Mientras esperamos el revolcón que provocará en la cartelera el anuncio de las candidaturas a los premios Oscar, llegó a nuestras pantallas una película recomendable para los amantes del suspenso.
Se trata de La confesión, una cinta dirigida por el italiano Roberto Andó y protagonizada por Toni Servillo, a quien recordamos por su estupenda participación en La gran belleza, que justamente ganó la estatuilla al mejor filme en idioma distinto al inglés en el 2014.
La historia se desarrolla en el exclusivo mundillo de las finanzas y la política internacional. Los ministros de economía de las grandes potencias son convocados a una reunión de urgencia por el Director del Fondo Monetario Internacional, quien los ha citado para tomar una decisión que afectará el destino de mucha gente.
Con una concurrencia caracterizada por su arrogancia y su sofisticación, la discusión promete ser trascendental pero es desplazada por un hecho fortuito que sume a la reunión en la tragedia y convierte a sus asistentes en sospechosos.
A primera vista, La confesión es una de esas películas con aires intelectuales que abordan un tema que algunos calificarían como ‘importante’. Pero no hay que llamarse a engaños: más allá de las pretensiones de sofisticación argumental, estamos ante un thriller básico pero muy interesante, con una buena narración y con una mejor puesta en escena.
Aunque por momentos Andó se engolosina más de la cuenta con la fotografía, los encuadres y la deslumbrante belleza de cada uno de sus planos, el suspenso funciona de maravilla gracias al ritmo pausado y a la invaluable actuación de Servillo, uno de los rostros más expresivos del cine actual.
MAURICIO REINA
Crítico de cine