Baz Luhrmann (59 años) es el más importante director de cine de Australia. Iconografía, glamur, vestuario colorido, música, coreografía y luces rutilantes hacen parte fundamental de su filmografía. Saltó a la fama por Strictly Ballroom, pero fue Romeo + Julieta la película que lo catapultó. Luego asombró con Moulin Rouge y más adelante con las exitosas El gran Gatsby y Australia. Acaba de estrenar Elvis, su nueva obra musical –un drama biográfico– sobre la vida y obra del ‘Rey’ del rock and roll, el cantante de Elvis Presley. Habla el director y coguionista de esta exuberante pieza cinematográfica, protagonizada por Austin Butler y Tom Hanks.
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En 1986, a sus 23 años, Baz Luhrmann subió a un escenario en Bratislava, en la entonces Checoslovaquia, en el marco del Festival Mundial de Teatro Juvenil, para aceptar un premio a la mejor dirección por una obra llamada Strictly Ballroom. El camino de esa obra había sido largo, nueve años desde su concepción, pero ese premio fue decisivo para cambiar el rumbo de su vida. “Cuando logré ese premio teatral, lejos de sentir que había alcanzado el cielo, sentí que tenía mucho que explorar. Y la razón por la que después quise hacer mi primera película era para poner a descansar, finalmente, esa obra de teatro. Y fue cuando pensé que hacerla entonces en forma de una película era lo necesario para esa obra. Y fue lo necesario para comenzar mi amor por hacer cine”, recuerda.
Considerado uno de los cineastas más innovadores de principios del siglo XXI –y el más importante de Australia–, Baz Luhrmann ganó ese par de títulos después de haber completado un tríptico inconfundiblemente estilizado: Strictly Ballroom (1992), Romeo + Julieta (1996) y Moulin Rouge (2001). Esas películas, que se adhirieron a un estilo específico que luego fuera denominado como “la cortina roja”, se basaban en tramas simples con resultados predecibles, pero con mundos visuales sumamente ricos: iconografía, glamur, vestuario colorido, música, coreografía y luces rutilantes. A medida que Luhrmann se hizo más seguro en su posición como director y sus presupuestos aumentaron con cada película, su cámara y edición se fusionaron en una especie de estilo narrativo único que combinaba lo emocional y lo gráfico de maneras nuevas y revolucionarias.
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Mark Anthony Luhrmann nació el 17 de septiembre de 1962 en Sídney, Australia. Apodado Baz, pasó gran parte de su infancia viviendo en el pequeño pueblo rural de Herons Creek, en donde su padre operaba una gasolinera, criaba cerdos y dirigía el cine del pueblo donde el joven Luhrmann quedó cautivado por el poder de la narración. Después del divorcio de sus padres, él y sus hermanos se establecieron con su madre en Sídney.
Siendo aún adolescente, decidió seguir una carrera como actor y consiguió un papel cinematográfico junto a Bryan Brown y Judy Davis en Winter of Our Dreams (1981). Siguieron un par de papeles en televisión y Luhrmann se matriculó en el prestigioso Instituto Nacional de Artes Dramáticas (NIDA). Pero, habiendo confiado previamente en sus instintos de actor, encontró el programa de la escuela sofocante: “Recuerdo que era un ambiente bastante intenso, pero como era tan joven, decidí que era lo que quería ser, y lo hice de todos modos. Quería llegar tan lejos como pudiera. Quería experimentar todo, comer todo tipo de alimentos, tragarme el mundo”, explica el director.
No obstante, Luhrmann ya había estado alimentando una idea para una pieza teatral de un acto que llamó Strictly Ballroom, por lo que en 1986 escribió y representó una versión de 30 minutos. Luego formó una compañía de teatro llamada Six Years Old Company, con la que presentó una versión revisada y ampliada de Strictly Ballroom en 1987 y que resultó ser un éxito popular al hacer una gira por toda Australia.
Sobre la base de su creciente reputación, Luhrmann puso en escena Dance Hall (1989), que recreaba la apariencia de un establecimiento de la década de 1940 la noche en que se anunció el final de la Segunda Guerra Mundial. Más adelante llamó la atención su estilo progresivo al dirigir La Bohème, de Puccini, en la Ópera de Australia, en la que trasladó la acción al París de los años 50.
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Aprendí que Elvis siempre fue una persona inesperada. Eso se quedará conmigo toda mi vida
En 1992, Luhrmann dio el salto a la pantalla grande con la versión cinematográfica de Strictly Ballroom, donde transformó el material teatral en una historia cómica de excéntricos australianos obsesionados con el mundo de los bailes de salón competitivos. La película tuvo un gran éxito en Australia, Europa y Estados Unidos. Gracias a ello, el estudio 20th Century Fox lo contrató por tres años, lo que le permitió hacer su versión revisionista de Romeo + Juliet de William Shakespeare (1996). Ambientada en el contemporáneo estado de la Florida, la película fue protagonizada por Leonardo DiCaprio y Claire Danes como los amantes desafortunados que provienen de familias rivales.
El estilo de filmación de la película estuvo claramente influenciado por los videos musicales de la época, todo mezclado con el estilo de las películas de acción de Hong Kong. Además, presentó escenarios estilizados –diseñados por Catherine Martin, con quien Luhrmann se casó en 1997–, así como una vibrante banda sonora de música alternativa. A pesar de todo, Luhrmann se mantuvo fiel a Shakespeare con el uso del pentámetro yámbico (versos rimados) de la obra original. Los críticos estadounidenses estuvieron divididos sobre el resultado, pero la película encontró una buena audiencia, gracias a su atractivo elenco joven y su deslumbramiento visual, recaudando más de 45 millones de dólares en la taquilla norteamericana.
Luego Luhrmann vendría con Moulin Rouge (2001), una película musical que no fue la excepción en su estilo, ambientada a fines del siglo XIX y basada en parte en el mito de Orfeo. La película se estrenó en Cannes ante un público satisfecho, pero con reacciones mixtas de la crítica. El lujoso diseño de producción de la película, el vestuario colorido y el estilo rimbombante en la dirección atrajeron mucha audiencia, mientras que otros encontraron fallas con una trama liviana. No obstante, pocos tuvieron objeciones con las estrellas Nicole Kidman, Ewan McGregor y Jim Broadbent.
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A raíz de su éxito, Luhrmann llevó su adaptación de La Bohème a Broadway, donde disfrutó de una presentación de seis meses. La obra y él recibieron varias nominaciones a los Premios Tony, del cual su esposa fue la ganadora ese año por su diseño escénico. En el 2003 dirigió un comercial lujoso y multimillonario para Chanel titulado ‘N° 5 the Film’, protagonizado por Nicole Kidman y Rodrigo Santoro, y cuyo aspecto era muy a lo Moulin Rouge.
Después de invertir algún tiempo en un proyecto cinematográfico sobre Alejandro Magno, que no vio la luz, Luhrmann regresó a los cines con Australia (2008), la versión personalizada de las epopeyas históricas de la era clásica de Hollywood, ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. La cinta, que aplaudió la crítica, fue protagonizada por Nicole Kidman y Hugh Jackman.

Baz Luhrmann es actor, director, guionista y productor de cine australiano. Es considerado como uno de los mejores directores de Cine.
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Luego deslumbró con El gran Gatsby (2013), adaptación de la obra de F. Scott Fitzgerald, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Carey Mulligan, Tobey Maguire, Joel Edgerton y Elizabeth Debicki. La película que recibió dos premios de la Academia por dirección de arte y diseño de vestuario.
Fue entonces cuando Luhrmann dio el salto a la televisión aprovechando el ‘boom’ de las series, para trabajar con Netflix en The Get Down (2016), una historia sobre el nacimiento del hip-hop en la década de 1970, y donde se desempeñó como el creador y productor ejecutivo, así como dirigió el primer episodio.
Hoy, con Elvis, su más reciente película –que dirigió, produjo y escribió– presenta una historia sobre el tormentoso camino de la fama del cantante y actor Elvis Presley, brillantemente interpretado por el actor californiano Austin Butler. Aunque es visualmente impactante y musicalmente entretenida, no deja de ser una historia compleja. Otro gran reto que Luhrmann sacó adelante.
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Pienso que lo más importante de esta película es mostrar que un niño [Elvis], al igual que sucedió con el rapero Eminem, creció en una comunidad negra
Elvis triunfó en Cannes y en Australia. ¿Cómo puede describir las emociones en esos momentos?
Cuando hice mi primera película, Cannes salvó mi vida cinematográfica. Y creo que estar allí de nuevo, en medio de toda esa emoción, fue clave para nuestra película, porque fue hecha para atraer al público al teatro. Es un filme que quise hacer teatral. Y sé que esa ovación fue tanto por la película como por la idea de hacer cine y teatro. Significó mucho. Cannes nos ha salvado una vez más.
¿Por qué eligió a Elvis?
Soy un gran admirador de cuando Shakespeare toma una figura histórica y explora esa idea de una manera más amplia. Yo quería hacerlo así con una de las figuras musicales más grandes de todos los tiempos. Además, una de mis películas favoritas de joven fue Amadeus, de Milos Forman, pero ¿Amadeus realmente se trata de Mozart, o se trata de los celos entre Salieri y Mozart? Se trata de celos, y quise hacer lo mismo con Elvis, realmente respetarlo a él, a sus fanáticos y al amor que la gente tiene por ese personaje, pero también mostrar que es una exploración de América en los años cincuenta y sesenta y su relación con él, entre el mercadeo y el arte, el espectáculo y el negocio, entre el muñeco de nieve y el showman.
¿Qué nuevo aprendió de él?
Aprendí que Elvis siempre fue una persona inesperada. Eso se quedará conmigo toda mi vida. Puedes pensar una cosa sobre alguien y darte cuenta después de algo completamente diferente. Más allá de todo lo que digan de él, Elvis fue un ser profundamente espiritual.
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Además de rock and roll, la película rinde un tributo al blues. ¿Qué importancia tuvo ese ritmo para involucrarlo en esta historia?
Una de las grandes revelaciones fue que quería saber sobre este período en el que Elvis, después de que su papá se va a la cárcel, termina con su mamá. Su padre termina trabajando en el sur y Elvis y su mamá son tan pobres que terminan en una de las pocas casas designadas para blancos en la comunidad negra. Yo viví allí. Había un tipo, un caballero que falleció el año pasado, llamado Sam Bell. Un hermoso afroamericano mayor que me contó cómo Elvis tenía que caminar todos los días, de niño, por las calles de la comunidad negra para llegar a la comunidad blanca. Y me dijo: “Nos hicimos amigos rápidamente”. Y todo eso está en la película.
¿Qué más le contó sobre esa época?
Que iban a lugares donde se presentaban artistas y vieron a Big Boy Crudup y fueron a tiendas de campaña pentecostales y eso llevó a que Elvis, más tarde, fuera una de las únicas caras blancas en el Club Handy. Y ya ves, esto es cosa de jóvenes. Absorben todo tipo de cosas, especialmente alguien con un gran vacío en el corazón, como Elvis, que tenía un gemelo que nunca podría estar a la altura, que tenía el amor condicional de su madre, que siempre estaba buscando y absorbiendo. Yo crecí en un pueblo pequeño. Sé lo que es mirar a mi alrededor y decir: “¡Oh, Dios!, ¿cómo debo usar mi cabello?” Pero el punto es que Elvis Presley absorbió estas cosas y también las mezcló con su amor por la música country, el evangelio blanco, algo que mezcló.
¿Cuál es el factor “Elvis” más importante para mostrar en la película?
Pienso que lo más importante de esta película es mostrar que un niño pequeño, al igual que sucedió con el rapero Eminem, creció en una comunidad negra. Y eso a los niños pequeños no les importa. Sus personalidades están formadas por lo que les rodea y lo que absorbieron. Entonces, la música que salió de Elvis fue la música que él absorbió, la de sus amigos que eran músicos negros emergentes, que no eran famosos, como B. B. King en ese entonces. Su amor por el evangelio, con el que cantaba música gospel, porque ese era su lugar seguro. Y eso es muy importante para mostrarlo. Y eso es realmente lo que era Elvis. Hizo todo lo posible para decir: “Nunca inventé el rock and roll. Simplemente le puse mi toque”. Hizo todo lo posible para decir: “No me llames rey. Yo no soy el rey. B. B. King es el rey”. Hizo todo lo posible para decir: “Seamos realistas. Nunca cantaré tan bien como B. B. King. Era un tipo increíblemente sensible y espiritual.
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Luhrmann es muy amigo de los actores Hugh Jackman, Nicole Kidman7 y Craig Pearce con quien ha trabajado en Moulin Rouge, Romeo + Julieta y Strictly Ballroom.8
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Priscilla Presley estuvo en el estreno de la película en Cannes. ¿Qué tan involucrados estuvieron la familia y el patrimonio de Presley en la realización?
Cuando comenzamos el campo de investigación tuve varias reuniones encantadoras con Priscilla. Luego me reuní con Lisa Marie, su hija, y Riley, su nieta. Entiendo la inquietud, la ansiedad, tal vez incluso el escepticismo de lo que haríamos con la historia de su esposo, de su padre, de su abuelo. Y hubo inquietud.
¿Cuál fue la respuesta de Priscilla Presley cuando descubrió la película por primera vez?
Creo que Priscilla también tenía miedo de verlo. Sabíamos que ninguna crítica iba a significar más para nosotros que la reseña de la mujer que estuvo casada con Elvis Presley. No sabes cuánto tiempo fueron para mí esas dos horas. Y ella dijo: “Simplemente no estaba lista para eso. No sé”. Ella dijo que cada respiro de Austin, cada movimiento, el espíritu de la persona, la humanidad, el hombre, no el ícono, estaba allí. Priscilla dijo: “Si mi esposo estuviera aquí, hoy, lo miraría a los ojos y diría ‘maldita sea, eres tú’”. Y luego Lisa vio la proyección y siempre recordaré que miró hacia el cielo cuando la llevé al auto. Y pensé que iba a decir palabras, pero no dijo nada. Y luego ella mencionó que él era un padre, un marido, un abuelo, una persona. Y la mejor crítica que he recibido en mi vida es de ellas diciendo: “Y ahora hay algo que pueden mirar que es la verdad de la humanidad de un hombre”.
Una de las cosas por las que usted es muy famoso es por la fragmentación de melodías y la integración de elementos. ¿Cuáles fueron los desafíos de hacer eso y seguir haciendo que sea tan contemporáneo como clásico?
La gente dice lo que dice, y por ahora hago mis películas para hoy, pero también para el futuro, porque quiero que continúen. Ahora, una de las reglas más importantes del tipo de lenguaje que hago es una inmensa investigación histórica. Quiero decir, tengo una alianza con el sello RCA, lo he tenido durante años. Así que tuve acceso a increíbles tomas de material de Elvis. Nunca lo has oído cantar a los Beatles, cosas así. Cuando Fitzgerald escribió El gran Gatsby y puso una música callejera negra emergente, básicamente negra, llamada jazz en su novela, el relativamente joven escritor fue criticado porque se decía que el jazz iba a ser una moda pasajera. Era como el hip-hop en su época temprana. Y tenemos luego a Elvis cantando como Elvis. Tenemos a Austin cantando el clásico Hound Dog como Elvis.
Entonces, por ende, ¿se centra en mostrar lo clásico?
Pero también quiero estar presente ahora. Es evidente que es lo que era en esas épocas, pero hay una traducción al lenguaje audiovisual del cine.
Elvis, en efecto, rompió esquemas…
Elvis sabía cuán nerviosa era esa música, sabía cómo se sentía esa música en ese momento. Y lo evoco porque quiero que una audiencia más joven sienta cómo fue. Las primeras grabaciones de Elvis son preciosas. Son encantadoras, pero son educadas y encantadoras. Tengo, además, una grabación de una entrevista con el coronel Tom Parker. Es una grabación muy rara. Y él está hablando en primer plano. Y de fondo se escuchan algunos cantantes de country western. Y luego escuchas este lamento, el lamento es el sonido de un grito. Y sube al escenario. Quiero decir, Elvis solía escupir a la audiencia, rodar por el suelo: él fue el roquero punk original. Y su música era mucho más agresiva, fuerte, áspera y loca. Es por eso que todo en Russwood tiene una referencia histórica, pero lo trasladamos todo a un solo concierto. Pero esa actuación en Russwood, ese tipo de actuación de punk rock, eso es real. Elvis hizo eso. Solo quiero que la audiencia a la que no le importa Elvis, la audiencia más joven, sienta cómo fue estar allí.
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Elvis solía escupir a la audiencia, rodar por el suelo: él fue el roquero punk original. Y su música era mucho más agresiva, fuerte, áspera y loca
¿Qué significa la música para usted y qué música escucha?
Bueno, por obvias razones, Elvis siempre ha estado en el tope del gusto no solo mío, sino de toda mi familia. Es el rey, y eso es innegable. Pero en el pasado he trabajado en proyectos con Jay-Z, con Nas, he trabajado con Missy Elliott. Me encanta el rock y el hip-hop, pero también me encanta la ópera. Y para mí solo hay buena música. Se siente genial cuando encuentras un nuevo álbum o un nuevo artista al que vas a disfrutar, que ni siquiera sé si está en las listas de éxitos.
¿Existe alguna canción que lo transforme al momento de escucharla?
No mucho hoy en día. Pero puedo decirte que cuando era joven y estaba realmente un poco aislado, me pasaba con frecuencia. Y ahora me doy cuenta de que vivía en una especie de mundo de fantasía. En casa teníamos una gasolinera y la gente iba y venía, así que había mucha gente. Teníamos una sala de cine. Hacíamos en la familia de todo un poco. Pero te diré, tal vez no canté tanto porque no tengo voz, pero sí un muy buen tono. Y lo que mejor hago es bailar, porque crecí en una familia de baile y bailé en la escuela de teatro y me enseñaron todas las disciplinas de baile. Por eso la música y la expresión física pueden ser muy útiles cuando las palabras te fallan. Creo que a veces es bueno simplemente bailar o expresarlo así en mis películas.
Gracias por leer.
Esta entrevista fue realizada por Mario Amaya.
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Edición #119 Julio - Agosto
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