“La india Visitación vio a Rebeca en el mecedor chupándose un dedo y con los ojos alumbrados, como los de un gato en la oscuridad”. Con este fragmento de 'Cien años de soledad', leído por el actor argentino Ricardo Darín, comienza el cortometraje 'La peste del insomnio', que la Fundación Gabo presentó el jueves pasado, de la mano del director venezolano Leonardo Aranguibel.
Esta pieza audiovisual de 15 minutos busca transmitir esperanza en medio de la pandemia del covid-19, recordando el momento cuando Macondo vivió un episodio similar en la novela de Gabriel García Márquez.
“He sido toda la vida un amante de la obra de García Márquez –dice Aranguibel–, y desde que empezó la pandemia comencé a reflexionar constantemente en la relación de esto que vivimos con la peste del insomnio. En medio del encierro y de tanto contenido creado desde el confinamiento, se me ocurrió hacer algo esperanzador: quería recordar que el sol siempre vuelve a salir”.
Además de Darín, en la producción participan grandes actores latinoamericanos, incluyendo a los colombianos Marcela Mar, Andrés Parra, Manolo Cardona, Julián Román, Maricela González y Ana María Orozco.
“Con la peste del insomnio se contagia todo Macondo y se pone en cuarentena todo el pueblo. Al comienzo, pensaba hacer un texto inspirado en esa historia, pero luego me pareció que lo mejor era tener sus propias palabras (las de García Márquez) y empecé a hacer un rompecabezas escogiendo lo que hacía referencia a la peste del insomnio”, prosigue el director.
Procedió a dividir el texto en pequeñas frases que se distribuyeron en un guion y las fue enviando a los artistas que participan del homenaje.
“Invité a gente con la que he trabajado en mi carrera, amigos. El cortometraje se hizo sin que nadie perciba un solo peso. Por eso, me gusta decir que es el proyecto más colectivo en el que he participado en mi vida”, agrega.
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De esta manera se fueron tejiendo complicidades: los más cercanos a Aranguibel fueron invitando a otros amigos y finalmente se reunió un grupo de 31 actores y 11 miembros del equipo técnico, entre productores, músicos, sonidistas, montajistas y el propio director.
Aranguibel es reconocido por series exitosas como 'Hasta que te conocí' (inspirada en la vida de Juan Gabriel), 'Monzón' (sobre el célebre boxeador argentino), 'Prisionera', la versión latina de 'Amas de casa desesperadas' y, actualmente, 'El César', que recorre las peleas del boxeador mexicano Julio César Chávez.
“Invité a productores importantes con los que he trabajado, uno en México, uno en Argentina, otro en Brasil, en Colombia, en Chile y ellos me ayudaron a establecer esas conexiones. Después hablé personalmente con cada uno de los actores que participaban en el proyecto y todos aceptaron: ninguno dijo que no”.
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Para la Fundación Gabo, que auspició esta idea, es una manera de demostrar el anclaje del realismo mágico de García Márquez en la cotidianidad, según expresó en un comunicado. En ese pronunciamiento se cita la hermosa carta pública que le escribió Rodrigo García Barcha a su padre y que fue publicada en 'The New York Times', con motivo del sexto aniversario de la muerte del escritor.
La epístola es un recuento de la relación del nobel de literatura colombiano con las enfermedades masivas, que se remonta a su admiración por obras literarias como 'Diario del año de la peste', de Daniel Defoe, e incluso a 'Edipo Rey', la tragedia de Sófocles en la cual el protagonista se esfuerza por salvar a Tebas de una peste.
“Tú dijiste alguna vez que lo que nos obsesiona sobre las epidemias es que nos recuerdan el destino personal”, escribió García Barcha en esa misiva.
En el destino de Aranguibel estaba escrito que trabajaría con las obsesiones de Gabo: “Siempre he dicho que Macondo y ese universo no forman parte de mí, sino al revés, que yo formo parte de ese universo. Aprendí a leer de verdad cuando me cayó en las manos 'El coronel no tiene quien le escriba'. Yo tendría quizás 12 años y me lo regaló mi tío Luis Brito. Cuando lo leí, me di cuenta de que en todas sus obras estaba presente el mismo universo, así que me devoré todo lo que salía de García Márquez”.
Por ello, la dedicatoria del cortometraje menciona directamente al tío fotógrafo del director: “A Luis Brito (Gusano)”.
A partir de esa inquietud, el trabajo se hizo durante el confinamiento. “Cincuenta días, más o menos, tuvimos para hacer todo el proceso de selección de los actores, enviarles el guion, que se grabaran y nos devolvieran el material, empezar a montarlo, conseguir imágenes de fotógrafos y camarógrafos de toda la región: lo que pueden hacer cincuenta días de encierro”, explica Aranguibel.
El cortometraje se puede apreciar en el sitio web de la Fundación Gabo (fundaciongabo.org), donde es introducido por un texto reparador: “Al final, como en otras obras de Gabo en las que siempre habita la esperanza, los habitantes de Macondo encuentran formas de adaptarse a su propia pandemia, hallan la cura de la mano del gitano Melquíades y recuperan tanto sus recuerdos como su vida anterior”.
JULIO CÉSAR GUZMÁN
EDITOR DE LA MESA VISUAL DE EL TIEMPO
En Twitter: @julguz
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