Durante más de tres horas el parque central de Calamar, un municipio del Guaviare a más de 400 kilómetros de Bogotá, se convirtió el pasado 20 y 21 de agosto en una sala de cine a cielo abierto. Es sábado y parece que oscureció más temprano.
Las luces del lugar están en su nivel más bajo y en el cielo iluminan unas cuantas estrellas. Las sillas plásticas dispuestas para la función se empiezan a llenar. En su mayoría son niños, algunos llegan desde sus casas recién bañados y con una nueva 'pinta'. Para muchos esta será la primera experiencia con el cine.
La cita fue a las 7:00 p.m., y la función, el filme colombiano 'Por un puñado de pelos'. El encuentro fue posible tras viajar una hora en avión desde Bogotá y dos horas y media en carro, y, aunque suene increíble, por un inflable que funcionarios de Cinema Luna y del Ministerio de Cultura transportan en una maleta y que se convierte en una pantalla gigante para llevar la magia del séptimo arte.

Esta es la pantalla que transporta Cinema Luna para hacer posible las proyecciones.
Son jornadas que se repitieron a lo largo del país, hasta el pasado miércoles 24 de agosto, cuando en Medellín se realizó la clausura de esta sexta edición del Cine Colombiano en el Museo de Arte Moderno (MAMM), en Medellín. En tan solo una semana, por ejemplo, realizaron (entre el 18 al 24 de agosto) 1.800 proyecciones y 55 películas en 197 municipios de 32 departamentos de Colombia.
Esta vez el turno fue para Calamar, población que ha sido marcada por la guerra. Y aunque allí cuentan con tecnología, celulares, televisión por cable y servicio de energía, no hay salas de cine. Para ellos, esto es de no creer.
Camino a CalamarMarcan 30 grados de temperatura. El camino es largo y el calor puede hacerlo parecer ‘eterno’, cuando en realidad son dos. Además, el trayecto se vuelve difícil por una vía que lleva años sin pavimentar, enlodada y destapada.
Sin embargo, el paisaje a lado y lado de la vía es verde. El equipo viaja con las ventanas del carro abajo y se siente la brisa, el olor de los árboles y -una que otra vez- el de la comida que se prepara en las casas borde de la carretera. El ganado también acompaña el paisaje, pues en esta región la ganadería es la principal actividad económica.
A lo lejos se ve un pequeño pueblo, de casas en madera y techos de tejas. Los colores verdes, rojos y azul son los preferidos para pintar las fachadas.
En el parque principal decenas de niños corren de lado a lado a la espera de la función. Ante ellos ya está el inflable gigante, que aunque los pequeños creen que es un saltarín, será la pantalla.
“Esto es genial, muchas veces no tenemos espacios como estos en nuestros pueblos y para nosotros poder ver cine en el parque es una experiencia genial, yo ya sabía por las emisoras y por nada del mundo me iba perder la función”, dice Marianela González, habitante de Calamar que viene acompaña de sus dos hijos.
La semana previa los habitantes sabían que pasaría por el perifoneo que se realizó o porque lo escucharon en las emisoras comunitarias. Otros preguntan qué sucede y van sentándose en las sillas dispuestas por Cinema Luna y que fueron facilitadas por la alcaldía del municipio.

Varias personas asistieron a la proyección del lunes en el municipio de El Retorno, también en San José del Guaviare. Foto: Cinema Luna
“Esta idea empieza en el 2011 para llevar el cine a lugares donde no hay salas tradicionales. Es muy emocionante porque las personas son muy agradecidas y nos llena ver como dejan la violencia que les ha tocado atrás, además son cosas que no llegan todos los días al municipio”, dice Blas Gómez, director plataforma Cinema Luna.
Son las 06:30 p.m. y se enciende la pantalla. Se escuchan voces de los niños, algunos traen jugos y comida de paquete para acompañar la película, otros su propio tarro de crispetas. “Qué bacano, vamos a ver una película", se escucha murmurar. "Qué emoción esta pantalla está grandísima", dice a otro de los asistentes.
Primero se proyectan varios dibujos animados y programas para los más pequeños: pero luego de 20 minutos ya se escuchan impacientes y empiezan a corear que quieren la película. Es hora de hacerle caso al público. Así que empieza a rodar 'Por un puñado de pelos', película protagonizada por Carlos 'El Pibe' Valderrama. Ahora hay silencio, las sillas están llenas.
“Es muy chévere, yo siempre veo todo en el televisor pequeñito de mi casa y acá esta pantalla tan grande. Ojalá hicieran esto más seguido, yo vengo aquí con mis amigos para ver la película y lo mejor es que sea al aire libre”, cuenta Carlos Farfán, mientras no aparta los ojos de la pantalla para no perderse un segundo de la función.
Son las 08:30 p.m. y la película termina. Entre los comentarios se escucha a la gente decir: “A mí me gustó, no sabía que el ‘Pibe’ actuaba, estoy muy feliz con esto”, comenta otro de los asistentes.
En cuestión de minutos la sala de cine al aire libre está vacía. Solo quedan dos o tres niños que ayudan a poner las sillas una tras otra. En esta noche de sábado los calamarenses vivieron una experiencia nueva, lejos del conflicto armado y del miedo que se por la presencia de la guerrilla. Hoy, para ellos, fue un día diferente.
CAROL ANDREA RESTREPO A.
Redacción ELTIEMPO.COM