Cada entrega de los premios Emmy es única y responde a la dinámica de la coyuntura actual en Estados Unidos. Pero también se desprende del carisma y el humor, usualmente negro, del presentador de turno. La de anoche, en el Microsoft Theater de Los Ángeles fue comandada por Jimmy Kimmel (del show 'Jimmy Kimmel Live!', de ABC), y el momento previo a las elecciones presidenciales en el país era el caldo perfecto.
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Con un directo 'vainazo' al productor Mark Burnett, quien estaba presente en la sala y, de hecho, ganó un premio ayer, comenzaron los apuntes políticos: "La culpa es de la televisión. Él (apuntando a Burnett) es la razón por la que Donald Trump está donde está", le dijo Kimmel al creador del reality show 'Celebrity Apprentice'. El público no se abstuvo de reírse.
Luego vinieron más momentos políticos. Julia Louis-Dreyfus, ganadora por su papel desopilante en 'Veep' como vicepresidente (y presidente) de Estados Unidos, señaló que su comedia pasó sorprendentemente a ser un documental y que se derribó el muro entre comedia y política: "Prometo construir ese muro (el de Trump) y México tendrá que pagar por él". Esto dijo en medio del temblor que acosaba a la recordada actriz de 'Seinfeld': su padre, al que dedicó el premio, murió dos días antes.
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El comediante estadounidense -de ascendencia india- Aziz Ansari (creador de 'Master of None'), empezó su paso a la tarima, para presentar una de las categorías, con el argumento de que hay que apoyar a Trump y, de paso, sacar del teatro a todos los musulmanes e hispanos del teatro. Agregó que eso además ahorraría tiempo del resto de la ceremonia de premios.
"Esto sería más fácil si estuviéramos en los Óscar", bromeó Ansari, haciendo referencia a los señalamientos cada vez más fuertes a los premios del cine sobre su supuesto racismo.
Por cierto, Ansari protagonizó el momento penoso de la noche, cuando subió a recibir el premio por dirección de un episodio de 'Master of None' junto a Alan Yang, quien dio un discurso y, cuando Ansari fue a tomar el micrófono, la música y las luces se apagaron. Lo insólito es que además lo intentó dos veces.
El tema de la pluralidad en los premios fue otra arista que Kimmel exploró varias veces durante el show. Esto, impulsado por varios factores: una amplia competencia de actores negros (muchos de ellos ganaron) y también la presencia del tema transgénero.
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Fue la participación exitosa de la serie 'Transparent', basada en el mundo de los transgénero, y además la gran apuesta de la plataforma Amazon en televisión por Internet, la que catapultó esta discusión. Varios actores y realizadores, encabezados por el veterano Jeffrey Tambor y la directora Jill Soloway, encabezaron una petición a la televisión y el cine de darle más oportunidades a esta población.
Tambor se llevó su premio por actor principal en comedia. Desde el primer momento de la ceremonia, Kimmel bromeó al entregarle una estatuilla en su silla, insinuando que así "se ahorrarían unos 20 minutos de ceremonia". Tambor luego subiría dos veces al tablado del Microsoft Theater para recibir el galardón y dar un discurso en el que también reconoció la capacidad de riesgo de Amazon, y para hacerle un homenaje a un amigo, el comediante Garry Shandling, que murió este año.
"Dejemos algo en claro: no existe eso de mejor actor", dijo Tambor.
Diez horas para la televisiónLos premios, que fueron liderados en sus categorías principales por las producciones 'Game of Thrones' y 'The People vs O.J. Simpson', son una ceremonia que entre alfombra roja, el acto y la fiesta posterior, conocida como The Gobernor's Ball, se toma unas diez horas.
Desde medio día, la ciudad de Los Ángeles empezó a moverse al ritmo de los Emmy. El trancón de limosinas por la calle Figueroa, que conduce al Microsoft, era interminable, aun más con las medidas extremas de seguridad para revisar cada vehículo, como un reflejo de los eventos que ocurrieron en Nueva York el día anterior.
Ya al interior de la ceremonia, que es un encuentro de la industria, pero también asisten invitados e incluso logran entrar fanáticos dedicados, todo está dispuesto a las sorpresas.
El arranque fue protagonizado por tres de los niños de la serie 'Stranger Things', que cantaron el éxito 'Uptown Funk' ante el delirio del público. Ellos mismos se encargarían de ayudar a Kimmel en otro momento muy original: cuando repartieron miles de bolsas con sánduches y jugos que supuestamente había preparado la madre del presentador.
De hecho, cada bolsa contenía la merienda y una servilleta con un mensaje escrito por ella, firmando "Jimmy's Mother".
Las escenas de 'Stranger Things' fue lo mejor que le pudo pasar a Netflix, quien no tuvo una buena racha: no hubo premios ni para 'House of Cards' ni para 'Better Call Saul' o 'Unbreakable Kimmy Schmidt', de las que se esperaba estuvieran en las listas. Sus premios estuvieron en las comedias de situación como 'Master of None' y los 'stand-up comedy'.
Por supuesto, como ya es "tradición" de los premios, hubo un momento marcado por la colombiana Sofía Vergara: cuando Jimmy Kimmel hizo referencia a que esta era la última edición de los Emmy bajo la gerencia de los Emmy del CEO Bruce Rosenblum, señaló que esta noche era la última oportunidad que tendría de conquistar a la colombiana. En ese momento las cámaras enfocaron a Vergara, cuya expresión fue contundente.
Culminada la ceremonia, que puso hasta al escritor George RR Martin en tarima (al recibir con los productores y actores de 'Game of Thrones' el premio principal a mejor serie dramática), empezó la fiesta en el centro de convenciones de Los Ángeles, contiguo al teatro, en la que, en más de 700 mesas, se mezclaron público y competidores. Allí se les vio a Bob Odenkirk con su esposa, a Azis Ansari con toda su familia India -que actúa en su serie- y a John Travolta huyendo de la multitud junto a su esposa.
CARLOS SOLANO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
Enviado especial a Los Ángeles, EE. UU.
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