Se trata del cuento de García Márquez que cobró especial notoriedad por la adaptación cinematográfica con la que el mexicano Alberto Isaac se inauguró como director de largometrajes en 1965, con un curioso elenco compuesto por Luis Buñuel, Juan Rulfo, Carlos Monsiváis, Arturo Ripstein y el mismo Gabo, entre otros.
Ahora el Teatro Libre se le midió a otra adaptación con interesantes novedades, como el final, que parece inspirado en Dostoievski, pues Dámaso, el protagonista, pasa de ser el muchachito de 20 años que robó las bolas del único billar del pueblo y que será condenado a pagar 200 pesos más que no se ha robado, “no tanto por ratero como por bruto”, una especie de pícaro que va por lana y sale trasquilado, a un hombre un poco mayor que se ve empujado por las circunstancias a convertirse en asesino, con lo cual el relato adquiere dimensiones trágicas.
Es una exploración dramatúrgica muy acertada que hacen Adriana Marín y Juan Diego Arias, autores de la versión teatral del Libre, sobre las posibilidades de insertar variaciones en personajes o situaciones de textos muy conocidos.
Sobre esa base, el grupo, bajo la dirección de Ricardo Camacho y Miguel Diago, hace una puesta de gran riqueza visual y sonora con elementos como el video en blanco y negro, con el que se hace homenaje al cine clásico, en el que vemos a Héctor Bayona y Diego Barragán personificando a los corruptos juez y alcalde en escenas que aprovechan al máximo el poder narrativo de los primeros planos.
Jeyner Gómez, a quien ya hemos visto en otras producciones del Libre, es el encargado de dar vida al protagonista, que en esta versión trágica plantea dilemas de corte psicológico que el actor ha sabido desarrollar.
Jueves a sábado, 7:30 p. m. Teatro Libre del centro. Calle 12B n.° 2-44, Bogotá.
Alberto Sanabria
Crítico de teatro
sintelones@hotmail.com