Este domingo termina el primer ciclo de la sexta temporada de ‘The Walking Dead’ y la verdad, a menos que pase algo totalmente inesperado o violento, esta podría considerarse una etapa tibia.
No obstante tener el arranque más brutal y exponer al que sería el antagonista más malo de toda la historia de la serie, todo quedó en una exploración emocional con un desarrollo argumental cargado de situaciones que pasaron de lo insólito a lo extrañamente ridículo.
Lo cierto es que la serie ofreció dolor, y hasta ahora solo ha recibido rabia de seguidores confundidos.
Negan nos debe un porcentaje más alto de su maldad y menos histrionismo. Rick tiene la oportunidad de despertar y tratar de imponer un poco de su fuerza perdida; ojalá Daryl dé señales de vida y Carol junto a Aaron salten al escenario para reactivar el ritmo de la producción.
Un sueño, por ahora, ya que no hay señales de una sorpresa. No sé por qué, pero veo en el personaje de Dwight la posibilidad de una verdadera revolución que le pueda dar aire a la serie.
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