La noticia de que regresa la serie ‘Will & Grace’, que hace una temporada se convirtió en un referente de comedia rompedora de esquemas al tener a un protagonista de la comunidad LGBTI, ha causado revuelo entre sus fanáticos y lleva a reflexionar acerca de un retorno que parece querer retomar el reconocimiento por sus riesgos, ahora que las series han tenido una mayor apertura social.
Cuando hay una mayor relevancia y tolerancia en la TV con temas que antes eran impensables, lo cierto es que la resurrección de este producto, protagonizado por Eric McCormack, Debra Messing, Sean Hayes y Megan Mullally, implica un reto adicional, ya que se trata de exponer algo novedoso de una fórmula que ya dominaban antes de que se convirtiera en una opción mucho más clara en la gran pantalla.
La cadena NBC anunció que ‘Will & Grace’ se verá este año (no especificó cuándo) y que tendrá diez episodios.
Viene una lucha interesante con una audiencia nueva que pretende ser seducida y, a la par, con una fanaticada que espera el mismo aire de irreverencia que le dio la marca de reconocimiento a la producción.
También será un reto abrirse paso entre una conciencia de público cada vez más orientada a lo políticamente correcto, que posiblemente tenga la oportunidad de criticar la receta de comedia en su nueva versión.
En un contexto en el que ‘Fuller House’ regresó para impregnar de nostalgia familiar lo que otra generación conoció como ‘Tres por tres’, con unos resultados tibios en términos de crítica; donde se espera la nueva piel de ‘24’, con ‘24 Legacy’, y en el que no hubo consenso si fue bueno o no el regreso de ‘Gilmore Girls’, ‘Will & Grace’ tiene que demostrar que tiene la experiencia para cambiar las reglas del juego, pues si se queda en lo mismo de antes, posiblemente no logre colmar las expectativas, algo que le pasó a ‘Expedientes Secretos X’ en su reciente retorno.
ANDRÉS HOYOS VARGAS
Cultura y Entretenimiento