Alguna vez los cómics fueron menospreciados, tachados por su precio y tono de entretenimiento barato. Es una deliciosa ironía que, décadas después, el cómic no solo ha madurado como un medio de expresión que atrae a los mejores escritores e ilustradores, sino que sería de allí que surgirían las propiedades que mueven algunas de las cintas más taquilleras de la historia de Hollywood.
Pero no es solo que los cómics sean la cantera de la que salen las historias. Es que de allí surgió una nueva manera de contarlas.
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Algunos de los YouTubers más populares que siguen el tema del cine no han fallado en notar que proyectos como el Marvel Cinematic Universe (MCU) en el cine y el Arrowverse del CW en televisión han elegido reproducir un concepto que aunque no es exclusivo del cómic, ha brillado allí como en ningún otro lugar: el de ‘universo compartido’.
Un universo compartido no es simplemente una sucesión de cameos, en la que personajes de una propiedad aparecen momentáneamente en el mundo de otra. No se trata, simplemente, de un crossover.
No, como su nombre lo indica, el término solo aplica si se construye un universo de ficción en el que se desarrollan varias obras. Así, un universo puede recibir las obras de uno o más autores, y estas pueden compartir personajes, escenarios y otros elementos de la historia, con un grado mucho más flexible de continuidad. De nuevo, pueden hallarse ejemplos de universos compartidos en la literatura, el cine, la televisión, el anime y el manga, pero sin duda es el terreno del cómic en donde han alcanzado un nivel enteramente nuevo.
Un universo compartido no es simplemente una sucesión de cameos, en la que personajes de una propiedad aparecen momentáneamente en el mundo de otra.
Se trata de algo más que cameos o apariciones especiales.
Archivo EL TIEMPO
Sería ingenuo suponer que los estudios tengan un motivo más importante que las astronómicas cantidades de dinero que producen estas cintas. Pero eso no niega que los directores reclutados para hacerlas han puesto sus considerables talentos al servicio de una nueva forma de storytelling.
Así, la industria pasó de esquemas ‘serializados’ como los de las cintas de James Bond en los que se usan los mismos personajes pero no hay realmente una continuidad a una nueva estructura en la que, cuando se estrena una cinta como Infinity War, es continuación de otras 18,, con directores distintos, escritores distintos y repartos distintos. Pese a ello, cada línea narrativa individual confluye en una sola historia.
Por supuesto, no todos han tenido el éxito de Marvel, pero no hay razón por la cual DC no pueda enmendar el camino de sus películas cuando en el papel ha construido universos, en plural, durante décadas. De pronto todos quieren hacer universos compartidos y por eso hay iniciativas similares que van de Rápidos y Furiosos a Godzilla y King Kong, a los espectros del Conjuro y, si lo logran algún día, a los monstruos de Universal.
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De este fenómenos ha surgido un boom de narrativas transmedia, un término acuñado precisamente para aludir a este tipo de relatos en el que la historia se expande a través de múltiples medios y plataformas y en el que el público puede asumir un rol activo al escudriñar los rincones del… bueno, del universo narrativo.
Al final, se trata de maneras de contar historias.
Wilson Vega
Especial para EL TIEMPO
@WilsonVega