four Seasons de Nueva York.
Por fortuna tuvo una semana libre en Sons of Anarchy y la usó para viajar por su cuenta a Londres y exponer su caso al realizador de Snatch: cerdos y diamantes y de la franquicia de Sherlock Holmes.
“Había creado en mi mente la narrativa de que Guy y yo éramos amigos porque conocemos a varias personas en común”, dijo, pero nunca se habían visto en persona.
Su objetivo –agregó– era disipar cualquier prejuicio que Ritchie tuviera acerca de él.
Hunnam tenía motivos para preocuparse por su reputación.
En 2014, el actor se había echado para atrás en su participación en la trilogía de Cincuenta sombras de Grey después de haber firmado contrato con Universal para interpretar al protagonista y a escasas tres semanas de iniciar el rodaje. El irlandés Jamie Dornan terminó reemplazándolo.
“Muchos elementos tuvieron que ver. Al final, un poco de incertidumbre… No estaba completamente seguro de que iba a tener la libertad de hacer lo que quería con el personaje porque había demasiada inercia detrás”, dijo sobre esa experiencia.
Recalcó que la razón definitiva para desistir fue el conflicto de horarios. Tenía que terminar Sons of Anarchy y cuatro días después empezar a rodar. “Pensé que necesitaba más tiempo para estar mejor preparado”.
De todos modos, Hunnam insistió en contactar a Guy pese a que no tenía la mejor fama en la industria.
“Peleé por estar en la misma sala con Guy. Nos sentamos a hablar por una hora y a beber té, le empecé a caer bien y me invitó a participar en una audición”, dijo.
Finalmente, se quedó con el papel, y por estos días los dos están promocionando la película que, según algunos reportes, costó 170 millones de dólares. “Charlie es fenomenal. Trabajó muy duro y nunca se quejó ni por un segundo. Me cayó bien al principio y terminé adorándolo”, señaló el director.
El rey Arturo: la leyenda de Excálibur, que se estrena mañana en Colombia, cuenta el origen del mítico monarca con escenas de acción frenéticas, una banda de aliados que preparan un golpe, en este caso la toma de Camelot por el usurpador del trono Vortigern (Jude Law), y una serie de monstruos que sirven de metáfora de los demonios internos que tienen los personajes principales.
El Arturo de Hunnam crece en un burdel en el bajo mundo de la Londres antigua y no tiene ni idea sobre su noble linaje hasta que la casualidad lo pone en frente de la mágica espada Excálibur.
“Es un hombre que crece como parte del pueblo y es egoísta, con defectos y profundamente traumatizado por su vida. Está casi en permanente modo de supervivencia”.
Para el papel, Hunnam se sometió a un riguroso entrenamiento físico que incluyó “cientos de horas” en el gimnasio y preparación con el equipo de dobles. Los resultados se pueden apreciar en varias escenas en las que aparece desprovisto de su camisa.
“Todo el mundo parece curioso sobre el tema, esperando que revele alguna especie de secreto, pero realmente no hay misterio, es simplemente ir al gimnasio todos los días y tener cuidado con lo que comes”, dijo.
Claro, reconoció que el efecto psicológico y emocional es enorme en una época en la que la depresión y el sedentarismo son crónicos.
“Cuando estás en un gimnasio practicando técnicas de combate tienes resortes en los pies y brillo en los ojos porque sabes que estás en una condición física en la que puedes lidiar con cualquier cosa”, finalizó.
Charlie Hunnam rodó ‘The Lost City of Z’ en la Sierra Nevada de Santa Marta. “Fueron las mejores siete semanas de mi vida, los colombianos son muy cálidos”, dijo. Su paso por el país lo marcó porque el lugar del rodaje fue un antiguo cultivo de coca. “Le dio rostro a algo que había sido escalofriante. Se trataba de campesinos humildes que no encajaban en el arquetipo del negocio de la droga. Ese elemento fue iluminador y triste, porque ellos están sufriendo”.
Claudia Sandoval
Para EL TIEMPO
Nueva York (EE. UU.)
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