Diane Lane y Gregg Kinnear tienen un reto poderoso en la nueva –y última temporada– de la serie ‘House of Cards’: convertirse en los enemigos más poderosos de la presidente Claire Underwood (Robin Wright).
Además de poner a temblar a la gran estrella de la temporada, las nuevas caras de ‘House of Cards’ tendrán que demostrar que el espíritu antagonista que los precede tiene toda la energía para darle un despedida digna al juego de política, poder y poca moral que siempre ha caracterizado a una de las producciones más importantes de la plataforma Netflix y a una narrativa que ha tenido que lidiar con golpes fuertes frente a las cámaras, como fuera de ellas. Se estrena el próximo 2 de noviembre.
Lane y Kinnear interpretan a Annethe y Bill Shepperd, dos hermanos de un conglomerado industrial que tiene una injerencia muy profunda en el ámbito político y no están de acuerdo con una mandataria que ha llegado hasta las últimas consecuencias en su afán por pasar a la historia y que ya no tiene a su lado la sombra de Frank Underwood (interpretado por el reconocido actor Kevin Spacey, quien fue sacado de la serie por un escándalo de abusos sexuales).
“No creo que haya tanta injerencia de lo que se conoce como los jugadores del poder silencioso; sin embargo, sí tienen algo de real (...). Nuestros personajes son el reflejo de eso (...). Ellos tienen una agenda contraria a la de Claire y no van a parar en su afán de atacarla”, explica Gregg Kinnear, en una entrevista a la que tuvo acceso EL TIEMPO.
“Creo que Annette es una mujer que está destinada a cumplir con la labor de control de su familia, incluso, si eso significa sacrificar su lealtad a esa familia. Ella también tiene una batalla y una búsqueda personal por su poder”, agregó Lane, quien respondió unas preguntas a este diario.
Precisamente, esas batallas contra enemigos poderosos que una vez lidió Frank Underwood tienen ahora a su esposa en el centro del argumento. “Ahora es mi turno”, dijo la empoderada Robin Wright en uno de los primeros adelantos de la sexta temporada, alejando los nubarrones de cancelación que llegaron a sentirse tras la salida abrupta de Kevin Spacey.
También está en este ciclo Doug Stamper (Michael Kelly), cumpliendo con su labor de mantener a salvo al apellido Underwood y quien una vez dijo fuera de la piel de su personaje que lo correcto era terminar bien la historia. Un sentimiento que también comparte la protagonista principal. “Somos una familia unida en esta serie, y estábamos decididos a dar lo mejor en ‘House of Cards’. Eso significaba que teníamos que darle un final, darles a los fanáticos lo que quieren. Teníamos que cerrar la historia y llegar a la conclusión, con Claire Underwood como la primera mujer presidenta; y lo que es más importante, ¿por qué no dar a estas personas que tenían sus empleos la seguridad que esperaban y merecían?”, comentó Wright en la revista ‘Variety’.
En la misma línea, la actriz aseguró en julio de este año en una entrevista con el programa ‘Today’ que ella solo fue compañera de trabajo de Kevin Spacey y que esa línea de cercanía nunca llegó a convertirse en amistad. “Nunca socializamos fuera del trabajo”, comentó en su momento.
Cabe recordar que Spacey fue acusado por primera vez de agresión sexual por el actor Anthony Rapp, en octubre del año pasado. El hecho se remonta a 1986, cuando Spacey trató de seducir a Rapp, quien tenía en ese entonces 14 años.
El protagonista de la polémica se disculpó diciendo que se trató de un comportamiento inapropiado por culpa del alcohol. Pero días después algunos compañeros de ‘House of Cards’ también se quejaron de acoso y agresión sexual. Robin Wright aseguró que esa situación llevó a que el elenco y el equipo se “sorprendieran y finalmente sintieran tristeza”.
Ahora, con un nuevo aire y un halo de maldad corporativo, ‘House of Cards’ pretende cerrar sus heridas, abriendo otras en la ficción y marcando una gran oportunidad, sobre todo para los actores de gran trayectoria Diane Lane y Gregg Kinnear.
“Es increíble ser parte de un 'show' que ya tiene el título de icónico y que además fue tan querido; que precede (y ha continuado) en esta era de surrealismo político que se viene experimentando en Estados Unidos (...) Intento no llenarme de adrenalina con respecto al lanzamiento de proyectos en los que he trabajado ... ¡Pero los fanáticos son reales, y también lo son las expectativas!”, dice Lane emocionada.
Ella explica que es importante ser una mujer poderosa contra otra mujer poderosa. “Es mi manera de ayudar al cierre de la historia de Claire”, recalca. A la vez que se trata de un elemento de identidad en el que se borra cualquier crítica de sexismo a la serie.
“No creo que haya sexismo en la serie”, contrasta la actriz. Tal vez haya un poco de paternalismo o patriarcado en las dinámicas de mi personaje, pero eso hace parte o ya se internaliza un poco en el universo femenino (...) Aunque hay que reconocer que es refrescante tener el poder femenino representado en esta nueva vida de la serie”, cuenta.
Todos esperan con ansias el desempeño de Robin Wright en la serie. Muchos tienen la seguridad de tener a una actriz que siempre ha demostrado un interesante halo de seriedad y credibilidad en todos sus personajes.
En las últimas temporadas, antes del escándalo, ya se notaba cómo era capaz de eclipsar a su esposo en la ficción. Es más, para muchos ella fue lo más interesante de la cuarta y quinta temporada, en la que la serie demostró algunos signos de cansancio.
“Te diré esto Francis, cuando me sepulten a mí no será en el patio trasero”, fue otra de las frases con la que el personaje predecía sus nuevas responsabilidades. Eso esperan los millones de fanáticos cuando se revele el final de ‘House of Cards’.
A pesar de verse segura y contundentemente confiada acerca de su futuro, la presidenta de Estados Unidos, Claire Underwood, tendrá que mirar hacia arriba para descubrir los otros hilos que mueven realmente el poder que ella atesora. Así podría resumirse una mirada arriesgada a la trama que tendrá la sexta temporada. Los nuevos personajes en este ajedrez de poder, corrupción y excesos marcarían un giro en el ritmo y en el deseo de causar impacto y sorpresa en este nuevo ciclo de la serie. El rifirrafe con una familia que representa un poder económico omnipotente podría hundir a la presidenta en lo profundo del lodo, pero como la política es dinámica, es posible que ella salga limpia de todo el conflicto.
ANDRÉS HOYOS VARGAS
@AndresHoy1
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